sábado, 13 de julio de 2019

#ElMarginal: El circo y lo real ausente

Otra temporada y una reflexión que se actualiza
Por: César González*
"Ojalá algún día los privilegiados que pueden acceder a las herramientas audiovisuales puedan vencer el morbo, el fetichismo y los mecanismos de lo bizarro a la hora de representar la marginalidad.

Ojalá algún día se den cuenta que estos temas son demasiado serios y chorrean litros y litros de dolor para encararlos siempre solo desde la lengua del show.

Ojalá algún día solo dejen de pretender de los espectadores solo una onomatopeya que diga ¡Guauuu!. A mi entender la marginalidad no es ningún espectáculo circense, la cotidianidad carcelaria es de una tristeza que asfixia, hay millones de seres humanos allí dentro sometidos a las torturas más inimaginables y oscuras, que ya habían nacido en una clase prisionera de todas las ausencias y que la cárcel solo continua una pena ya dispuesta previamente al nacimiento.

Ninguna ficción es inocente. Si me aclararan que esta serie es un producto de humor bizarro no tendría ningún problema. El problema surge cuando la presentan como una serie seria que “muestra la realidad” y mucha gente creerá que así de ridículos y caricaturescos son los presos. Que a mi entender y a partir de mi experiencia de 5 años preso, de tener un hermano, primos y multitud de amigos tras las rejas, no se parecen en nada a los presos que muestra esta serie. Los presos que yo conocí y conozco desbordan seriedad, lucidez y gestos de una solidaridad que pocas veces encontré en las personas aquí afuera. Gestos que no vi en casi ningún personaje de las primeras temporadas y que no encuentro en los adelantos de la nueva, de todos modos espero realmente equivocarme.

Aprovecho para aclarar que si bien tuve una participación mínima como actor en la primer temporada de esta serie considero dicha participación un error. Pero los errores están para aprender, sugiere un dicho popular...
Vía: RevistaSudestada

*César González, (o Camilo Blajaqui), tuvo una una infancia difícil, a los 16 años fue enviado al Instituto de Menores Luis Agote y luego a la cárcel de Marcos Paz. Privado de su libertad descubrió su pasión por la lectura y comenzó a escribir poesía. Más tarde llegó a ser director de cine.

Ver también: #ElMarginal y el problema de contar la cárcel ¿según quienes? http://bit.ly/2LAafrD

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