El “protocolo” contra las manifestaciones populares anunciado por la ministra Patricia Bullrich representa un ataque al derecho a la protesta social: la medida, por ejemplo, obliga a anunciar previamente al Gobierno sobre las acciones de lucha que se realizarán, además de determinar el recorrido, la duración o la modalidad. "Si no se van en 5 o 10 minutos, los vamos a sacar", remató Bullrich. Estamos ante un claro “protocolo” represivo para imponer por la fuerza el ajuste actual y convertirse en un método de disciplinamiento en la antesala de una gran mayoría de paritarias.
Este accionar tiene un capítulo dedicado a los trabajadores de prensa: “La participación de los medios de comunicación se organizará de modo tal que, los periodistas, comunicadores y los miembros de sus equipos de trabajo desarrollen su labor informativa en una zona de ubicación determinada, donde se garantice la protección de su integridad física, y no interfieran con el procedimiento”.
En otras palabras, los trabajadores de prensa no tendrán libertad para cubrir la represión, sino que deberán ocupar el lugar que le indique las fuerzas de seguridad actuantes, cercenando así la libertad de prensa, la posibilidad de cubrir cómo corresponde la represión y el derecho elemental a informar sobre los hechos.
El macrismo quiere imponer, mediante la coerción al periodismo, su propio relato del ajuste contra el pueblo trabajador. Ya lo había ensayado cuando fue el desalojo en el Borda, reprimiendo salvajemente a los trabajadores de prensa.
En muchas manifestaciones la presencia de medios de comunicación sirve como protección a los manifestantes, y gracias a la presencia de periodistas y reporteros gráficos se han reunido las pruebas necesarias para esclarecer crímenes contra el pueblo, por ejemplo con los asesinatos de Kosteki y Santillán y de Mariano Ferreyra.
Si los periodistas de C5N no hubieran estado en Barracas aquel 20 de octubre, no se habría filmado el asesinato de Mariano Ferreyra. Las cámaras policiales se apagaron en el momento exacto en que la patota de Pedraza bajaba del terraplén para atacar a los tercerizados. Lo mismo en el caso de la masacre del Puente Pueyrredón: si no fuera por las fotos de los reporteros gráficos se seguiría hablando de "un enfrentamiento entre piqueteros", el discurso bajado oficialmente por el entonces duhaldista, Aníbal Fernández.
Horas después de este anuncio del protocolo, el gobierno de Santa Cruz, que encabeza Alicia Kirchner, reprimió trabajadores y dirigentes de ATE que planteaban un reclamo frente a la Casa de Gobierno. La política represiva del macrismo con Bullirch no tiene “grietas” con la que tuvo el kirchnerismo con Berni. El propio Daniel Scioli, en su campaña presidencial, había propuesto “tolerancia cero” contra los piquetes.
Con este “protocolo” los trabajadores de prensa, al igual que el resto del movimiento obrero, veremos condicionada nuestra lucha cada vez que salgamos a la calle, más aún en momentos de despidos, retiros voluntarios y vaciamientos, de los Szpolski a los Magnetto. Y, por otro lado, es un condicionamiento a la libertad y el derecho de cubrir los conflictos.
Proponemos una gran campaña en todas las redacciones que rechace este ataque a la libertad de expresión y a la protesta.
La Naranja de Prensa