Dice Diego Toni (53), Gerente de Contenidos de Canal 9 desde 2013, habla de latas televisivas, el mito del “fantasma” González y su relación con Sofovich
Por: Leni González, @LenideEscalada
Esto es lo más winner que puedo ser”, dice Diego Toni al fotógrafo, que le sugiere mayor entusiasmo ante el flash. Pero no. Con un aire dolinesco, el gerente de Contenidos de Canal 9 se parece más a un pensador melancólico que a un empresario. “Cuando era joven, con los rulos, me encontraban parecido a Ricardo Darín”, arrima sin obtener respuesta. En cualquier caso, queda claro que lo suyo está detrás de cámara. Por herencia o por ósmosis, algo de esa inclinación tenía que llegarle.
Hijo de Luis Pedro Toni, conocido periodista de Espectáculos, a su casa la visitaban el megaconductor Pipo Mancera y el inventor de Crónica, director de canales y empresario Héctor Ricardo García quien, además, es su padrino. “Me pasaba a buscar y nos íbamos a pasear”, dice el responsable de la programación de Canal 9 desde abril de 2013.
¿En esa casa se hablaba todo el día de chimentos?
No. Mi mamá era ama de casa, papá estaba afuera todo el día y cuando llegaba no se hablaba de trabajo. Salíamos los fines de semana, mucho al cine, toda la familia. Aquella familia del barrio de Villa Devoto y Belgrano estaba formada por los padres y tres hijos varones: además de Diego, Luis –en la actualidad trabaja en el canal– y “Tochi”, que tiene síndrome de Down y vive en el hogar paterno. La bioquímica Marcela Cambas (53), Agustina (20), estudiante de Arquitectura, y los mellizos Franco y Tomás (18), estudiantes de Ciencias Exactas, uno, y de Ciencias de la Comunicación, el otro, son la familia que fundó en los ´90. Tal vez por conocer a los periodistas, Toni habla poco de su historia doméstica. Sin dejar de ser amable, es muy parco y hay que andar robándole las palabras.
¿Qué hacía de chico?
Miraba mucha pero mucha televisión, tanto que hasta hoy te puedo repetir los horarios y la programación de los canales.
¿Y no jugaba al fútbol? ¿De qué club es hincha?
Sí, jugaba. De Estudiantes de la Plata.
¿Qué? ¿Pero usted es de La Plata o tiene algún tío por ahí?
No. De chico, a fines de los ´60, seguí la campaña de Estudiantes. Mi papá era comentarista deportivo y acompañaba a Enzo Ardigó. Iba con ellos y me hice hincha. Pasó el tiempo y ahora llevo a mis hijos a la cancha.
¿Dónde estudió?
La secundaria la empecé en el Colegio Episcopal, en Devoto, pero me cambié al Saint Jean, en Urquiza, donde tuve de compañero a Jorge Rial.
¿Cómo era?
Igual que ahora, un gallego calentón.
¿Siguió estudiando?
Fui a Derecho pero no seguí, quería trabajar. A mi papá no le gustó pero me dejó hacer, no se metió.
¿Consiguió trabajo?
Le pedí trabajo a mi padrino, en Crónica. “¿Querés trabajar? –me dijo– Bueno, te espero mañana a las 9 en el diario”. Ahí estuve. Él no había ido. Lo esperé. Llegó a las cuatro de la tarde. Nunca llegaba antes. Lo hizo para probarme, para ver cuántas ganas tenía de trabajar.
¿Y trabajó?
Sí. Creía que iba a ser su mano derecha o algo así. Me mandó de cadete a la sección Publicidad. Me quedé un tiempo hasta que me salió una oportunidad en la revista “Semana”, de Editorial Perfil, y un trabajito en el programa “La casa de Patricia”, con Patricia Lage por ATC, donde empecé a producir y me di cuenta de que quería eso. Después estuve en Teledos con Lucho Avilés y con Gerardo Sofovich; comencé como asistente de producción en “La noche del domingo”.
¿Cómo se llevaban?
Mi pasión por este negocio la aprendí de él, durante veinte años trabajé con él. Aprendí mucho y también discutíamos mucho. Era muy celoso, no quería que lo dejaras ni trabajaras para otro. Era un tipo que veía más allá, igual que García o Tinelli que ven notas donde la mayoría sigue de largo. Una vez, en los clasificados encontró a un tipo que vendía un oso hormiguero y lo llevó a “La noche del domingo” y fue un éxito. Esa clase de cosas que los comunes no haríamos.
¿Lo extraña?
Por suerte nos amigamos. Durante cinco años estuvimos sin hablarnos. Se enojó porque no me fui a América con él, me quedé en el 9 adonde había ido por Hadad, a quien conocí como productor y como gerente del canal. Estaba bien ahí, no quise cambiar, pero Gerardo no lo entendió. Cuando volvió al 9 nos amigamos.
¿Canal 9 es el “canal de las latas”?
