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En su constante proceso de actualización y renovación, La Nación se apresta a dar un salto histórico. A partir de mañana, la edición impresa cambiará de tamaño de lunes a viernes. Con el propósito que siempre la ha animado de responder a los hábitos, necesidades y demandas de sus lectores en cada época, desde que fue fundada hace 146 años, La Nación se publicará esos días en formato compacto (41 centímetros de alto por 28 centímetros de ancho), mientras que los sábados y domingos se mantendrá el tradicional tamaño sábana.
Será, de alguna manera, un anticipo de otro hito que se producirá una semana después, el lanzamiento de la señal de televisión LN+, que desde el lunes 7 de noviembre estará en los canales 715 y 1715 de DirecTV y en el canal 20 de Cablevisión Digital, y del que se informa en la página 32.
Estas dos noticias reafirman la búsqueda de La Nación por ser un referente del periodismo independiente, riguroso, de calidad e innovador, en los formatos y plataformas que mejor sirvan a la sociedad. Apunta a la audiencia que hoy busca estar informada en el momento en que lo necesita para comprender mejor la realidad, tomar decisiones, descubrir hechos y personajes que impactan en sus vidas o resultan de su interés, entender acontecimientos relevantes y que, también, quiere entretenerse.
El nuevo formato impreso de los días de semana, más fácil de manejar en lugares reducidos, que permite una recorrida visual más veloz por todas las secciones y temas, es una forma de adaptar el diario a los tiempos, hábitos y espacios de sus lectores durante esos días. Por eso, los sábados y domingos, cuando las rutinas y los lugares de lectura son diferentes, con otra velocidad y otros intereses, La Nación seguirá llegando en su clásico tamaño sábana.
Esta transformación también refleja una reafirmación del valor del diario impreso, como lo demuestran el interés y el atractivo que sigue teniendo para lectores y anunciantes.
Por eso, la edición de lunes a viernes no sólo presentará un cambio de tamaño, sino que también tendrá un nuevo diseño, nuevas piezas periodísticas, una nueva sección de grandes textos internacionales y contenidos renovados que procuran responder mejor a la forma en la que se busca la información en los días laborables. Será un producto de fuerte atractivo visual para facilitar la lectura y el acceso a los contenidos, que combinará profundidad y rapidez, pero que también aportará grandes textos periodísticos para quienes privilegian el placer de leer, al margen de las urgencias cotidianas y de la furiosa actualidad. En definitiva, un producto que se complementa con la oferta de información en tiempo real que ofrece La Nación en sus plataformas digitales.
Los cambios también abarcarán a algunos suplementos y secciones tanto en su perfil como en los días de salida, como Deportes, que mostrará una profunda renovación; la sección Comunidad, que se publicará todos los lunes, y el suplemento Comunidad de Negocios, que saldrá los miércoles.
El relanzamiento del suplemento deportivo reforzará su costado analítico al sumar a Santiago Segurola (uno de los más destacados columnistas de habla hispana), a Marcelo Gantman y a Miguel Simón al equipo de columnistas que ya lo distinguen. Reflejará y responderá, además, a la cultura audiovisual de la época contando lo que la TV no puede o no logra mostrar. Así, se abrirá a historias que superen lo que pasa dentro de una cancha para enfocarse en historias emotivas, en hechos menos evidentes, en las consecuencias de ese resultado y ese juego.
Para los que privilegian la lectura se incorpora una nueva sección con el mejor periodismo internacional. En "Crónicas del mundo", los lectores encontrarán textos en profundidad, historias y piezas de periodismo narrativo, de medios como The Guardian, The Economist, The New York Times o The New Yorker.
Comunidad de Negocios llegará recargado todos los miércoles, con páginas dedicadas a tendencias, emprendedurismo, finanzas personales y microeconomía en particular. También las columnas, que ya son un clásico y los reportes especiales de Fast Company. A eso se sumará la renovación de la sección Economía, que cada lunes tendrá un espacio sobre negocios, los martes, la columna de Nicolás Dujovne; los jueves desarrollará temas de consumo, y los viernes, de tecnología.
