Los restos del padre serán velados mañana desde las 8 en la Escuela Particular Incorporada Nº 1027 "Luisa Mora de Olguin", Humberto Primo 5316, de Barrio Ludueña. Allí permanecerá hasta las 16.00 horas, cuando será trasladado para su entierro, según informaron desde la comunidad salesiana.
Montaldo nació en San Nicolás provincia de Buenos Aires el 22 de Marzo de 1930; era el hijo mayor de 6 hermanos de una conocida y numerosa familia nicoleña. Edgardo Montaldo fue declarado personalidad distinguida de Rosario por el Concejo Municipal de Rosario en 2008, allí se resaltó “la importancia que ha alcanzado en la ciudad de Rosario la tarea social, solidaria y pastoral que ha desarrollado”.
Al distinguirlo el Concejo de Rosario reseñó su trayectoria: Cursó sus estudios primarios en el Colegio Salesiano Don Bosco de esa ciudad y a los trece años ingresa a un preparatorio como seminarista en el Colegio Salesiano de Ramos Mejía. Luego cursa 3 años del secundario con orientación docente en Bernal (Pre- Noviciado), para luego ingresar al Noviciado en Morón y posteriormente se traslada a Bignaud, Córdoba, donde completa los tres años de secundario, que incluye el magisterio y cursado de filosofía. Ahí se convierte en “Salesiano”.
Al concluir esta etapa llega al Colegio “San José” de Rosario, donde realiza tres años de práctica salesiana y de magisterio. Fueron sus primeros años como maestro.
Se traslada nuevamente a a Córdoba al Instituto de Estudios Teológicos de Villada, donde en 1958 se recibe de “Sacerdote”.
Abocado a la docencia se desempeña como maestro en el Colegio “San José” y luego tres años en Corrientes-Capital, regresando nuevamente al Colegio “San José”, de Rosario, hasta el año 1.967, continuando como docente.
Inspirado fuertemente en la obra de Don Bosco, desea un lugar para su sacerdocio más cercano a los jóvenes de los sectores populares. En el año 1.968 logra ser trasladado a una “barriada” frente a “La Cotar” (Barrio Industrial), que por ese entonces era bastante “tierra adentro”, comenzando su tarea con los jóvenes del lugar.
Eran los finales de los 60, la juventud invadía barrios y villas con grupos juveniles parroquiales, políticos o estudiantiles, de las charlas con estos grupos se orienta su camino a la parte más castigada de la Parroquia “Domingo Savio”, que coincidía con lo que es hoy Barrio Ludueña, en sus zonas de asentamientos o villas.
Allí comienza una nueva etapa en su ejercicio del sacerdocio, al punto que sostuvo, que si bien sus compañeros festejan este año sus 50 años de sacerdote -se ordena en 1958-, él consideró que su verdadero sacerdocio comenzó 10 años después, en 1968 cuando se comprometió con la cruda realidad de Ludueña y los excluidos.
El padre Edgardo en el 68 dejó el magisterio y “comenzó como alumno”, aprendiendo las lecciones más importantes para trabajar “no para la gente, sino con la gente”.
Todo fue surgiendo “desde las bases”, por urgencias, vacíos o problemas de los vecinos, acompañados por los distintos grupos, de afuera o del propio barrio.
En 1968 ante una propuesta gubernamental de un Plan de Viviendas el asentamiento tuvo la primera organización barrial, el camino de las viviendas fue largo y penoso, hasta en parte inconcluso, pero permitió a los vecinos del barrio comenzar a trabajar comunitariamente por sus necesidades y surge como lugar de encuentro una casilla donada por una familia, que sería el primer espacio Salesiano en el barrio. Cuentan los vecinos que al limpiar los terrenos para instalar la casilla encuentran una medallita del Sagrado Corazón de Jesús, y que es así que la Capilla lleva ese nombre.
La Escuela “Luisa Mora de Olguín” fue uno de los referentes para comenzar a construir un espacio de inclusión en el barrio, como lo había hecho la misma doña Luisa, su fundadora.
