Mary Vaca Bolivia |
La vida nocturna de la ciudad de El Alto, en Bolivia, quedó semiparalizada porque decenas de prostitutas y dueños de centros de diversión están en huelga de hambre exigiendo garantías para su trabajo.
Los que no están en huelga, trabajan a media máquina o simplemente decidieron cerrar los locales porque la Alcaldía de esa ciudad aprobó una dura ordenanza que restringe el trabajo nocturno.
La dirigente de las trabajadoras sexuales de El Alto, Lily Cortez, explicó a BBC Mundo que 40 prostitutas de El Alto están en ayuno voluntario.
Piden que las autoridades y la policía les permitan trabajar sin agredirlas y exigen que la justicia procese a los instigadores de la turba que la semana pasada destruyó medio centenar de bares y prostíbulos.
Cortez aseguró que desde el miércoles de la semana pasada las meretrices no asisten a sus controles médicos, como otra medida de presión y que, si no son atendidas, analizan la posibilidad de enterrarse vivas o de costurarse los labios.
Las que no están en huelga consiguen clientes en la calle porque los locales fueron cerrados, ya sea por la furia de los vecinos o por la fuerza de una nueva ordenanza municipal.
"No nos quieren ver"
"Como la sociedad nos juzga, no nos quieren ver en la calle, entonces van a tener que abrir los locales", dijo Cortez.
La organización agrupa a 500 meretrices que trabajan en El Alto, aunque extraoficialmente se conoce que más de 1.000 no están asociadas y ejercen la profesión en la ciudad aledaña a La Paz.
Cortez aseguró que si sus pedidos no son atendidos, desde este viernes las prostitutas de todo el país no asistirán a sus controles médicos en solidaridad con las alteñas. Según la dirigente, en todo el país hay unas 35.000 prostitutas.
La semana pasada, centenares de ciudadanos alteños arremetieron violentamente en contra de prostíbulos, bares y cantinas. Esos establecimientos fueron saqueados y quemados.
Por eso, durante el fin de semana, las prostitutas salieron a trabajar en las calles, pero fueron gasificadas por la Policía, denunció Cortez.
Ataque ciudadano
"Una trabajadora nocturna tiene familia, hijos, algunas son abuelas y mantienen a su familia, nuestra vida no es un circo", dijo Cortez.
"No ejercemos la profesión porque nos gusta", dijo la dirigente desde el piquete de huelga donde se ven a mujeres jóvenes y maduras, de vestido, pantalón y hasta mujeres que visten la típica pollera (falda) paceña.
Durante cuatro jornadas consecutivas, la semana pasada, los vecinos y colegiales atacaron los establecimientos nocturnos y quemaron electrodomésticos, camas y ropa.
Por ese motivo, la Alcaldía elaboró un reglamento que restringe el funcionamiento de los locales nocturnos.
La norma establece, entre otras cosas, que los locales sólo podrán ubicarse a partir de los 500 metros de distancia de los establecimientos educativos y estarán obligados a cerrar a las 2 de la madrugada.
"Todos en la misma bolsa"
La Asociación de Pensiones, Bares, Restaurantes y Karaokes rechaza esa resolución porque "nos están eliminando", según dijo a BBC Mundo su dirigente, Ramiro Orellana.
El representante de los locales nocturnos cree que se deberían clausurar únicamente los locales clandestinos, que son la mayoría. Sin embargo, "nos metieron a todos en la misma bolsa", asegura.
Por ese motivo, su sector instaló dos piquetes de huelga de hambre para exigir que se revierta esa normativa.
La asociación que está en huelga agrupa a 70 locales, pero en El Alto funcionan más de 1.000 y, según datos de la Alcaldía, el 70% es ilegal.
Explicó que sus asociados cerraron sus locales hasta que cambie la norma porque se exponen a la clausura.
"Estamos en la calle. Que nos den fuentes de trabajo", reclamó Orellana.
La Alcaldía aseguró que no retrocederá en la aplicación del reglamento. De hecho, la policía realiza batidas cada noche para cerrar los locales que están fuera de norma.