Todos los lunes, la sección Comunidad vinculará al lector con causas con las cuales comprometerse, historias de vida inspiradoras, la voz de las organizaciones de la sociedad y valiosas entrevistas a especialistas y líderes sociales. Ofrecerá además investigaciones profundas en temáticas sociales aportando elementos para el debate sobre las mejores estrategias para solucionar los problemas estructurales de nuestro país.
Pero los cambios no se verán sólo en las secciones y suplementos mencionados, sino que abarcarán a todas las secciones y temáticas.
Una ratificación de que La Nación sigue y seguirá innovando y actualizándose para ofrecer contenidos periodísticos de calidad, que sirvan a una sociedad cada vez más informada y, al mismo tiempo, cada vez más necesitada de información rigurosa, independiente, atractiva, relevante y entretenida, presentada de la forma y en el dispositivo que le resulte más útil en cada momento.
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Un diario integrado en dos versiones, para dos momentos
Por: Sergio Suppo
"¿Se achican?" Cargada de picardía, esa pregunta fue respondida muchas veces desde que, a principios de año, un equipo integrado por todas las áreas de La Nación comenzó a trabajar en el proyecto del nuevo formato para las ediciones de lunes a viernes.
La respuesta se enriqueció durante ese trabajo colectivo. Al final de ese proceso, la pregunta era sólo eso, una picardía.
Lejos de un achicamiento, el resultado de los cambios es una suma de aportes para enriquecer aún más el vínculo que La Nación tiene con sus lectores desde su fundación. Entre tantas líneas de trabajo, una definición surgió en esas horas de debate: "Lo que tenemos que seguir haciendo es un diario para la gente a la que le gusta leer el diario". Lo que hubiese sido una obviedad en el siglo pasado tiene un sentido muy diferente en estos días de acceso ininterrumpido a la información.
La necesidad de reinvención atraviesa a todos los medios del mundo, y La Nación decidió hacerlo mirando a sus lectores, y siendo fiel a su esencia. Por eso, las nuevas apuestas se orientan a acentuar la lectura en profundidad de los hechos, procesos e historias relevantes que nos afectan como ciudadanos. Este propósito central se verá reflejado en los espacios habituales de cada edición y también a partir de una nueva sección con notas de lectura de interés en asociación con los medios más importantes del mundo. Esa misma intención nos lleva a mantener en nuestra agenda respuestas a lo que nos preocupa, conmueve y moviliza. A su vez, el ocio mantiene dos espacios autónomos: Espectáculos y Deportes, con nuevo diseño.
La Nación enriquece su oferta para los días en los que se llega a leerla con una carga de informaciones previas, que en buena parte son producidas desde su misma redacción para dispositivos móviles y pantallas. El diario no resigna su rol ni se comprime, y por esa misma razón sus ediciones de lunes a viernes dialogarán con las entregas de sábado y domingo, cuando el tiempo de la lectura es también el del placer y el descanso. Distinto pero integrado, complementario, será el mismo diario en dos versiones ajustadas a momentos diferentes.
La pregunta del principio tiene respuesta. No se achica La Nación. Expande el compromiso con sus lectores.
Diseño
Profundidad, cercanía y carácter, la expansión de una identidad viva
Por: Ana Gueller
El desafío fue preciso y exigente: ¿cómo hacer para que un diario se presente, en función de la necesidad de sus lectores, en dos formatos? ¿Cómo lograr que las ediciones de lunes a viernes interpreten la movilidad de los días de semana, y las páginas del fin de semana respiren a su propio ritmo? La clave está La Nación eligió presentarse a sus lectores con un diseño "limpio" y elegante, que ejerciera su funciones (ordenar los elementos en la página, conducir la mirada del lector) sin interferir, sino haciendo más simple y placentera la experiencia de lectura.