Así pasaron por Ludueña miles de jóvenes que lo contaron como referente y coordinador de un espacio de inclusión social sui géneris, donde lo importante y exigido era compartir el proyecto. Incluído Pocho Lepratti, ex seminarista que eligió Ludueña para quedarse a concretar sus sueños no canalizados en los seminarios.
Ludueña fue y es un espacio de jóvenes, desde el espacio autodenominado “La Vagancia”, movidos por el testimonio y consagración de Pocho, se siguen convocando grupos de adolescentes y jóvenes en cada comunidad como: Los Ropes ( Sagrada Familia), Las Terribles (Caminando con María), Los Pelos Duros (Luján), Los Sanca (San Cayetano) Los Piqueteros ( Lourdes), Los Gatos (Sagrado Corazón) y Don Bosco Junior (Sagrado Corazón) y también participan grupos que no residen en el barrio como Mallín y Quecos que brindan apoyo escolar.
Actualmente los espacios se han multiplicado, con mucho esfuerzo para sostenerlos, pero son parte de “esos Sueños” a los que siempre aludió Edgardo: La Escuela Primaria Nº 1027 Luisa Mora Olguín, el Jardín Belén, la Escuela de Capacitación Laboral Nº 1061 “Nazaret” y el Espacio Betania donde se sostiene dos proyectos el Alimentario y el de Educación No Formal Social y Comunitaria- Salud.
Dentro de ese espacio de educación no formal, por su trabajo comprometido y perseverante se reconoce al grupo “Desde el pie” que desde los 90 sostiene ininterrumpidamente espacios de prevención y asistencia en situaciones de violencia de género, abuso sexual infantil; desde una perspectiva de género y de derechos humanos, trabajando en educación sexual en Ludueña y en otros barrios que lo requieren; siempre con subsidios ocasionales y trabajando “ a dedo”.
El grupo Saltimbanquis un espacio de contención para niños y niñas del barrio desde la educación no formal redobla la apuesta de compromiso con los “Chicos de Ludueña a los que les cuesta mucho sostener la escuela”, a lo que se suma la Orquesta Social del Barrio Ludueña, enmarcada en el proyecto “Vibrato”, y así a medida que se recorre la comunidad hay historias y testimonios de los que se hizo, de lo que se está haciendo y de lo que se deberá hacer.
En Ludueña se intenta articular salud, educación y trabajos comunitarios permanentemente, trabajando desde la diversidad y tratando de comprender esa complejidad que interpela todo el tiempo a sus actores, pero que no logra desmovilizar al contrario, suma mayor compromiso y mayor empeño en el legado del Padre Edgardo.
"El unánime respeto a su persona y a su constante tarea para la difusión y promoción de los derechos de la infancia y los jóvenes, hace que el Concejo Municipal de Rosario, en representación del pueblo de la ciudad otorgue el reconocimiento que sin dudas merece y ha sabido ganarse en sus años de labor perseverante y coherente en la promoción y construcción de una sociedad más justa e incluyente", continuaba la declaratoria.
"Edgardo Montaldo ha hecho de dichas acciones tarea cotidiana y ha sido uno de los protagonistas en la construcción del paradigma de la protección Integral de la Infancia en la ciudad, difundiendo y formando a sus colaboradores en la Convención de los Derechos del Niño y exigiendo a las autoridades su cumplimiento y respeto; y apostando a la tarea conjunta y a la interrelación de las Organizaciones del Estado con la Sociedad Civil.
"Referirse al padre Edgardo es hablar de la Vicaría, es hablar de Ludueña, de los espacios comunitarios, de los derechos humanos de niños, niñas, jóvenes, vecinos y vecinas de la ciudad, es reconocer que los cambios son posibles, porque, como él parafraseara : " ...queremos soñar otro tiempo.... el tiempo del trabajo y de los salarios dignos.... donde ser jubilado sea una bendición y ser un niño un privilegio.... no estamos ni cerca de ese futuro, estamos en el tiempo exacto para diseñar el mundo que queremos...", cerraba el texto del Concejo.