Siempre la televisión argentina usó latas, mucho antes de que las legitimara El Trece con la novela turca “Las mil y una noches”. Claro que son más baratas que una producción nacional propia, eso no se niega pero, por otro lado, ¿por qué te vas a privar de ver esas ficciones extranjeras? De la misma manera que está perfecto que nuestras producciones se vean afuera, como las latas de Natalia Oreiro o antes de Andrea Del Boca que fueron furor en Europa del Este e Israel. Además, acá hay cosas que ya no se pueden hacer. Es un camino que se abandonó. Lo inició Alejandro Romay pero se apostó a producir para el mercado interno y no al internacional.
¿Lo siente como una revancha que Telefe y El Trece programen “latas” brasileñas y turcas?
No es una revancha. Alguien creó esa campaña maliciosamente cuando el canal buscaba afinar sus cuentas y tenía más latas. La realidad es que todos los canales las tienen. Crecí con “Brigada A”, “El santo”, “Los tres chiflados”, “Ladrón sin destino”, “Los dukes de Hazzard” y eran latas, pero no las llamaban así, eran series. Le dicen latas las mismas personas que las fabrican: Pol-ka o Underground hacen buenas latas que venden al exterior. Decirle "latas" despectivamente no me gusta, es parte de la industria y de la globalización.
Su padre es periodista de Espectáculos y habla de cine y teatro en lugar de chimentos. Sin embargo, hoy periodista de espectáculos se convirtió en sinónimo de chimentero. ¿Por qué pasó?
Porque la gente va mucho menos al cine y al teatro. Antes se llenaban y había varias funciones. Ahora no. El que quiere leer una crítica, la busca en Internet. En el cable puede haber algo así pero no en el aire que es popular, donde la mayoría de la gente, repito, no va a ver espectáculos.
¿Cómo ve el futuro de la televisión?
La televisión no va a desaparecer. Cambia el formato. Hay pocos recursos para sostenerla porque la torta publicitaria se reparte entre muchas más cosas. Nosotros trabajamos para expandir las multipantallas.
¿Cuánto le preocupa la carrera por el rating?
Banco mis programas, los espero a que crezcan y no doy manotazos desesperados de último momento. Además cambiar la programación es carísimo. Hay que darles tiempo a los productos. Por ejemplo, “Combate”, se fue consolidando de a poco. Había que construir ese televidente joven conectado a las redes sociales que no teníamos. También nos va bien con los unitarios. No quiero ficciones diarias. Me gusta un canal familiar, blanco, como lo que hizo Gustavo Yankelevich en Telefe, pero sin grandes figuras y con mucho entretenimiento. Me encantaría traer a Diego Capusotto, Guido Kaczka, Mariano Peluffo, Iván De Pineda. Pero no estoy en carrera contra lo que hacen otros; quiero acercarme a la gente, ese es mi desafío.
Otro misterio: ¿cómo está formado Canal 9?
Había un mito que decía que Kiss pisaba pollitos en el escenario. Con el 9 también se construyó un mito, una campaña de prensa que el canal no contestó. En el canal trabajan 600 personas, nadie perdió el trabajo y hay ocho estudios de los que se usan seis con HD. El 9 tiene una alianza estratégica con el grupo Albavisión, donde Remigio Ángel González es un socio más, con socios de capitales argentinos: no hay ningún misterio, es imposible vivir fuera de la ley.
¿Diego Gvirtz, productor de “TVR” y “Duro de domar”, va a continuar en el 9?
Es mi amigo. Lo conozco desde hace 25 años. Su contrato se termina a fin de año y seguramente continuará. Me gusta “TVR” aunque quisiera que saliera los lunes. Si te referís a cuestiones políticas, no hay una línea política en el canal, ni yo la tengo; es cuestión de cada producción.
¿“678” podría mudarse al 9 si hay un cambio político?
No, no creo.
¿Le llega algún rebote todavía del affaire Viviana Canosa?
No, ya fue. No tuve nada que ver. Tantos años haciéndose la mala, después se lo tiraron todo encima. Pero nosotros quedamos en paz. Ojalá la vaya bien.
En 2014, con “El patrón del mal”, el gran año de “Bendita” y la consolidación de “Qué mañana!” muchas meses se ubicaron en el tercer lugar ganándole a su competidor, América. Pero este año otra vez pasaron al cuarto.
Ellos hacen muy bien los programas de chimentos, los de discusión con panelistas, tienen esa especialidad, y con “Gran Hermano” les ha ido bien. Acá, las narconovelas funcionaron muy bien, abrieron un espacio a la audiencia masculina. Pero ahora tenemos que reacomodarnos. Las mañanas las ganamos con Ariel Rodríguez Palacios pero no entra en el promedio del Ibope. Y el noticiero, con el refuerzo de Marisa Andino, también creció. Con las telenovelas de la tarde vamos a seguir porque son una alternativa a los chimentos. Para los fines de semana tenemos los formatos de Ideas del Sur, “Tu mejor sábado” y “Tu mejor domingo”, y sumamos el talent show familiar “Está cantado”. En este país se discute todo y de la tevé hablan todos y opinan igual que con el fútbol.
Fuente: Revista Noticias