miércoles, 19 de abril de 2017
Noticias falsas: ante el aumento de ataques en Argentina, el gobierno dice estar tranquilo. Las empresas, no tanto
Muchos creen que habría que vigilar y castigar a los propaladores de fake news (noticias falsas), pero el gobierno asegura que no está preocupado de cara a las elecciones
Por: Diego Dillenberger
Gastón Roitberg es el secretario de Redacción Multimedia del diario La Nación. En un panel en AdEPA (Asociación de Empresas Periodísticas de Argentina) fue la semana pasada uno de los cinco encargados de ayudar a entender qué son las fake news: un fenómeno que preocupa tanto a medios, gobiernos como empresas. Que no tiene nada de nuevo, pero que cobró relevancia por la impresionante velocidad con que se propaga en el mundo de la política y el temor de que un ataque de noticias falsas desde distintos puntos de Europa del este, presumiblemente con ayuda del gobierno ruso, hayan contribuido a instalar en la Casa Blanca al presidente más controvertido de la historia de Estados Unidos.
“Fíjense en esta imagen, prueben haciendo click con el botón derecho del mouse y verán que el origen de la foto es muy anterior al que reclama este twitt del líder piquetero Luis D’Elia”, -imputado en una gravísima causa por sospechas de que es un espía iraní -, le decía a su audiencia mediante una presentación en Powerpoint. Se trataba fundamentalmente editores de medios del interior.
Compartía el panel con Agustino Fontevecchia, de Perfil; Matías Attwell, de Google; Fernando Ruiz, de la Universidad Austral, y el moderador, Martín Etchevers, dircom de Clarín. “Fíjense que esta foto, usada para ilustrar una supuesta represión de gendarmes a manifestantes durante el actual gobierno de Mauricio Macri, en realidad es de agosto de 2015 del anterior gobierno de Cristina Kirchner. Es una forma fácil y rápida de detactar una noticia falsa”, explicaba Roitberg durante el panel que fue el centro de la última Junta de Directores de AdEPA.
Así como Facebook creó una advertencia o guía en sus páginas sobre cómo identificar posibles fake news y cómo investigar si las noticias son realmente falsas, Google también tomó medidas: anunció que sus usuarios podrán ver desde la pantalla de resultados si una información fue verificada por sitios especializados, como PolitiFact o por los equipos de fact-checking de los medios más relevantes y prestigiosos de Estados Unidos.
Pero, ¡oh ironía! la foto en cuestión que mostró Roitberg de un grupo de gendarmes reprimiendo en agosto de 2015 durante el gobierno de Cristina Kirchner es la misma que cuatro días después volvió a usar el diario PáginaI12 en su tapa para ilustrar la supuesta “represión” del gobierno de Macri.
El fallido intento del diario antimacrista pone de manifiesto un fenómeno que no es nuevo, pero que preocupa tanto a gobiernos como empresas. Después de todo, muchos expertos atribuyen a las noticias falsas propagadas por adolescentes desde sitios de Europa del este, como Macedonia, Bulgaria y Rumania –con la sospecha de que Moscú estuvo detrás- un rol importante en el inesperado triunfo de Donald Trump en Estados Unidos.
Pero el ataque de fake news en Argentina, que se acelera a medida que se acercan los comicios legislativos clave que podrían avalar o debilitar a Cambiemos, parece hoy preocupar más a los medios y a las empresas que al propio gobierno de Cambiemos.
“Pensamos tratar a las fake news como se suele tratar a los falsos rumores, no dándoles entidad. Salir a desmentir es darles entidad”, asegura una fuente de los equipos que trabajan en redes sociales del gobierno. El experto no está convencido de que el ataque de fake news en Estados Unidos haya sido tan relevante como para ser el principal motivo que llevó a Trump a la Casa Blanca y tampoco está convencido de que las herramientas de control de noticias falsas de Facebook y Google sean muy efectivas.
