"Los elementos que tengo para una demanda judicial empiezan por la empresa cautiva de Grondona llamada 'Puntogol', una firma que él tiene con testaferros y con la que opera todo los negocios del fútbol como 'dueño' de la AFA", anticipó Raúl Gámez, vicepresidente Vélez Sarfield.
Grondona, se sabe, desde su llegada al sillón de la calle Viamonte al 1.300, ocurrida en 1979, nunca tuvo una oposición -aún en minoría casi absoluta- tan pertinaz como la que manifiesta hoy Gámez, de 62 años y cuatro décadas en Vélez Sarsfield cubriendo distintos cargos.
"En el ámbito judicial habrá quiénes van a escuchar cómo es el manejo de la AFA y el sistema creado por Grondona para beneficio de un grupo de personas y en perjuicio del crecimiento de los clubes en su conjunto", agregó.
Gámez advirtió que "para el caso que Grondona encuentre un juez que lo ayude, habrá que acudir al poder político y hasta al propio gobierno nacional, para que lo investigue tanto a él como a los suyos", disparó.
"Aclaro que no estoy detrás de una intervención de AFA ni cosa que se le parezca. Simplemente quiero que se investigue el manejo del fútbol argentino, donde lo único que se acentúa es la deuda de los clubes y la proliferación de barrabravas. Una grave combinación de apremios económicos con violencia", puntualizó.
"El sistema que ideó Grondona es mafioso y lo vengo diciendo desde hace mucho. Pero de a poco algunos, adelantándose a otros, van saliendo del cerco", advirtió.
Y en ese punto refirió que "el presidente de Independiente, Julio Comparada, tuvo una actitud valiente. Y a juzgar por algunos fallos en el partido de ayer en Avellaneda, su club ya lo estaría pagando caro. Por eso no quiero perjudicar a Vélez", enfatizó. "No fue igual el comportamiento del presidente de San Lorenzo, Rafael Savino, quien demostró ser apenas un empleado de Grondona. Antes de la votación amañada del pasado viernes, cuando reeligieron a Grondona, él (por Savino) había dicho que renunciaba, pero no lo hizo. Y su argumento también era que San Lorenzo se sentía perjudicado con los arbitrajes", relacionó.
"Pero finalmente apoyó a Grondona y San Lorenzo, que denunciaba ser víctima, ahora parece que es beneficiario o algo así", ironizó Gámez.
"Personalmente no tengo patrimonio ante una presunta querella suya, como hizo con los dirigentes de San Lorenzo que se opusieron al negocio de Puntogol, que se llevó a cabo con la instalación de los videos a un costo millonario en dólares. Ni siquiera casa propia tengo, gracias a Dios", insistió.
Finalmente Gámez acusó a Grondona de que ahora, "contrariando los estatutos, inventó el cargo de secretario ejecutivo de AFA para José Luis Meizner, el presidente de Quilmes, seguro sucesor del jefe y socio a la vez en las torres edificadas en el viejo estadio del cervecero. Ambos participaron allí del negocio de la construcción", denunció. + sobre anteriores denuncias de Gámez. + sobre Julio Grondona.
¿Qué es Puntogol?
Puntogol ST&M SA, el agente comercial exclusivo de la AFA y una empresa clave en el entramado de su poder, habría sido vendido al grupo español Santa Mónica (julio del 2007), que controla negocios semejantes en su país, como los derechos de la Real Federación de Fútbol y de siete clubes de Primera División.
Jesús Samper Vidal y Romeo Cotorruelo Menta, el presidente y vice de la parte compradora, estuvieron en la Argentina el mes pasado luego de visitar Santiago de Chile, a donde también viajaron para consolidarse en el fútbol trasandino, ya que anunciaron la apertura de una oficina y manejarán el marketing y la publicidad de cinco equipos.
La operación sobre la cual en la AFA dicen no tener noticias fue confirmada en privado por los empresarios españoles en su paso por Buenos Aires (mediados de año), e incluso se deslizó una cifra: 12 millones de dólares.
La compañía inscripta en la Inspección General de Justicia el 23 de enero de 1998 y cuyo presidente es Eduardo Martino, el empresario que pasó a controlarla cuando se alejó Martín Redrado, el titular del Banco Central, tuvo una ganancia neta en el balance de 2005 –el último conocido– que ascendió a 3.140.940 pesos, suma que al año siguiente debería haberse incrementado por la realización del Mundial de Alemania y las ventas de diferentes productos que ese torneo promovió.
