martes, 22 de noviembre de 2011

Prófugo de la justicia peruana al Instituto Nacional de Revisionismo Histórico

El Gobierno Nacional creó el Instituto Nacional de Revisionismo Histórico e Iberoamericano Manuel Dorrego para difundir la vida y obra de personalidades que no han recibido reconocimiento adecuado en el ámbito académico. El organismo dependerá de la Secretaría de Cultura, según publicó este lunes el Boletín Oficial
El Instituto tendrá 33 miembros ad honorem, entre los que se destacan el Jefe de Gabinete Aníbal Fernández, Mario "Pacho" O´Donnell, Felipe Pigna, Hernán Brienza, Araceli Bellotta, Víctor Ramos (en la foto con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner), Luis Launay, Roberto Caballero y Eduardo Anguita, (estos últimos directores de los diarios oficialistas Tiempo Argentino y Miradas al Sur); todos designados por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Entre elegidos aparece un integrante que es buscado por la Interpol.
Según medios peruanos Marcelo Gullo Omodeo ha sido ubicado en Argentina. El junto a otros dos prófugos afirman que son víctimas de una persecución política por haber colaborado con la campaña electoral por la reelección de Alberto Fujimori, entre 1999 y 2000. Si bien el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional de Buenos Aires ha rechazado sus extradiciones, las órdenes de detención siguen vigentes para el resto del mundo. Por esto motivo no pueden abandonar Argentina. Gullo Omodeo debió renunciar a su cargo en la Facultad de Trabajo Social de Paraná cuando se conoció este caso.
En Entre Ríos el periodista Daniel Enz investigó el caso y lo publicó en la edición del 12 de abril del 2006 de su revista Análisis. "Gullo Omodeo tiene orden de detención vigente en el Perú, según confirmó a Análisis el ex procurador general de la República, Julio Arbizu, quien tuvo a cargo el expediente de la denominada “prensa chicha”. Durante los últimos años del gobierno de Alberto Fujimori, los periodistas que se oponían a esa administración fueron blanco de sucias campañas difamatorias a cargo de un grupo de medios adictos. Los titulares y estrategias difamatorias de los diarios y algunas revistas, como la Sí, que dirigía Gullo, salían de los cuarteles del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), que dependían de los fondos del Estado que manejaba a gusto y placer Vladimiro Montesinos.
“Está probado por la Procuraduría General que Gullo estuvo varias veces en las oficinas del SIN para recibir el dinero correspondiente a las tapas positivas que publicaba la revista Sí, con el gobierno de Fujimori”, se indicó a este semanario. Antes de la llegada de Gullo a la dirección de la revista, el medio tenía una tendencia de centroizquierda. “Gullo cambió la línea editorial a cambio de suculentos dólares: se dice que cobraba entre 5.000 y 6.000 dólares por tapa”, se acotó.
Marcelo Gullo cuando recibió el Premio Oesterheld  2008
El ex procurador hizo la denuncia original contra el ex asesor presidencial Augusto Bresani León, a quien se sindicaba como el coordinador de los contenidos de las campañas de desprestigio que realizaban los diarios “chicha”. Bresani era la persona que repartía el dinero a los titulares de los medios adictos. En principio, lo contrató Montesinos para que empezara a publicar un diario profujimori, que se llamaba El Tío y luego se fueron sumando los “chicha”.
Hay cuatro personas que acusaron a Gullo Omodeo, en el juicio llevado adelante -y por el cual hay ocho personas condenadas a prisión-, quienes reconocieron haberlo visto en las oficinas de la Secretaría de Inteligencia Nacional: Matilde Pinchi Pinchi y María Angélica Arce -ambas secretarias de Montesinos- y dos ex capitanes del Ejército Peruano, de suma confianza de un hombre fuerte de Fujimori, como Wilber Ramos Viera y Rafael Ruiz Agüero. Cuando el ahora docente vio cómo se complicaba su situación, abandonó el país, como tantos otros colaboradores de Montesinos.
Según una versión recabada por fuentes del antiguo SIN, las direcciones de Análisis y Producción se reunían a finiquitar el material reunido -para las campañas de desprestigio de la oposición- en el segundo piso del pabellón de la Dinos. Los resultados eran transferidos a otro allegado a Montesinos -Camargo Camacho-, quien a su vez los proporcionaba al núcleo duro que mantenía sus encuentros en la llamada Sala Colombia, del tercer piso de la Escuela de Inteligencia. Ahí estaba el trío de argentinos Saúl Mankevish, Daniel Borobio y Ricardo Winitzky. Completaban el grupo el propio Montesinos y Rafael Merino, el Número 2 del SIN. Así tomaban forma final los titulares que los peruanos leían. “Borobio me enviaba las cosas, decía lo que tenía que ir publicado y me lo pasaban a mí. Tengo pruebas de que todo pasaba así y las he traído”, aseguró Bresani. Según la revista Caretas de Lima, “no solamente la prensa de nalgas y jerga engordaba en ese proceso.
Estas direcciones del SIN también produjeron insumos y artículos para la revista Sí dirigida por Marcelo Gullo -en los predios de inteligencia la publicación era conocida como SIN-, el diario Referéndum y la revista Gente.
A Gullo lo conocían como El Mulo, entre los allegados a Montesinos, al parecer por su apellido, aunque la procedencia del apodo nunca quedó muy clara. El ex procurador Arbizu recordó a este semanario que “hay una grabación donde Montesinos está hablando con el viceministro de Hacienda, Alfredo Jalilie Awapara, y en ese marco le pregunta: ‘¿Viste la caricatura de ayer?’ (respecto a un dibujo de un político peruano opositor de Fujimori, Castañeda que había salido en la revista Sí), y el viceministro le contestó: ‘Sí, ya le pagamos ayer al Mulo’”, en obvia referencia a Gullo.
Con aporte de Juan Muñoz

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