“Creemos más en la opinión pública y vemos que la credibilidad de los medios que las reproducen está debilitada. No creemos necesario armar una página propia al estilo “Chequeado.com” para rebatir falsedades”.
El funcionario también niega que el gobierno mantenga trolls o call centers dedicados a contrarrestar noticias falsas o directamente operar contra la oposición, como se sostiene. “Que digan lo que quieran, hay total libertad de expresión”, afirma.
No todos los gobiernos opinan igual. Alemania se aproxima rápidamente a elecciones parlamentarias que ponen en juego la continuidad de la primera ministra Angela Merkel, y se está preparando para ataques de fake news de su eterno enemigo, Putin. No se toman a la ligera el triunfo de Trump en Estados Unidos.
El cogobernante y a la vez rival de Merkel, el Partido Socialdemócrata, llamó a todos los partidos a unirse en la lucha contra las Fake News. Allá los canales de radio y TV públicos –por ley imparciales y con altísima credibilidad en la población- ya organizaron redacciones de chequeo para evitar propagar noticias falsas, y el BND, el servicios de inteligencia alemán, está preparado para contraatacar ante cualquier hackeo o invasión de fake news por redes sociales.
Argentina también se aproxima a un comicio, y la aceleración de noticias falsas podría indicar que se está preparando un ataque mayor. ¿Tiene la AFI (el servicio de inteligencia argentino) medios y personal entrenado para eso? Muchos dudan.
Según el gobierno, fake news no es un tema relevante.
Sin embargo no todos están tan convencidos de que las fake news no puedan hacer mella en el codiciado electorado que está fuera de la “grieta” y no cree ciegamente a ninguno de los dos contendientes: el gobierno y la oposición kirchnerista. La semana pasada hubo varios casos nuevos: en las inundaciones en la ciudad chubutense de Comodoro Rivadavia difundieron que la cadena de supermercados líder de la Patagonia, La Anónima, había duplicado el precio de su agua mineral aprovechándose de las urgencias que generó la tragedia. La Anónima pertenece a la familia Braun, lejanamente emparentada con el secretario de Comercio, Miguel Braun, y el propio jefe de Gabinete, Marcos Peña. La información falsa apuntaba a que “la cadena monopólica de Marcos Peña aumentó el agua 50 por ciento aprovechándose de las inundaciones”.
Hasta el propio intendente kirchnerista de Comodoro debió salir a desmentirlo, pero todos los medios filokircheristas se hicieron eco. La Anónima ni cuenta con jefe de prensa propio.
Semanas atrás, el popular programa de política Animales sueltos había tomado como válida y muy “impactante” una falsa declaración de un participante a la marcha sindical del 7 de marzo de que era un “empresario de Necochea que fabricaba cucharas y todo tipo de vajillas y tuvo que cerrar por culpa de la importación”. La noticia se repitió innumerables veces en el canal América, pese a que era evidentemente falsa. Ecos Diarios, el matutino tradicional de Necochea, comprobó que la fábrica nunca había existido y que el personaje no era de Necochea. No hubo ni réplica del gobierno ni aclaración del canal.
Pero ataques de fake news, o deformaciones malintencionadas contra el gobierno y que afectan indirectamente a empresas aparecen todos los días en las redes sociales y son levantadas por los medios.
Otro ejemplo afectó al ministro de Energía, Juan José Aranguren, que luego de darle a una periodista una estimación de cuánto consumiría un hogar promedio para llegar a una determinada cantidad de watts para que no impacte tanto el aumento de tarifas, vio que los medios opositores y las redes sociales la tergiversaban afirmando que “el ministro Aranguren solo te permite usar la computadora y la TV cuatro horas al día”.
Para el consultor Federico Rey Lennon, en cambio, si puede ser una buena idea que el gobierno tenga una página con su propio chequeo de fake news para que periodistas y líderes de opinión tengan un lugar único y de fácil y rápido acceso para corroborar.