Sus autoridades (Eduardo Martino, Fernando Piccolella y Cintia Cordero, entre otros).
Samper y Cotorruelo Menta tomaron contacto con la compañía que sus propios dueños valuaron en casi el doble del dinero en que la habrían terminado vendiendo. El presidente del grupo Santa Mónica, según denunció la publicación española El Confidencial el 14 de octubre de 2006, "es directivo de la Federación, pese a que el código del buen gobierno de la RFEF especifica que no puede ser directivo una persona que tenga intereses comerciales con este organismo".
Vaya curiosidad. Aquí, la propiedad de Puntogol se les atribuyó en su momento a los presidentes de dos clubes que compartieron su manejo con el citado Martino y Alejandro Barrionuevo, el hijo del sindicalista gastronómico.
En su libro El Macho, la biografía no autorizada de Luís Barrionuevo publicada en enero del 2004, el periodista Daniel Olivera escribió: "Oficialmente, Alejandro Barrionuevo no figura en la constitución accionaria de la empresa. Menos aún Julio Grondona (h), que por razones de competencia natural está inhibido de hacerlo. Julio Comparada no quiso ser menos y tampoco puso la firma". Más adelante, el autor completó: "El único que puso la cara, el nombre y la firma es Eduardo Martino, socio de Comparada en el negocio de exportación de prendas de vestir de alta costura".
Casi tres años después, a fines de 2006, un hombre que repartía volantes de manera furtiva en las puertas de la AFA dejó ver un texto dirigido a Julio Grondona que decía: "Explicale al Comité Ejecutivo por qué el Sr. Comparada se lleva el 40% de los contratos de AFA mediante la sociedad Puntogol".
Esa y otras denuncias tenían la siguiente firma al pie: "Familia Lombardi". Todo indica que podrían ser los antiguos socios del hombre fuerte del fútbol argentino en su ferretería de Sarandí. Como fuere, documentación presentada por la compañía en la Inspección General de Justicia de la Capital Federal señala que sus dos accionistas principales son Puntogol Corp., una denominada "sociedad vehículo" con sede en 20 de Castro Street, Road Town, Tortola, Islas Vírgenes Británicas, y Futdial SA, domiciliada en Juan Domingo Perón 830, Villa
Constitución, provincia de Santa Fe.
El representante legal de la primera, que posee el 65,24 % del capital, es Fernando Javier Jiménez, un contador público que figuraba como director suplente de Puntogol ST&M hasta el año pasado. Y el hombre de Futdial es Rogelio Armando Riganti, un ex proveedor de materiales del negocio de Julio Grondona que terminó convertido en el próspero vicepresidente que acompaña a Martino, con honorarios que superan los 300 mil pesos anuales.
Entre los hechos relevantes que destaca la empresa en sus actas de directorio, figuran cómo completó "la grilla de sponsors oficiales de la selección incorporando (hace poco más de un año) a prestigiosas firmas como CTI Móvil y el Banco de la Nación Argentina"; cómo desarrolló de modo significativo el segmento de licencias que contempla "desde electrónica, transmisión de información exclusiva y ropa de cama hasta termos, bufandas y carpetas escolares" y cómo "por cuarto año consecutivo, hemos incrementado sensiblemente nuestra contribución al presupuesto de la AFA (17% para 2005)".
Asimismo, Puntogol ST&M participó "muy activamente en la promoción y organización de eventos deportivos, coordinando junto con Torneos y Competencias varios partidos amistosos en los que la selección nacional enfrentó a sus pares de Alemania, México, Hungría, Inglaterra y Qatar" y compró junto a TyC "el derecho de explotación comercial de la nueva propiedad lanzada por la FIFA, el fútbol playa". Por último, señalaba el 28 de febrero de 2006 que sus ventas habían crecido "un 27% en relación con el ejercicio anterior".
Esta empresa vino a comprar los españoles del grupo Santa Mónica. La misma que, según el último balance de la AFA cerrado al 30 de junio de 2006, le permitió a la casa del fútbol obtener unos 18.495.322,12 pesos por patrocinios de la selección nacional.
Esa especie de vaca lechera que, cuando juega en el exterior, paga todas las cuentas en divisas y además arroja ganancias porque las marcas internacionales que publicitan en sus partidos abonan en euros, dólares o yenes. Un cálculo que seguramente habrán hecho Samper y Cotorruelo Menta, que anduvieron por aquí hablando de cómo su compañía sigue en pleno proceso de expansión.
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