Las informaciones sobre violencia de género necesitan "regulación y control" y se deben potenciar políticas de igualdad que impidan malas prácticas en este ámbito en los medios de comunicación.
Éstas son las principales conclusiones del debate "¿Qué pueden hacer los medios de comunicación contra la violencia machista?", organizado por Periodistas por la Igualdad en Madrid.
La directora de la Fundación Mujeres, Marisa Soleto, la periodista especializada de Eldiario.es Ana Requena, la informadora de TVE Eva Herrero, el periodista de Cuartopoder.es Pedro de Alzaga y la socióloga Cristina Hernández han incidido en la necesidad de que haya una especialización en igualdad en los medios de comunicación.
Requena, que ha sostenido que hay que estudiar cómo humanizar las noticias sobre las víctimas, ha apostado por la aplicación transversal de la perspectiva de género en todas las secciones de los medios.
Soleto, por su parte, ha solicitado que los informadores sigan un manual deontológico a la hora de publicar noticias sobre violencia machista y ha pedido a los periodistas compromiso y autorregulación para que el periodismo también luche contra esta lacra social.
Decálogo para el tratamiento periodístico de las víctimas de la violencia machista
1– Hablemos de violencia machista, no de violencia de género. Evitemos los eufemismos. Hacen de menos a las víctimas. El lenguaje está en el origen de los cambios. El mismo que aún criminaliza a las víctimas en muchas informaciones. Así que evitemos banalizar con descripciones como “era bebedor”, “era celoso” o “ella iba sola por la calle de madrugada”, declaraciones muchas veces vertidas por testimonios de vecinos que no aportan nada y parecen justificar las agresiones.
2– El protagonismo en las informaciones sobre violencia machista es para las víctimas, que generalmente quedan invisibilizadas, no para el agresor. Una forma de darles el lugar que merecen en el periodismo es recoger siempre voces de expertas y expertos para completar y contextualizar las noticias. Otra es evitar los estereotipos que tantísimo daño hacen. Las mujeres somos mucho más que “brujas” o “peleles”, dos de los arquetipos usados por los medios para encasillar a las mujeres que denuncian la violencia. Demos esquinazo al sensacionalismo.
3– Para reforzar ese protagonismo de las víctimas, reivindicamos como periodistas más espacio en los medios para la violencia machista. Recordemos que fue un logro de las periodistas sacar estas informaciones de las páginas de sucesos. Pero creemos que hace falta, por la envergadura del tema, una prioridad absoluta en las agendas de los medios de comunicación.
4– Acompañar siempre las informaciones con el teléfono de denuncia del maltrato y, muy importante, con el teléfono y el sitio web de ayuda al menor. La protección de la mujer y el menor tendría que estar muchísimo más reforzada. Porque se puede y porque se ha visto en otras circunstancias, como las que rodeaban por ejemplo a las víctimas de ETA.
5– Con el fin de no normalizar la violencia machista en los medios, proponemos dotar a estas informaciones de una mayor carga humana. Si entrevistamos, en lugar de a los vecinos, a los familiares o personas del entorno muy cercano a la víctima no perdemos la empatía del receptor. El mensaje queda claro: ‘mañana puedo ser yo’. Y del mismo modo habría que abordar los balances que se hacen de las víctimas; con un enfoque más humano y mucho menos mecánico. La frialdad termina por normalizar los dramas.
6– Tenemos que exigir desde los medios penas mayores para los agresores, una tarea factible si contamos con la opinión de expertas y expertos en la materia. El porcentaje de mujeres y menores asesinados por sus padres, parejas o ex parejas con orden de alejamiento es muy elevado.
7– Es absolutamente necesario que los políticos colaboren con los periodistas en esta empresa imprescindible. El compromiso de todos es fundamental para acabar con la violencia machista. Pero, ¿cuántos políticos asisten a los funerales de las víctimas de violencia machista? Pidámosles declaraciones desde un primer momento. También respeto para las víctimas desde los Presupuestos Generales del Estado.
8– Disponer de datos de calidad acerca de las víctimas es ya una urgencia. Como periodistas, debemos exigirlos. La obtención de cifras objetivas de la violencia machista resulta indispensable en un país democrático y desarrollado. No podemos consentir que, ante esta lacra social, año tras año siga habiendo lagunas entre datos oficiales y no oficiales. Se necesita para ello una firme apuesta del Estado por destinar recursos para la investigación feminista.
9– No podemos, por último, olvidarnos de las guerras, tristes contextos donde infinidad de mujeres y menores son violados y asesinados. Aquí también hace falta más espacio informativo. Las víctimas superan siempre a los soldados muertos y no tienen, como éstos, monumento alguno. Mientras, aunque las mujeres explotadas por las mafias para comercio sexual ya desaparecieron de los medios de comunicación, seguimos encontrando anuncios de esclavas sexuales en los parabrisas de nuestros coches.
10– Todo lo anterior no se logrará sin el compromiso de los directores/as de los medios de comunicación. Es en este punto donde exigimos la ruptura del techo de cristal, porque las víctimas de la violencia machista en particular y la ciudadanía en general necesitan más mujeres en puestos de decisión.
Nuestra ilusión: seguir mejorando este decálogo.
Nuestro sueño: que algún día ya no hagan falta decálogos.
La Asociación de Periodistas por la Igualdad, es una organización feminista que da sus primeros pasos con estos objetivos: generar debate en torno a los problemas que ocasiona el patriarcado, tanto para las periodistas como para el conjunto de la sociedad; visibilizar los esfuerzos feministas desde los medios de comunicación; vigilar y denunciar las malas prácticas y premiar las buenas; hacer autocrítica; y formar grupos de trabajo para investigar errores y formas de solventarlos de cara a un periodismo más justo, también para la sociedad.
Fuentes: Asociación de Periodistas por la Igualdad y Agencia EFE