"Siempre me han llamado para domesticarme y no pudieron, a mí no me gustan los escritorios, me gusta estar con las necesidades de la gente. Mollaghan fue el único obispo que me llamó, no para lavarme la cabeza como lo querían hacer los anteriores, sino que me llamó —incluso vino un día al barrio y no nos encontramos— cuando tuve el ACV me llamó y me vino a visitar, incluso vino después de un fuerte tormenta y no nos encontramos. Se nos habían volado los techos y quiso saber cómo estábamos", declaró más tarde Montaldo.
Sin embrago, el ACV que sufrió Edgardo fue un pase de factura a un gran disgusto que padeció. Luego de la pedrea que devastó a la ciudad en noviembre de 2006, los techos del comedor y la capilla eran “un colador”. Había que cambiarlos. “La provincia abrió un subsidio de emergencia y fui personalmente a tramitarlo, como lo hicieron las escuelas católicas privadas San José, María Auxiliadora, Los Ángeles. Eran cien escuelas y pedían cerca de 12.000 pesos y yo sólo pedía 5.200: a todas las escuelas privadas le llegó el subsidio y aquí ni un peso. Un día vino la directora provincial de enseñanza privada y le pregunté qué pasaba. En una visita que realizó, justo comenzó a llover y la tomé de la mano para que viera cómo se llovía sobre la mesa donde comen los pibes. Nunca llegó esa partida, finalmente la conseguimos con los salesianos. Nunca supe por qué no nos dieron ese subsidio. Alguna cizaña hubo. Me dio tanta indignación que me agarró un ACV, ahora hago la rehabilitación en el COT, allí los muchachos me tienen paciencia y yo hago los deberes”, dijo pero no la completó por su compromiso pastoral y social.
"Cuando me asaltaron vinieron tres canales", mencionó el cura y agregó: ‘los mismos pibes a los que el padre les da de comer lo asaltaron’ dijeron cuando el tema de fondo es otro y más importante”, explica molesto.
El sacerdote no tiene dudas y remarca que “el desafío siempre es trabajar para que los chicos tengan posibilidades. Hay mucha ausencia de políticas y de organización de instituciones que se dedican a eso, es algo incluso que se lo advierto a los salesianos; Don Bosco fundó esto para chicos en situación de riesgo y exclusión
Montaldo recuerda cuando en el año 2011 fue a disertar en una charla en la ciudad de Santa Fe, siendo todavía Hermes Binner el gobernador. Algunos diarios titularon una frase suya: “Binner no dio la cara”. “Al día siguiente me llamó Hermes (Binner) y vino al barrio. En ese momento se había anunciado con bombos y platillos la creación de 1.800 cargos de policías y 500 móviles nuevos, el tema es que después no hay un peso para atacar las causas para que los chicos no delincan. Yo venía peleando para que titularicen dos cargos para las chicas del comedor y Binner me dijo «la gente del barrio le va agradecer más policías que dos cargos nuevos». Me sentí un idiota útil. Parece que fuera intencionado que tengamos muchos más policías”.
Las adicciones y la marginalidad son para Montaldo dos de los grandes dramas de los chicos de sectores vulnerables. "Queremos quitarles la droga, ¿pero qué les ofrecemos a cambio?", se preguntó. Afirmó que la clave está entonces en "empezar a mostrarle otras cosas a los chicos".
Los delincuentes*
Por: Edgardo Montaldo
Fue una mañana en horario de trabajo del comedor.
– Padre Edgardo, ¿quiere firmar usted también -, me ofreció una de las mamás, colaboradoras del comedor.
– ¿De qué se trata?-, pregunté.
– Me pidieron colaboración para lograr el millón de firmas -, respondió.
– ¿Un millón, para qué?-, insistí.
– Es una campaña para salvar niños de la delincuencia. Si a los pequeños delincuentes la ley los trata como adultos, se van a cuidar más y habrá menos delincuentes.
Esa mamá, casi convencida, ante mi negativa siguió buscando firmas. Había que colaborar. Se trataba de nuestros niños, tal vez (y sin tal vez), se trataba también de su hijo.
