Es periodista desde 1977 y se desempeña en la sección política del diario desde 1984. Desde aquel tiempo viene observando las relaciones del multimedio con los distintos gobiernos, y asegura que nunca vio una alianza tan empática como la que tuvo Clarín con el kirchnerismo de los orígenes. Con esta provocativa afirmación parece confirmar la caracterización que alguna vez hizo el inefable Jorge Asís (uno de los primeros hijos bastardos del Grupo) sobre el enfrentamiento que marcó la última década política: el pleito en realidad fue una “Guerra-Divorcio”, una institucional Guerra de los Roses.
Acorde a esas circunstancias, reconoce que en los últimos años hicieron un “periodismo de guerra”, y que eso no es periodismo.
Destaca con énfasis las potencialidades del Gobierno de Cambiemos, aunque no deja de marcar con agudeza lo que ve como sus resbaladizos límites.
Comienza con una respuesta en la que expone el núcleo duro del pensamiento de Clarín: una concepción que podría acercarse al axioma “el pueblo tiene el gobierno que se merece”. La sociedad, es decir, todos, somos culpables de todo (de Menem, de Kirchner y hasta de Videla). Un juicio que comparte una difusa frontera con el que asegura que “nadie es culpable de nada”. Aparenta querer retornar a los años dorados en los que Clarín era la voz perfecta de la conciencia media de esa abstracción llamada sociedad, que es tan culpable como inocente.
El lugar de Clarín como factor de poder de la realidad argentina no podía estar ausente: desarrolla “qué le pasó a Clarín” y qué le pasa ahora en la posguerra.
La tristemente célebre tapa del 27 de junio del 2002 (“La crisis causó dos nuevas muertes”) también es revisitada. Vuelve a reconocer, como ya lo hizo en un documental, que ese título fue un grave error –fue el único de la jerarquía del diario que habló públicamente sobre la cuestión–, aunque es difícil encontrar en su exposición la matriz de la “errata”. Para analizar los hechos, escribió en esa misma edición que entre los “beneficiados” de aquellos asesinatos estarían “las organizaciones que necesitan esta represión, estas muertes para legitimar un discurso y acción política donde los valores aún deteriorados de la democracia funcionan como obstáculos hacia un objetivo supuestamente revolucionario”. A tremenda afirmación no la salva la moderación que introduce en el párrafo siguiente: “Conviene hacer una salvedad: las responsabilidades de unos y otros, en los episodios de ayer y en el desarrollo general de la crisis económica social y política, son sin dudas diferentes” (Clarín, 27 de junio del 2002).
El trasfondo de esta especie de teoría de los dos demonios sui generis acorde a los tiempos de la democracia deteriorada, quizá explique por qué el “error” rengueó para el lado que rengueó en un medio que se concibe a sí mismo como un pilar de la gobernabilidad, como el engranaje mediático del gran partido del orden. Mucho más que un toque de distinción para la solución argentina de los problemas argentinos.
¿Qué te pasa Clarín?
Tengo la obligación de hacer una pregunta sobre Clarín. Martín Sivak, que escribió el libro (Clarín, la era Magnetto), dice que “por primera vez durante los años kirchneristas Clarín cambió su forma de hacer política e hizo un periodismo de guerra”. Escribió en 2014 que más allá de cómo termine el kirchnerismo, iba a ser difícil que Clarín vuelva a tener la gravitación que tuvo en la sociedad argentina. Si es así, ¿cómo es el Clarín de posguerra, cómo es el Clarín poskirchnerista o cuál es tu lectura?
A ver: ¿hicimos periodismo de guerra? Sí. Eso es mal periodismo. Fuimos buenos haciendo guerra, estamos vivos, llegamos vivos al final, al último día. Periodismo eso no es como yo lo entiendo, no es el que me gusta hacer. Y yo lo hice, no le echo la culpa a nadie, yo lo hice. Eran las circunstancias e hice cosas que en circunstancias normales por ahí no hubiese hecho, en términos de qué posición tomar o de cierta cosa terminante.
