Por: Laura Ventura
Apenas parpadea. Mira fijo a su interlocutor con desconfianza, como si lo fueran a atacar, pero responde. Le hubiese gustado evitar las preguntas. Hombre de bajísimo perfil, Diego Gvirtz, creador del ciclo TVR , basado en archivos y que luego de emitirse en varios canales ahora sale por Canal 9, y productor del cuestionado y polémico ciclo oficial y oficialista 6, 7,8 , asegura que se siente a gusto con su anonimato y que la gente no lo reconozca por la calle.
"¿Cuál es? ¿El pelado?", dos estudiantes intentan identificarlo en el panel de una charla realizada en la Universidad Di Tella. Y luego, como groupies, lo esperarán para darle un beso y palmarle la espalda.
Pero Gvirtz también cosecha, con la misma fecundidad, detractores. Blanco o negro.
Ellos o nosotros. En su discurso, de un tiempo a esta parte, parece no haber términos medios. Tras años de silencio cuidado, tras la conferencia abierta, accede a dialogar brevemente con La Nación, y confiesa que prepara con su productora PPT un programa del estilo 6, 7,8, pero para Telesur, la cadena latinoamericana con sede y financiamiento en Venezuela, desde donde cubrirá la actualidad de los medios en el continente.
El productor aprovecha para definir su ciclo como un "programa de medios", y no un programa político, a pesar de que muchos funcionarios suelen participar del piso.
Este año electoral también será agitado. Minutos antes, frente a la audiencia de corte universitario declaró con contundencia: "Si pierde Cristina, nos van a eyectar del aire". Los dos muchachitos que no lo identificaban, luego, rodearon a esta cronista y a un colega de Clarín que mantuvo una acalorada discusión con Gvirtz, y hasta intervinieron en las conversaciones enarbolando espontáneos manuales sobre el ejercicio del periodismo.
Un estilo repetitivo
Durante la conferencia titulada "Medios, conflicto y democracia en la Argentina actual", dentro de un ciclo sobre Medios y Política, Diego Gvirtz aprovechó para justificar el tratamiento con el que aborda los temas, también en Duro de domar (Canal 9, de lunes a viernes, a las 22, conducido por Daniel Tognetti), sostenido en la repetición insistente de fragmentos televisivos editados y subtitulados: "Primero, muchas veces, con la dinámica de un programa diario, no llegamos a investigar un tema como nos gustaría y por eso repetimos una información; segundo, los temas de agenda se repiten; tercero, tenemos cierta economía de recursos".
Otra de las críticas que recibe Gvirtz es que su programa, que posee un marcado sesgo ideológico, en la TV Pública que debería tener una línea editorial neutral, es financiado con dinero del Estado. También fue una de las aristas sobre las que respondió en el encuentro y en el que relativizó la cuestión económica, aún sin dar precisiones del costo. "¿Cuánto costaba al Estado antes de 6,7,8 un espacio que no veía nadie? Suponiendo el 200% de inflación, hasta le hacemos ahorrar plata al Estado", lanzó el productor en la mesa conducida por los prestigiosos profesores Philip Kitzberger y Juan Gabriel Tokatlian.
Luego, en charla aparte, Gvirtz aprovechó para utilizar otro de sus argumentos favoritos y que parece estar por detrás de la iniciativa gubernamental de instalar una medidora de rating oficial. Ante La Nación sostuvo que desconfía de las cifras del rating que lleva a cabo Ibope: "Hay otras mediciones que arrojan números tres veces más grandes que lo que dicen esas planillas [el jueves, según esa medición, registró 3,1 puntos]. Y si tuviera sólo esa audiencia, no tendría la repercusión que tiene".
Durante la jornada organizada por la casa de estudios, en su sede de la calle Miñones, anteayer a la tarde, el polémico productor aprovechó para hacer un racconto de su formación, de su carrera y de su pasado político. Es egresado de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini y recibido de contador público.
Además de su educación pública, Gvirtz se definió a sí mismo como proveniente de "una familia de centroizquierda moderada", destacó su inclinación inicial por el radicalismo y manifestó que nunca tuvo un papel activo en la militancia, salvo por una breve participación en Franja Morada, además de un pasado alfonsinista y luego antimenemista.
Foto: Julián Bongiovanni
Fuente: Diario La Nación