Nuestra sociedad, nosotros, buscamos seguridad cortando por lo más débil. ¡Y es tan fácil engancharse! Es más difícil y menos conveniente atacar el semillero que sigue negociando con la miseria y la delincuencia. Semillero abonado por tanto negocio y también por intereses institucionales que nos llevan a la marginación de los destinatarios problema.
Si asumiéramos la responsabilidad preventiva, tal vez se salvarían los Emanuel, los Leo, los Maxi y tantos otros.
“Una de estas noches, muy tarde, los tres entraron a un Bingo en actividad”, me contaba un testigo. Ellos también buscaban ganar alguna moneda. Se las vio muy mal el custodio que intentó sacarlos de entre los asustados apostadores. Son tristemente famosos como protagonistas de tantos episodios nocturnos y diurnos de siempre.
“Nos sentimos muy apenados, pobres angelitos”, repetimos una y mil veces.
“Pero se hizo todo lo posible… ya se probó integrarlos a nuestros espacios y fueron nuestros alumnos. Pero no tuvieron suerte con la madre que tienen y el padrastro que les tocó”.
“Qué ganas tendríamos que cambiaran, ya que constantemente molestan nuestras actividades con sus piedras e insolencias”.
¿Será la solución el millón de firmas?
Lo dudo por más que la iniciativa venga de funcionarios que se florean de ser ex alumnos de nuestra escuela privada y de comunidades de fe con sus curas.
“Padre Edgardo, escuché sus reflexiones referente a esta problemática del menor delincuente, a través de una radio. No se confíe de los medios que malinterpretan”, me dijo por teléfono alguien de los que habían auspiciado el millón de firmas.
Ya habíamos tenido chispeantes intercambios a través de esos mismos medios con el Ministro de Gobierno y los directivos el famoso Foro Rosario, todos ellos buscando “seguridad”.
Para esto siempre es necesario encontrar algún culpable y poner remedio quitándolos del camino. Es evidente que la preocupación es por defender lo que más vale y a los que más tienen, porque en la cultura del mercado se vale por lo que se tiene.
¿Es la villa el enemigo?, porque se suele decir que la villa no sólo está llena de ladrones, sino que los pobres, son tales, porque quieren y no les gusta trabajar.
– “Lo poco que consiguen lo gastan en vino y mandan a sus hijos a pedir”.
– “A esos negros villeros hay que devolverlos a su lugar de origen, no son de aquí”.
– “Terminemos con las villas y los chicos de la calle”.
Así gritaba el Foro con la bendición del entonces Ministro de Gobierno, concluyendo que las diferencias procedían siempre de los mismo agitadores (nos sentimos aludidos, a mucha honra).
Todos estos interlocutores con quienes hemos intercambiado muchas reflexiones en programas radiales, en varios diarios locales y hasta en encuentros personales en nuestro comedor, manifestaron la misma preocupación que movió a los teólogos europeos en el tiempo de la Conquista de América, al buscar elementos que probaran la carencia de alma en los aborígenes y justificara así las actitudes de los conquistadores.
Es también una conclusión lógica de esa historia que hemos estudiado, donde el aborigen el vilero, el criollo o el pobre es siempre el malo de la película.
Delincuencia y seguridad
Mientras escribo esta página, me detiene una discusión que escucho por radio entre un periodista y el Ministro de Gobierno:
– Señor Ministro, qué lamentable el aumento del viático para los funcionarios, de 20 a 40 pesos diarios para tomar el café y comer fuera de su casa -, dijo el periodista
– Es la provincia que tiene los costos más bajos. Además la gente debe tener en cuenta nuestra responsabilidad. Nuestro sueldo de 2600 pesos apenas alcanza para responder a nuestra familia-, se intentaba defender el funcionario.
– Pero esperábamos un gesto acorde con la situación que vive la mayoría de la población con proyectos temporarios de 120 pesos y la gran mayoría, desocupados, sin nada.
– No veo oportuna esta comparación -, insistió el Ministro.