Hubo un momento en que la guerra contra Clarín pasó a ser la guerra contra los periodistas; ahí fue donde me parece que el Gobierno kirchnerista perdió la guerra contra Clarín. Porque los periodistas se involucraron personalmente, algunos se fueron a medios kirchneristas y los que se quedaron se pusieron espalda con espalda. El día que vinieron 200 inspectores de la AFIP y se metieron en el diario, periodistas que no son de política lloraban diciendo nos van a cerrar la empresa, nos vamos a quedar sin trabajo. Nos hicieron un favor en eso, y cuando [Néstor] Kirchner maltrató a Leonardo Mindez (que hoy ya no está en Clarín, está en Infobae).
La famosa conferencia de prensa…
La conferencia de prensa. Leo después terminó siendo un editor, tiene 40 años, un tipo que está empezando una carrera de editor y es muy bueno, y va a ser mucho mejor todavía. Pero cuando era un cronista y Kirchner lo maltrató y todo el mundo sabía que lo estaba maltratando (en el diario lo vimos por TV cómo maltrataba), no a un jefe, si no a un cronista… Entre eso y la AFIP, para los periodistas del diario fue: es con nosotros el asunto.
Y cuando vieron que “es con nosotros”, te defendés, te defendés y te defendés. ¿Haciendo cosas que no hubieses hecho en otra circunstancia? Puede ser. Si vos me decís: ¿hoy tenemos que hacer el mismo periodismo que hicimos hasta el 10 de diciembre? No, no. ¿Estamos haciendo un periodismo distinto? No siempre.
¿Estamos haciendo buen periodismo? Todavía tenemos muchos tics del pasado reciente me parece.
Tenemos que volver a la lógica, para los que hacemos política desde hace muchos años, de que te puteen parejo, no de un solo lado: si te putean parejo estás trabajando bien.
Sobre si Clarín va a volver a tener la gravitación que tuvo antes. El Gobierno de Kirchner y sobre todo de Cristina, le dieron a Clarín una gravitación loca, suicida. Se demostró suicida para ellos, ¿no? Me parece que era una pieza estratégica en cómo entendían la toma absoluta del poder. Pero le dieron a Clarín un lugar que no tenía. Clarín influía, influye, pero no era el enemigo del Estado; ellos lo tomaban como el enemigo del Estado y la verdad que los resultados están ahí.
Hubo un momento en el que eran aliados o de mínima tenían muy buenas relaciones.
Si, aliados, buenas relaciones y aliados. Te diría hasta un punto en que yo no he visto otra alianza más empática que esa en los primeros tres años del Gobierno de Kirchner con Clarín. Y me tocó, desde el ‘82 para acá, ver todas las relaciones que el diario establecía con todos los gobiernos. Después las cosas cambiaron.
¿Cuál fue el punto para vos?
A Kirchner lo enfureció que Clarín tomase el tema de la valija de Antonini Wilson con fuerza. El tema originalmente era de La Nación, lo publicó Hugo Alconada cuando era corresponsal en Washington. Sale en La Nación y al día siguiente, ¿qué hacemos, nos achicamos y como es de La Nación no lo damos? No, es un tema importante, punto: un tipo que dice que vino con 800 mil dólares en una valija para la campaña de la presidenta recién elegida (2007). Creo que Kirchner esperaba de Clarín una minimización del tema y se enfureció mal.
En esa época, Moyano era aliado de Kirchner. En enero asesinan al tesorero de la Federación de Camioneros que se llamaba [Abel] Beroiz y lo matan en un estacionamiento en Rosario. El tipo era del gremio de camioneros de Santa Fe. Nosotros titulamos: “Asesinan al tesorero del gremio de Moyano”. Nunca dijimos que fue Moyano, dijimos: puede ser una interna del gremio. En realidad, después se supo que fue una interna del gremio de Santa Fe. Era una cosa muy rara porque al tipo lo acuchillan y lo balean al bajarse del auto, no le roban el Rolex que tenía como buen dirigente sindical que se precia, ni la guita que llevaba encima, nada.
Moyano empieza a decir que Clarín iba por él. Alguna vez escuché la historia de que Moyano le dijo a Kirchner: “Vienen por mi después vienen por ustedes”. Sucede lo de Antonini Wilson en diciembre, entonces ya venían furiosos, se suma lo de Moyano a fin de enero [de 2008]. En marzo, abril, empieza el conflicto de la 125 [la resolución de las retenciones móviles que generó el conflicto con las patronales del campo, NdR].
