domingo, 21 de octubre de 2007

El Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical no se presentan en estas elecciones

Sus candidatos lo hacen mezclados en frentes, alianzas pero escondieron sus símbolos.
Jorge Marirrodriga, El País.com, Foto: AP
En las 14 papeletas de voto que los argentinos tendrán a su disposición el próximo domingo para elegir al hombre o la mujer que durante los próximos cuatro años ocupará la Casa Rosada destacan, a primera vista, dos cosas.
En primer lugar, lejos de la uniformidad casi aburrida de las papeletas de otros países, los nombres de los candidatos argentinos figuran en grandes caracteres que se asemejan a los anuncios de combates de boxeo o corridas de toros, donde los apellidos de los participantes destacan en una tipografía llamativa sobre todo el conjunto.
No hay una regla común sobre cómo deben ir escritos los nombres de los postulantes a la presidencia. Así, Cristina Fernández de Kirchner, la gran favorita, aparece escrita en grandes caracteres que resaltan el nombre de pila y el apellido de su marido, el presidente Néstor Kirchner, y hacen casi invisible el apellido propio de la senadora. Por su parte, Roberto Lavagna, ex mnistro de Economía de Kirchner y líder de la Concertación Una Nación Avanzada (UNA), sustituye su nombre de pila directamente por la palabra “presidente”, mientras el nombre de su candidato a vicepresidente, Gerardo Morales, aparece impreso en un cuerpo de letra mucho menor. Más equitativo se muestra el líder del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD), el histórico líder piquetero Raúl Castells, cuyo nombre es el único igualado en tipo y tamaño en las papeletas al de su candidata a la vicepresidencia, Nina Pelozo. Claro que Pelozo es la mujer de Castells.
La segunda característica es que en ninguna de las papeletas aparecen los símbolos de los partidos históricos argentinos. Por primera vez, ni el escudo peronista del Partido Justicialista (PJ) ni el emblema de la Unión Cívica Radical (UCR) serán visibles a los ojos de los votantes, quienes si que podrán optar entre siglas conocidas por otras convocatorias y otras totalmente nuevas. El PJ se encuentra intervenido por la justicia desde hace años por su incapacidad para elegir en un congreso a sus cuadros dirigentes, pero sus militantes no sólo se han adaptado a la situación sino que han sacado provecho de ello. Al fin y al cabo, ésa es la marca de la casa del partido fundado por Juan Domingo Perón. Cristina Kirchner cita a Evita en sus discursos, mientras los asistentes son movilizados por la maquinaria justicialista y enarbolan banderas con el rostro de Perón. Por su parte, Lavagna va en coalición con el sector oficial de la UCR, pero él mismo se proclama “candidato peronista”. Alberto Rodríguez Saá, gobernador de San Luis y candidato por el Frente Justicia Unión y Libertad, ha encontrado el sustituto perfecto al escudo peronista en las papeletas: su propio rostro.
A pesar de la disparidad de diseños, todos los candidatos tienen una característica en común, aparte de su deseo de alcanzar la presidencia de la República y su proclamada fe en la democracia: ninguno de ellos ha sido designado candidato mediante un proceso de votación en el interior de sus formaciones.

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