"Un año más, estamos aquí sin buenas noticias", lamentó la periodista de la cadena SER Pepa Bueno, que hizo de moderadora y presentadora del acto, en el que participaban, además de Malén Aznárez, el periodista sirio Mazen Darwish -fundador de del Centro Sirio de Medios, encarcelado durante más de tres años por el régimen de Bachar Al Assad-, su esposa, la también periodista Yara Bader -actual directora del Centro Sirio de Medios y también encarcelada-, y Pedro Piqueras, director de Informativos Telecinco, que apadrinó a Darwish durante todo su cautiverio y fue un defensor activo de su liberación.
El Informe Anual 2015 destaca que, en 2015, se ha probado la muerte de 63 periodistas por causas relacionadas con el ejercicio de la profesión y que otros 40 profesionales han sido asesinados sin que se conozca aún el motivo de su muerte. A estas cifras, se han de sumar las muertes de 19 periodistas ciudadanos y 6 colaboradores de medios. Si bien, como es habitual, un gran número de estos fallecimientos se produjo en zonas de conflicto, una de las grandes novedades del informe es que el 64% de los periodistas que fueron asesinados en 2015 no estaban en países en guerra.
"El año comenzó con la matanza de Charlie Hebdo y este hecho marcó un cambio de tendencia e inclinó la balanza de muertos, por primera vez, hacia países en paz. Pocas veces los periodistas han formado parte de la actualidad tanto como en 2015", afirmó Malén Aznárez, presidenta de Reporteros Sin Fronteras España. Aunque el hecho de que países sin conflicto lideren el número de víctimas mortales sea una novedad impactante, “ver morir a periodistas cerca de casa no nos puede hacer olvidar a todos los países más expuestos, especialmente la situación que están viviendo Siria e Irak”, recordó Pepa Bueno. Ambos países siguen siendo los más mortíferos del mundo y sus devastadoras guerras arrojan un balance desolador: 17 periodistas fueron asesinados en Siria y 11 en Irak, el año pasado.
2015 se cerró con 54 periodistas secuestrados por grupos armados como el Daesh, Al Nusra o Al-Qaeda, entre ellos “nuestros compañeros los españoles Antonio Pampliega, Angel Sastre y José Manuel López, capturados en Alepo, en julio”, recordó Aznárez, quien destacó que, el año pasado, Yemen y Libia se unieron a Siria e Irak en la lista de países con más secuestros o desapariciones de periodistas.
El fundamentalismo religioso también se cebó con los periodistas fuera de las zonas dominadas por los yihadistas. “El extremismo religioso pone bombas en los medios de comunicación y en los coches de los periodistas, censura, encarcela y tortura en países que, como Bangladesh, India, Pakistán, Arabia Saudí e Irán”, donde se mata a machetazos, se quema, se amenaza, se detiene de forma sistemática o se somete a castigos a latigazos a los periodistas.
La presidenta de Reporteros Sin Fronteras España insistió en que son los periodistas locales quienes sufren en mayor medida, y señaló que representan el 97% de los asesinados, el 95% de los secuestrados, el 75% de los desaparecidos.
En el otro extremo del yihadismo, la lucha contra el terrorismo, según apuntó Malén Aznárez, “ha servido también de coartada perfecta para limitar la libertad de información con leyes represivas tanto en países totalitarios como democráticos”, y puso de ejemplo las normativas represivas aprobadas en Francia, Turquía, Egipto, Rusia y Ucrania.
La violencia contra los periodistas, y la impunidad en la que quedan los crímenes y agresiones contra los informadores siguen siendo el principal enemigo de la libertad de información América Latina, donde, un año más, los países más mortíferos fueron México y Brasil, seguidos de Honduras y Guatemala. En África, se agrava la situación ante el avance del yihadismo en Nigeria y Somalia; en Burundi, 90 periodistas se han visto condenados al exilio.