En el primer acto que hace Cristina en la Plaza de Mayo donde [Guillermo] Moreno le hace el gesto a [Martín] Lousteau, la columna de Camioneros, un grupo de la dirigencia que llega hasta el palco, trae unas pancartitas que dicen “Clarín miente”. Moyano se agacha –lo vi por televisión–, agarra una de las pancartas y la muestra. Ahí empezó la alianza Kirchner-Moyano y ahí empieza un camino sin retorno.
Me parece que Kirchner esperaba de Clarín un acompañamiento para hacer algunos negocios en el mundo de las comunicaciones y Clarín no acompañó y no estuvo dispuesto a hacerlo. Empezó una espiral de enfrentamiento creciente que llevó a lo que llevó, incluyó a los hijos de la directora del diario. Se usaron todas las herramientas que el kirchnerismo usó para combatir a alguien que consideraba enemigo. No fue inocente Clarín en esto, hizo sus cosas, qué se yo. Y después cuando empezó la guerra, ¿qué vas a hacer? Primero te cubrís y después empezás a tirar los cascotes de vuelta.
La crisis que causó dos tapas
Sobre la famosa tapa del 27 de junio del 2002, volví a ver el documental (La crisis causó dos nuevas muertes de Patricio Escobar y Damián Finvarb). Por otra parte, fuiste uno de los pocos de la jerarquía del diario que habló sobre esa cuestión. Fue una tapa de antología, que quedó en la historia. Vos decís que el título fue un error, ¿un error que residía en qué?
En no decir la verdad.
El libro de Martín Sivak dice “cuando un medio se considera a sí mismo como un pilar de la gobernabilidad puede caer en estas cosas”. Más allá de discutir cuestiones conspirativas, si hubo llamados o no: Aníbal Fernández salió a hablar por los medios, diciendo que se estaba preparando una "insurrección", que se había tramado en Villa Domínico etc.
Aníbal era secretario de la Presidencia, secretario de Seguridad, jefatura de Gabinete. Y así lo reflejó La Nación, dijo: “Un enfrentamiento entre piqueteros”.
Claro, exactamente, fue el título de La Nación.
Eso también es de antología, pero como lo dijo La Nación, de La Nación se esperan antologías.
¿Pudo haber tenido ese motor la tapa? Si Clarín se considera un pilar de la gobernabilidad quiere decir que tiene que tener “cuidado” con las cosas que dice. Sivak afirma que en última instancia Clarín quería impedir una repetición de una crisis como la de diciembre de 2001. Una tapa que diga: “La Policía asesinó a dos jóvenes en el Puente Pueyrredón”, tenía otro peso que esta tapa, ¿no?
Sin duda. Ese diario yo lo tengo guardado en mi oficina, porque es un tema que aparece cíclicamente. La tapa dice una cosa y adentro dice otra. Adentro dice, no me acuerdo textual, pero algo así como: “dos piqueteros muertos en enfrentamientos en el Puente Pueyrredón” o “con la Policía en el Puente Pueyrredón”. No dice que la Policía los mató, pero tampoco dice “la crisis causó dos nuevas muertes”, que es lo que dice la tapa del diario. Es un título infeliz absolutamente y por eso digo que es un error, es un título que escamotea la verdad, aún una verdad cuidadosa.
Hago un paréntesis: cuando vos estás en un diario como Clarín y tenés responsabilidades circunstanciales en la edición, siempre pensás qué es lo que vas a decir y cómo, porque sabes que tiene impacto. Sabés que la mayoría de los medios electrónicos hacen su agenda leyendo Clarín y La Nación ponéle, o en una época PáginaI12, pero eso fue hace mucho. Entonces, tenés una cierta noción de cómo digo las cosas. Anoche pensábamos: ¿ponemos “Cede el Gobierno…”? [habla de la tapa de Clarín del martes 12 de julio, día en el que se realizó la entrevista, NdR]. Y [responde] poné “Cede el Gobierno…”, porque el Gobierno decía 400 % de aumento de tarifas, pero las facturas fueron mucho más altas. Alguno tiene que ceder y de hecho es un retroceso del Gobierno, un retroceso racional y entendible, pero es un retroceso. Se discute mucho cada palabra, la verdad es esa, para cualquier título.