Bajo ese mismo prisma, el trabajo de diseño se focalizó en construir un diario compacto que responda a la misma identidad, y que además respondiera al motivo del cambio: la movilidad del lector de días de semana. El trabajo sobre la arquitectura de las páginas, las tipografías, los textos, las fotos y las infografías, se tradujo en páginas que habilitan dos velocidades de lectura: una veloz y simple para los elementos de primera lectura (títulos, bajadas, epígrafes), y una invitación a la lectura reposada que despiertan los textos largos. Ambas, focalizadas en mejorar la experiencia del lector frente al producto impreso.
La combinación de equipos que trabajaron sobre el proyecto fueron poniendo el ojo en los cientos de detalles y piezas que sumadas, al final, construyen un producto editorial. De allí que el lector se encontrará con algunos acentos de acuerdo con las secciones: la utilidad de los gráficos en las páginas de Economía, la extensión de los textos en la de Cultura o la expresividad de la fotografía en las de Deportes.
Parte del trabajo hecho sobre el nuevo formato para las ediciones de lunes a viernes redundará también en beneficio de las páginas de fin de semana. Más allá de su cambio de formato, se incorporan algunas piezas -esa marginalia tan importante como los textos principales- que los editores utilizarán como herramienta para contar la realidad durante toda la semana.
Aquel desafío preciso y exigente finalmente se traduce en un producto que, miembro de la misma familia, incorpora novedades que lo hacen más adecuado a su contexto de lectura, con la cuota de sorpresa y la cuota de familiaridad que, intuyo, será agradecida por los lectores.
La búsqueda de profundidad, de cercanía y de carácter, pilares que alientan el ejercicio periodístico de La Nación, encontrará en las páginas del nuevo formato una oportunidad de expresión y expansión de una identidad que se mantiene viva.
Deportes
Un mundo nuevo y un suplemento que cambia con él
Por: Sebastián Fest
¿Se acuerdan de aquellos domingos? La radio, la cancha y los compactos a las diez de la noche. ¿Y de los lunes? Los diarios por la mañana con fotos en blanco y negro, El Gráfico a la noche con fotos en colores. Y otra vez la radio. Eso era el fútbol argentino de fines de los 80 y principios de unos 90 que añadieron la experiencia del codificado. Así vivíamos no hace tanto: 20, 25 o 30 años.
Hoy todo es diferente. Podemos ver todo en cualquier momento y las veces que deseemos, enorme desafío para los medios gráficos: ¿qué hacer cuando todo parece ya sabido? Cambiar el rumbo.
El suplemento diario de La Nación Deportes que se relanza mañana se basa en el reconocimiento de un hecho -el predominio de la cultura audiovisual- y en una convicción: la prensa escrita tiene mucho, pero mucho que ofrecer.
Debemos contar lo que la televisión no puede -o no quiere- mostrar. Salir y entender que el deporte es un fenómeno que atraviesa a toda la sociedad, para abrirnos a ella con nuevas miradas y menos prejuicios. Sobre la base del notable suplemento creado en 1996, a partir de mañana damos un giro con un producto que aspira a interpretar los nuevos tiempos.
Así es que, antes que contar un partido, explicaremos lo que se deriva de él, porque nos enfocaremos en sus protagonistas, en las grandes y pequeñas historias dentro y fuera de la línea de cal. Buscaremos, rabiosamente, ser diferentes, nunca previsibles ni aburridos. Seremos tan abiertos al mundo como atentos a lo que suceda en el país más allá de Buenos Aires. Nos zambulliremos en los grandes temas de debate y generaremos debate, potenciaremos la cobertura de disciplinas tan importantes como el tenis, el rugby, el golf, el básquet, el polo, el automovilismo o el olimpismo en general. Al aporte de los grandes columnistas que los lectores están habituados a encontrar en La Nación, como Ezequiel Fernández Moores, Juan Pablo Varsky, Jorge Búsico, Diego Latorre y Osvaldo Príncipi, se suman otras grandes firmas: Santiago Segurola, Miguel Simón y Marcelo Gantman. Seguiremos leyendo a Manu Ginóbili, claro, y habrá más de una sorpresa. ¿La meta? Entender y disfrutar, vivir fuera de la cancha la misma pasión que se siente adentro.
Fuente: Diario La Nación