domingo, 11 de noviembre de 2018

Un proyecto para estudiar la propiedad de los medios y los riesgos de la concentración

El diario Tiempo Argentino será el socio local de Reporteros Sin Fronteras en su iniciativa global para identificar la titularidad de los principales medios de cada país y visibilizar los conflictos de intereses
Por: Javier Borelli
¿Quiénes son los dueños de las empresas que producen la información que consumimos para tomar decisiones? ¿En qué otras compañías tienen participación accionaria? ¿Hacen pública esa relación cuando informan sobre temas en los que tienen conflicto de intereses? ¿Existe otro país en donde un conglomerado no sólo produzca los contenidos más distribuidos en TV, radio, gráfica y online, sino también posea la infraestructura para hacerlos circular o produzca los insumos que necesitan sus competidores para existir? Todas estas preguntas intentarán responderse en el Monitoreo de la Propiedad de los Medios que, desde esta semana, lleva adelante Tiempo en colaboración con la organización Reporteros Sin Fronteras.

El proyecto consiste, básicamente, en el armado de una gran base de datos abierta al público con información sobre los 50 principales medios del país en cuatro soportes: radio, televisión, gráfica e Internet. El relevamiento incluye no sólo la propiedad, su historia y su alcance en términos de audiencia, sino también los posibles conflictos de intereses que tienen sus propietarios y un análisis exhaustivo sobre la legislación que permite el armado del mapa de medios.

Esta investigación ya fue realizada en otros 20 países, de los cuales cuatro son de América Latina (México, Colombia, Perú y Brasil). En Argentina al equipo de periodistas se suma la coordinación académica del especialista en medios Martín Becerra y del investigador Agustín Espada. Ellos tendrán la tarea de recabar esa información que muchos tratan de ocultar y analizar los resultados que reflejen el panorama de concentración en el país. También evaluarán los "riesgos de la concentración" siguiendo una metodología internacional elaborada por el Instituto Universitario Europeo.

"Hay un dicho que dice: muéstrame cómo es tu mapa de medios y te diré en qué país vives", provoca Olaf Steenfadt, coordinador global del proyecto MOM (por sus siglas en inglés). "En todo el mundo las estructuras sociales suelen reflejarse en el sector de los medios. Así se ve que las mismas familias propietarias también son terratenientes o tienen participaciones en todo tipo de negocios y hasta bancas en las distintas legislaturas", agrega el periodista alemán que también integra el "Grupo de Alto Nivel sobre noticias falsas y desinformación online" del Comité Europeo.

Steenfadt vino a la Argentina para participar del lanzamiento del proyecto que se realizó esta semana con la participación de representantes de organismos de protección de la audiencia, del sistema de medios públicos, de organizaciones de la sociedad civil, de sindicatos, especialistas en Derecho a la Comunicación e investigadores de universidades públicas nacionales. La publicación de los resultados ocurrirá en abril en el marco de un encuentro regional donde se pondrá en perspectiva la situación argentina.

"Estamos muy entusiasmados en colaborar con un proyecto autogestionado como Tiempo", detalla Steenfadt. "Creemos que es un modelo alternativo y muy promisorio que nos interesa seguir discutiendo en la presentación de abril. Creo que será una oportunidad que nos permitirá reunir especialistas de toda la región para hablar también sobre la necesidad de generar legislación valiosa sobre propiedad cruzada de los medios. Porque no hablamos de ingeniería espacial, sino de voluntad política. Hemos reunido un montón de información y ejemplos, y creemos que es tiempo de compartir".
Aquí pueden consultarse los informes de los países.

Un sector opaco en reglas e intereses
Por: Martín Becerra - Investigador
La concentración ocurre cuando un actor (empresa, grupo) acapara mayor proporción de un sector de la que poseía. La concentración no ocurre en el vacío, se hace a expensas de otros y tiene efectos: cuando ese actor incrementa su concentración, otros actores reducen su capacidad de intervenir en ese sector. Esta definición condujo a los países capitalistas centrales a regular la concentración excesiva para evitar el abuso del poder del que gozaba el concentrado.

En el caso de los medios y actividades colindantes (telecomunicaciones, Internet), la concentración preocupa más, ya que opera sobre la cultura, el clima de noticias, opiniones y percepciones de la sociedad. La concentración de la palabra en pocas manos es la antítesis de la democracia, porque reduce la producción y circulación social de perspectivas que nutren el debate democrático. Así lo expresan los principios internacionales en materia de Derechos Humanos y diversidad cultural, que imponen al Estado obligaciones para proveer pluralismo y para limitar la concentración excesiva.

Documentar los niveles de concentración ha sido siempre un objetivo resistido por el statu quo pues expone sus condiciones de privilegio. Pero, como parte del compromiso con la mejora de la calidad democrática, esa labor es fundamental. A ello apunta el proyecto de mapeo de la propiedad de medios que Tiempo Argentino y Reporteros Sin Fronteras lanzan ahora en la Argentina, para proveer a la discusión de evidencias acerca de un sector que suele reclamar transparencia pero que es opaco en sus reglas de juego y en sus intereses.
Fotos: Daniel Baca
Fuente: Tiempo Argentino

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