martes, 17 de febrero de 2009

El señor "Claro", Carlos Slim, evita la mirada de la opinión pública

El segundo hombre más rico del mundo, Carlos Slim, tiene una compleja relación con los medios informativos. Carlos Slim evita la mirada de la opinión pública
Por: Marc Lacey
Carlos Slim Helu estaba claramente disgustado. Un día del pasado otoño invitó a docenas de corresponsales extranjeros a almorzar, Después de muchas preguntas sobre las tendencias de los negocios, un periodista le presionó sobre cómo se sentía al ser tan rico en un país en el que mucha gente tenía dificultades para salir adelante. Slim cortó al que preguntaba y defendió su administración de un amplio imperio empresarial. Su tono seco dejó claro que no le agradaba esa línea de preguntas.
Slim, el segundo hombre más rico del mundo según la lista Forbes de 2008, el hombre más rico de México y ahora también importante accionista de The New York Times, mantiene una compleja relación con los medios. Invierte dinero en periódicos y televisiones y ve un futuro brillante para los medios que sepan adaptarse a los nuevos tiempos. Pero cuando los medios se ocupan en él, a veces da la impresión de que quiere que le dejen solo para hacer dinero en paz.
Ávido lector de periódicos de lo que él llama la “generación de papel”, dice que no cree que el cambio a las noticias digitales, que ha hecho que las empresas tengan dificultades. Compara el asunto con el caso de las compañías de transportes al comienzo del siglo XX, que se adaptaron a la aparición de los coches a motor. Los que se quedaron con los caballos se fueron a la ruina.
Slim domina el panorama informativo en su país. Marcadamente susceptible, el magnate no tiene que responder al teléfono y grita a los que publican y emiten algo que no le gusta. Sus amplios recursos a menudo se traducen en una cobertura poco crítica.

Voces críticas
Raymundo Riva Palacio, un periodista veterano de Ciudad de México, ha dicho que después de que escribiera una columna en El Universal en 2006 acusando al empresario de monopolista, uno de sus asesores amenazó con retirar la publicidad en el periódico.
No era una amenaza pequeña. Las participaciones de Slim son tan amplias que controla una gran parte de toda la publicidad mexicana. Eduardo García, director de un sitio web de información financiera en español, estimó que la riqueza de Slim era de casi 44.000 millones de dólares a finales de 2008.
“Lo tomé como parte de una dinámica natural entre los medios y los poderes que hay en México”, dijo Riva Palacio, añadiendo que el incidente se resolvió calladamente. “Así funcionan las cosas aquí”.
Elías, el portavoz de Slim, ha dicho que no se eliminaron anuncios y que Slim no emplea su poder económico de esa forma. “Somos un anunciante importante, sí, pero esto no nos da el derecho a inmiscuirnos en el aspecto editorial”, precisó.
Slim construyó su fortuna comprando compañías con dificultades y saneándolas, pero se introdujo en la primera fila de los multimillonarios del mundo cuando compró el monopolio telefónico del país, Teléfonos de México, conocido como Telmex, al Gobierno en 1990. Sus detractores dicen que sus conexiones políticas le hicieron ganar, pero él alega que su oferta ganadora de 1.760 millones de dólares estaba por encima del precio de mercado. Hoy día, aunque el mercado telefónico del país está ostensiblemente abierto a la competencia, sus tarifas están entre las más altas del mundo.
Telmex controla más del 90% del mercado local de líneas fijas y más del 70% del mercado de móviles. Los competidores dicen que la compañía les pone obstáculos repetidamente, y los reguladores se muestran reacios a actuar.
“Su poder es tremendo”, señala García, que escribe en un sitio web especializado en noticias financieras, (sentidocomun.com.mx), que investiga las posesiones de Slim. “Así es como acalla todas las críticas que puedan despertar”, opina. Puede apagar a algunos detractores, pero no a todos. Denise Dresser, una estudiosa política mexicana, sugiere con regularidad en las columnas de los periódicos que lo que le ha hecho rico ha sido el tratamiento favorable del Gobierno, más que su capacidad empresarial.
Poder-mordaza
“Pasar a la historia como un monopolista que despluma a los mexicanos no es una imagen que le guste, pero es la verdadera imagen”, dice Dresser. “La posibilidad de que haga uso de su poder actúa como una mordaza”. Elías afirmó recientemente que Slim consideraba su última inversión en The New York Times, 250 millones de dólares -por los que recibirá un 14% de intereses y warrants- como un acuerdo de negocios.
Ya posee un 6,9% de la empresa y ha perdido decenas de millones en la inversión. En virtud del nuevo acuerdo financiero, esta participación podría aumentar hasta el 17%, aunque no obtendrá representación en el consejo ni acciones con derechos de voto especiales. Además de los beneficios financieros, los que conocen a Slim también ven en la operación un esfuerzo por aumentar su prestigio al asociarse a esta marca.
Molesto con las sugerencias de que es una especie de capitalista sin escrúpulos, una etiqueta utilizada por Eduardo Porter, un escritor de editoriales del Times, en un artículo de 2007, Slim ha concedido más entrevistas en los últimos años y ha ampliado su labor filantrópica.
“A diferencia de muchos hombres de negocios que sólo se ocupan de las últimas cifras, él tiene unos intereses diversificados y se está centrando cada vez más en emplear su riqueza en mejorar el mundo”, dice el autor Alvin Toffler, que es amigo de Slim.

Dibujo: C. Ware
Fuente: Gaceta.es
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