En Europa, además de las leyes promulgadas en Francia y España, Turquía sigue en caída libre en materia de libertad de prensa: procesos judiciales, despidos por presiones de del gobierno y, sobre todo, detenciones, como las del director y un corresponsal del diario Cumhuriyet, para los que se ha pedido cadena perpetua, por ‘espionaje y divulgación de secretos de estado’”.
Del drama que está suponiendo la guerra siria para los periodistas dio testimonio Mazen Darwish, periodista y activista de los derechos humanos sirio que agradeció a RSF haber abogado por su causa durante los años de su cautiverio: “Sin el apoyo moral y las acciones de Reporteros Sin Fronteras y de otras organizaciones puedo decir, sin exagerar lo más mínimo, que hoy no estaría vivo”, sentenció.
"En Siria, la población civil y especialmente los periodistas se encuentran entre la espada de Al Assad y la pared de las organizaciones terroristas", prosiguió Darwish, quien insistió en que, si bien la barbarie yihadista es la que mayor visibilidad tiene en Occidente, “el vil comportamiento del régimen sirio puede llegar a superar al de Daesh y no es ético hacer elegir a los sirios entre uno y otro. El terrorismo y la tiranía son dos caras de la misma moneda, que se retroalimentan”.
El fundador del Centro Sirio de Medios y Libertad de Expresión, una organización creada en 2004 para promover la libertad de información y la cultura democrática, pasó más de tres años en cárceles del régimen de Al Assad. Fue apadrinado por periodistas españoles en el marco de la campaña de apoyo a encarcelados de RSF España hasta que quedó en libertad, en agosto de 2015 y durante el acto animó a sus colegas españoles a seguir apadrinando a encarcelados. “Podéis salvar las vidas de otros presos”, aseguró.
Pedro Piqueras, uno de los padrinos de Mazen Darwish, quiso transmitir la emoción que sintió al conocer personalmente a Darwish, en el marco del acto de presentación del informe. “Hace cuatro años que RSF me propuso apadrinar a Mazen Darwish, en el máximo fragor de la guerra. En todo este tiempo, muchas veces he pensado, mirando su fotografía, que el periodismo en Siria no existe, lo que existe es heroísmo por la información”, afirmó el director de Informativos Telecinco.
Piqueras relató las terribles torturas que padeció Darwish durante sus más de tres años de cautiverio e hizo un llamamiento al apadrinamiento de periodistas encarcelados, destacando el ejemplo del periodista sirio como un símbolo de que la visibilización y la presión prolongadas funcionan.
‘Los sirios han perdido la fe’
Respecto a la posibilidad de que prosperen las negociaciones para lograr una salida al conflicto sirio, Darwish fue claramente pesimista. “No hay esperanza. Siria es no solo el escenario de una guerra civil, sino de un conflicto internacional. Los sirios han perdido la fe en los derechos humanos, las organizaciones internacionales y en Europa. Únicamente un Plan Marshall, y no solo para Siria, sino para todo Oriente Medio, puede ser determinante”, afirmó.
Yara Bader instó, por su parte, a no caer en prejuicios y lugares comunes que aviven la ya de por sí preocupante islamofobia que afecta a Europa. “Cuando las personas tienen principios y tienen un credo, éste es solo una parte de su personalidad. Cuando una persona carece de principios, ese hueco es llenado por la religión y surge el extremismo”, explicó.
Mazen Darwish quiso poner una nota positiva: “50 años de tiranías en Oriente Medio son el mejor caldo de cultivo para los extremismos. Quizá el mundo árabe necesitaba toda esta sangre para darse cuenta de qué es realmente el islamismo”.
En cuanto a la insolidaridad y la cuestionada actitud de Europa respecto al conflicto sirio y la ola de refugiados, Malén Aznárez hizo hincapié en la necesidad de que sean los propios periodistas quienes defiendan a sus compañeros en la zona, así como en otros países del mundo. “Si los periodistas no nos preocupamos por otros periodistas, ¿cómo podemos exigir solidaridad?”, preguntó la presidenta de RSF España.