Durante una entrevista con Pepa Bueno en "Los Desayunos de TVE", Cristina Fernández de Kirchner, de viaje oficial en España, se mostró amable, de buen diálogo -la entrevista duró 22 minutos de aire-, pidió disculpas a Pepa Bueno por tutearla y en sentido cómplice le giñó el ojo en alguna respuesta. Acá el link para ver la entrevista completa.
No fue el único encuentro con medios en el Palacio de "El Pardo". Allí tambien concurrieron el Diario ABC, la Cadena Ser (si Prisa -El País-, Contiental en Argentina) y la cadena de televisión La Sexta, y por lo que se lee, ve y escucha no escamoteó ninguna respuesta.
Con la Cadena Ser exaltó la transparencia de las mediciones del INDEC: “quienes critican las mediciones del Instituto no tienen sostén científico para hacerlo”, alegó. También insistió con que “fue un error votar en contra de la 125: con esa resolución vigente, el campo hubiera ganado mucho más”, recordó. “El conflicto con el campo fue en realidad una discusión por la distribución de las ganancias”, argumentó en diálogo con Ángels Barceló de la Ser.
Al ABC le respondió:
—¿Ya no se considera que las empresas españolas son imperialistas?
— (Se ríe) Nadie las trató de imperialistas. Simplemente había intereses contrapuestos. El Gobierno tuvo que defender a una sociedad como la argentina, con un 25 por ciento de paro que no podía dar demanda a lo que pedían las empresas. El resultado de estos años nos ha dado la razón: las empresas han querido tener rentabilidad y la gente trabajo y mejores salarios.
—¿Le parece justa la decisión del Congreso de su país de nacionalizar Aerolíneas Argentinas?
—La expropiación de Aerolíneas es la culminación de un proceso decidida por el Parlamento, como resultado de un servicio público que no se estaba prestando.
—¿No ha tenido cierto tinte de provocación que usted celebrase esta expropiación justo antes de su visita a España?
—¿Por qué una provocación? Simplemente es un acuerdo social para restablecer y garantizar la prestación de un servicio público. Nunca hubo intención de provocar, al contrario, siempre traté de llegar a un acuerdo.La propia decisión no me gustó haberla tomado, pero cuando uno gobierna debe ser responsable.
—¿Y tampoco considera una provocación que en su delegación haya venido el sindicalista Hugo Moyano, que en 2001 hizo un boicot contra los productos españoles?
—En absoluto, al contrario. Es un gesto institucional. Hay demasiada susceptibilidad en quienes piensan de esta manera. Yo no le elegí secretario general de la CGT (Confederación General del Trabajo); lo hicieron los trabajadores argentinos. La relación empresarial entre Argentina y España es óptima, a pesar del episodio de Aerolíneas, que no debe ocultar a otras empresas como Telefónica o Repsol. Hay que ver todo el conjunto, no solo una parte.
—¿De verdad encuentra coincidencias entre Obama y Perón?
—¡La que se armó cuando lo dije en Buenos Aires! Sinceramente cuando escucho cosas de Obama, como que quiere sindicatos prósperos y fuertes al ser parte de la solución, o que el mercado genera riqueza pero que se le debe vigilar y controlar; o cuando habla del papel del Estado en seguridad, salud o educación, me parece, como dije medio en broma y medio en serio, que Obama había leído a Perón.
—¿Le molesta que se diga que el verdadero presidente de Argentina es Néstor Kirchner y no usted?
—No, porque cuando él llegó al poder se decía que la presidenta iba a ser yo. Por entonces yo aparecía en las portadas de las revistas con cara de mala y fama de que quien mandaba era yo, con mi carácter y decisiones. Hubo quien contó que yo gritaba a los ministros, Perdónenme, pero si tuviera que repetir lo que se lee en los diarios...
—Pues si nosotros tuviéramos que recordar todo lo que incumplen los políticos...
—Lo sé, lo sé . Yo no incumplí ninguna de mis promesas. Me parece que son anécdotas que tienen que ver más con mi condición de mujer. ¿Quién piensa que a mí me puede mandar Kirchner o a quién puedo mandar yo? Casi sería para asistir al terapeuta si Néstor y yo no nos consultáramos nada ahora y antes.