¿Podría haberle servido esa web de chequeo a la campaña de Hillary Clinton para no perder con Trump? Después de todo se dijeron barbaridades sobre ella, sus colaboradores, y hasta se afirmaba que el Papa Francisco apoyaba la candidatura de Trump.
Rey Lennon dice que sí, pero que no está convencido de que las fake news hubieran sido tan determinantes en la derrota de Hillary, a pesar de que tenía a casi todos los medios tradicionales de su lado.
De hecho, fuentes de ministros del gobierno de Macri, y el experto en redes sociales que trabaja para el gobierno y la campaña electoral de Cambiemos, admiten que las noticias falsas a veces son tomadas erróneamente por medios afines por falta de tiempo para chequear o de voceros que aclaren. Y el gobierno de Mauricio Macri viene mostrando crónica escasez de voceros ante un esquema que concentra excesivamente la información oficial.
¿Pero qué pueden hacer las empresas que muchas veces son afectadas por ataques de fake news con intencionalidad política?
El consultor y docente Rey Lennon explica: “Ante el advenimiento de los medios sociales el problema de la falsa noticia y la circulación de noticias que atacan a las empresas se ha incrementado notablemente. Qué hacer es la gran pregunta que nos hacemos desde las empresas y desde los consultores en medios sociales”.
Pero el autor y doctor en comunicación pone paños fríos: “Muchas veces estos ataques están muy bien orquestados y entonces no es tan sencillo contestar directamente desde la organización. Las falsas noticias tienen algunas características comunes con el rumor en el sentido de que crecen cuando encontramos un alto grado de incertidumbre o ambigüedad por una parte y por otra un alto grado de relevancia o interés que despierta a la opinión pública”.
El consultor coincide con el experto del gobierno en que salir a desmentir cada noticia puede darle más entidad: “Al igual que el rumor, no siempre es conveniente atacarla de frente, porque, al negarla, para la percepción de la opinión pública la estamos confirmando”.
Rey Lennon recomienda que “si no podemos descubrir o hacer manifiesto que es una noticia falsa, lo que nos queda muchas veces es construir una información que, de alguna manera, desmienta esta noticia falsa sin enfrentarla directamente”.
Sin embargo, en una campaña electoral, el vértigo obliga a responder velozmente. No hay tiempo para estrategias de largo plazo donde no hay plazo. Un trágico ejemplo fue una exitosa campaña orquestada desde la entonces jefatura de Gabinete dirigida por el kirchnerista Alberto Fernández contra Enrique Olivera, candidato a diputado por la Coalición Cívica de Elisa Carrió en las elecciones legislativas de 2005. La falsa versión indicaba que se habría probado que tenía una cuenta no declarada en el banco HSBC en Nueva York, y salió a rodar 48 horas antes de la elección. Por el horario bancario no dio tiempo a conseguir la desmentida a tiempo, lo que le hizo perder al candidato cientos de miles de votos ese domingo. La aclaración del banco llegó el lunes, después del comicio. Demasiado tarde.
Por entonces ni existían las redes sociales como las conocemos hoy. Las fake news no son un invento nuevo, pero cobran otra dimensión y velocidad con las redes sociales.
Rey Lennon sugiere que en los casos de personas físicas y no sólo de empresas esta verdadera difamación que se produce en los medios sociales muchas veces no es posible contrarrestarla con la misma fuerza con la que nos agrede. El consultor pone el ejemplo del ataque contra Olivera y el daño electoral que se pudo contar en miles de votos y bancas.
Federico Rey Lennon agrega que “recomendaría cautela y un buen análisis previo antes de salir a contestar una Fake news oficialmente porque corremos el riesgo de aumentar el impacto”.
Como buen relacionista público, el consultor y catedrático y doctor en Comunicación recomienda que “siempre la mejor desmentida la va a hacer un tercero creíble antes que uno mismo”.
Fuente: Update Semanal de la Revista Imagen