El Ministro, que en muchas ocasiones manifestó su orgullo de ser ex alumno salesiano y ocupó el lugar de aluno de los preferenciales de Don Bosco, no dio el brazo a torcer.
Se repitieron numerosos llamados a la radio que se encargaron de expresas epítetos acordes con esta postura del responsable de nuestra seguridad: “Delincuente, sin vergüenza, cara rota”, entre otros.
Ese momento existe (Padre Nuestro)
Señor, Dios de la vida en dignidad, que tu nombre bendiga nuestras tareas y progresos.
Para que soñemos otro tiempo, el tiempo de lograr un mundo donde quepan todos los mundos con las características de tu reino, ya que te quisimos tantas veces lejos, en el cielo, para no ser molestados en el logro de nuestros caprichos.
Que se haga aquí tu voluntad, para que todos tengan lugar en nuestras organizaciones con un mercado al servicio de toda persona, sin excluidos.
Que el pan nuestro de cada día sea el fruto de un trabajo digno que logre comer en casa, en familia y salvar nuestros niños y jóvenes de la violencia, la delincuencia y del “negocio intocable” e la droga.
Que no paguemos deudas externas y ajenas a costa de perder lo nuestro que tu nos diste para vivir en dignidad.
No nos dejes caer en tentación de adquirir “tarjeta de corrupto” para aprovechar ocasiones oportunas.
Y líbranos de la injusticia, la impunidad y la represión que buscar salvar la falsificación de “nuestra estable moneda”, aunque provoque desocupación, hambre, desnutrición, violencia, delincuencia y otros yuyos.
Y porque hay que seguir andando nomás, que seamos la esperanza de un tiempo que vendrá, ya que estamos en el tiempo exacto para diseñar el mundo que queremos.
*del libro “Mateando entre sueños, en asentamientos del barrio Ludueña de Rosario”, del Padre Edgardo Montaldo
Este 25 de Diciembre, partió el Padre Edgardo Montaldo. Salesiano, militante comprometido, valiente constructor de base, gran polemizador con las prácticas de la institución eclesiástica, el Padre es símbolo de lucha por los pibes y pibas. Nicoleño de nacimiento, llegó al querido Barrio Ludueña en 1968 y lo eligió como su lugar, su casa, su territorio, el de él y su amada comunidad a la que entregó todo el amor posible.
Edgardo Montaldo es sin dudas un personaje irrepetible e insustituíble y por eso su partida física merece más que un posteo en una red social o en una página web. Merece compromiso, merece memoria, merece lucha, solidaridad, entrega, amor. Merece renacer en cada acción que realicemos con afecto y coherencia, aprendiendo a construir juntos y juntas.
Merece que cambiemos la realidad con nuestros pibes y pibas. Merece que se dé el debate que con valentía planteaba al decir que mucho se preocupaba parte de la sociedad (la Iglesia como parte de la misma) en impedir la legalidad del los abortos, mientras permitía el aborto en vida de cientos de jóvenes a los que condenaba a la discriminación y la exclusión.Lo planteaba valiente y polémicamente para hablar en serio desde su función pastoral de la sociedad que se aportaba o no a construir desde diversas instituciones. Para interpelar desde dónde se defiende la vida y se construye el futuro, más allá de los debates ideológicos.
Edgardo partió en Navidad. Cumplió con la que abrazó como su tarea hasta el último día de su vida. Será el Cura de Ludueña siempre. Será el nombre del club y el guía de prácticas, de mates compartidos entre sueños, de almuerzos para panzas vacías que en su comedor encontraban más que pan. Será la voz para la pibada, el abrazo para los otrota pibes, que ya son adultos y crecieron con él. El Padre Montaldo será la pelota de trapo en las calles de tierra del barrio. Será la sonrisa al mirar a otro y a otra. Será todo lo que fue e hizo y más. Será también lo que nosotros y nosotras seamos capaces de hacer que persista.
Con ternura, venceremos.
¡Hasta siempre Padre Edgardo Montaldo!
Secretaría de Comunicación
CTA Autónoma Provincia de Santa Fe - Regional Rosario