Una locutora se animó a relatar el calvario que vivió en Radio Ciudad y Radio 9 de Julio, las emisoras de la municipalidad de San Miguel de Tucumán. Intervienen la policía y la Justicia a través de la fiscalía de María del Carmen Reuter, quien girará las investigaciones a la dependencia especializada en violencia de familia y género
Una trabajadora de prensa se animó a denunciar en las últimas horas a dos reconocidos periodistas tucumanos por presunto acoso sexual y maltrato laboral. La joven locutora rompió el silencio, tras más de dos años de soportar el "hostigamiento" y "el acoso sexual" del que habría sido víctima por parte de dos compañeros de trabajo.
Giselle Salica, es una joven locutora tucumana. Su caso recién salió a la luz esta semana, pero los hechos que denuncia vienen ocurriendo desde el año 2016, cuando comenzó a trabajar en Radio Ciudad -donde aún continúa-, una de las dos FM que dependen de la administración de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán.
Según consta en la denuncia que radicó en una dependencia policial, a los pocos días de empezar, la joven habría comenzado a ser víctima de constantes abusos de índole sexual sin saber cómo reaccionar. "Todas estas situaciones las soportaba porque era nueva, necesitaba el trabajo y pensaba que se iban a cansar de molestarme", sostuvo. "Siempre me decían que yo estaba a prueba, que mi puesto de trabajo no estaba seguro", agregó.
Al año de estar en esa emisora, Salica logró que la sumaran al equipo de Radio 9 de Julio, la otra emisora que controla la municipalidad capitalina. También allí habría tenido que soportar de un constante hostigamiento por parte de los mismos periodistas con los que compartió estudios en Radio Ciudad.
Las personas denunciadas son nada más y nada menos que el periodista y conductor del programa de televisión “No se Salva Nadie”, Adrian Intile, y del locutor Walter Carrazana. Según consta en el parte policial, tanto Intile como Carrazana la habrían sometido a juegos sexuales con doble intención, la agarraban de los brazos, le tocaban las piernas y la arrinconaban para rozarla físicamente. La joven incluso relató que hasta utilizaron una banana y se la colocaban en sus genitales y le invitaban a que se la quite. "Me colocaban los genitales cerca del rostro y me hostigaban con bromas subidas de tono", agrega la denuncia.
Pero el calvario no terminaba allí, continuaba fuera del ámbito laboral. Según contó Giselle, Carrazana una noche se ofreció a acercarla a su vivienda en un barrio en Tafí Viejo, pero en cambio habría intentado llevarla a un motel alojamiento. Felizmente, tras la reacción de Salica, Carrazana le dejó en su hogar, no sin antes pedirle que no relate a nadie lo que había sucedido.
Cansada de soportar la pesadilla que vivía constantemente, la joven locutora habría informado de esta situación a las autoridades municipales.
Pasaron meses y meses hasta que Giselle se decidió a romper el silencio. Luego de la denuncia policial y al enterarse de la misma, desde el Centro Municipal de Violencia, Mujer y Derechos Humanos la citaron para una mediación. Allí fue recibida por la subdirectora del organismo, Lucía del Valle Rosa Briones. Según se pudo conocer, Briones solamente le ofreció disculpas en nombre de los denunciados aduciendo que son hombres de viejas épocas.
Al salir el caso a la luz, varias mujeres periodistas dejaron trascender que no sería la primera trabajadora de prensa en ser sometida por estos profesionales de la comunicación. Con la denuncia ya asentada, hombres y mujeres de prensa de la provincia se acercaron a la Asociación de Prensa de Tucumán para poner a los directivos en conocimiento de la situación y solicitar su intervención.
Fuente: Primera Fuente