El título aquel es un título horrible en la tapa y quedó como el intento de Clarín de ocultar lo que había pasado. Pero si vos ves la foto de tapa, está el asesinato y están los policías, el comisario Alfredo Franchiotti y el cabo [Alejandro] Acosta. Está [Maximiliano] Kosteki tirado en el piso y [Darío] Santillán, con la cámara movida en una de las fotos de “Pepe” Mateos, con la gorrita blanca, campera de jean, corriendo hacia el andén y de atrás le pegan el escopetazo. Adentro hay tres fotos, de Franchiotti en una levantándolo como trofeo de caza a Santillán, publicadas el mismo 27 de junio. De eso no digo: ¿cómo no se dieron cuenta de eso?, está para el que tenga ganas de verlo objetivamente. Pero también objetivamente, el título es un error.
¿Y al otro día no se publicaron fotos más clarificadoras? Eso es lo cuestionable.
Se publicó una secuencia completa, sí. Solo con la foto que publicó Clarín ese día, a la noche el Gobierno de [Eduardo] Duhalde pidió las fotos. Roberto Guareschi era el secretario general de redacción y fue el responsable del título aquel; nunca lo dijo, pero fue él como jefe de redacción. Yo era jefe de política, no tenía responsabilidades en la redacción ni en la tapa del diario. Guareschi dijo no, al Gobierno no se lo damos, no le damos la foto al Gobierno, porque la Policía era del Gobierno. Vinieron dos fiscales y se le entregaron todas las fotos, todo el paquete completo. Al día siguiente, “Pepe” Mateos, que fue el fotógrafo, él mismo se queda y ve que tiene la secuencia del asesinato de Santillán y se publica: es la secuencia de cuando él entra, entran corriendo a la estación, bueno, lo que se conoce.
A asistirlo a Maxi.
Lo ve a Kosteki tirado y cuando ve a los otros que entran, se va y lo balean a él, y está la foto de cuando él está herido, incluso cuando está herido se lo llevan medio arrastrando entre dos policías y él tiene el balazo atrás, o el escopetazo atrás, y se va vivo de la estación. Sí, se publican al día siguiente. Porque había un poquito más de claridad sobre los hechos, había una secuencia, no eran fotos sueltas.
Clarín hace, me parece ahí, lo que tiene que hacer: hizo una cosa horrible con el título de tapa y después entregó todo a la Justicia. Yo digo hoy, si no fuese por las fotos de “Pepe” Mateos publicadas por Clarín y que fueron aportadas a la Justicia como corresponde, Franchiotti y Acosta no estarían condenados.
El fotógrafo de Madres [de Plaza de Mayo] publicó una foto extraordinaria por su nitidez, parecida a la de “Pepe”, sacada al lado de “Pepe”. La publicó PáginaI12 al día siguiente, no el 27 de junio, la publicó el 28, que es el día en que nosotros publicamos la secuencia completa. PáginaI12 sí dijo que fue la Policía, fue el único diario que dijo el primer día que fue la Policía. Nosotros lo decimos adentro, no en los títulos, pero decimos que fue un enfrentamiento con la Policía. Walter Curia que es el que escribe la crónica ese día, dice que fue la Policía, yo que escribo un artículo más o menos de análisis, digo que todo indica que fue la Policía. Quedó el título, quedó el título y quedó la gente que se animó a hablar de ese título. Yo me animé a hablar porque sé que actuamos, los que hicimos el diario esa noche, con honestidad intelectual. Hubiese sido bueno que desde hace 14 años hubiesen hablado quienes tomaron la responsabilidad de escribir eso en la tapa, pero bueno, cada uno anda con la mochila que se quiere cargar.
El final del documental muestra una tapa del 13 de abril de 1997, cuando matan a Teresa Rodríguez también por balas de Policía o Gendarmería en Neuquén y Clarín titula: “La crisis en Neuquén ya produjo una muerte”. ¿Conocías ese antecedente?
No lo tenía presente… pero tiene la misma matriz. Vamos a llamarle el “delito precedente”, como se usa ahora.
No estaría mal que cada uno asuma las responsabilidades que tuvo y las jurisdicciones que tenía. Yo desde abril del 2003 tuve responsabilidades globales en el diario, editor jefe con jurisdicción sobre toda la redacción. Y fui parte (y soy todavía parte) de un equipo que hace la tapa del diario, antes no, te estoy hablando de abril del 2003.
Fotos: Mariana Nedelcu
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