De los 143.000 abonados cedidos, el 80% corresponde a la provincia de Córdoba. La empresa que compró el paquete de usuarios, Universo Net, se formó en marzo de este año
Por: Norma Lezcano
A partir del dictamen dado este viernes por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) por el cual se aprobó la fusión de Cablevisión y Telecom, unos 114.000 abonados de 17 ciudades de Córdoba que eran clientes de Arnet ahora lo serán de una empresa llamada Universo Net, que pertenece a la familia Valentini, radicada en Coronel Pringles, provincia de Buenos Aires.
La familia Valentini es dueña de un diario en su ciudad de origen y su experiencia vinculada a las telecomunicaciones se remite a la operación de cable TV en seis pueblos del sur de Buenos Aires y en algunos de las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut.
Universo Net se conformó como empresa el 23 de marzo de este año, y radicó su sede en Capital Federal, aunque la familia Valentini tiene su base de negocios en Coronel Pringles. Junto a los abonados de Arnet en Córdoba, esta empresa adquirió 29.000 clientes más distribuidos en 11 ciudades de las provincias de Santa Fe, Misiones, Entre Ríos y Buenos Aires.
La operación. Tiempo antes que la CNDC se expidiera sobre la fusión, Cablevisión-Telecom le presentó a la Comisión este esquema de desinversión a sabiendas de que sería un requisito para aprobar la operación. De la cartera total de abonados que tenía Arnet, el paquete vendido significa un 9%, pero se eleva a 50% si se considera el universo de clientes de las localidades afectadas.
De las dos empresas integrantes de la fusión, solo Arnet resignó cuentas, ya que Cablevisión no lo hizo. Ahora, la fusionada se habría quedado con 57% del mercado de la banda ancha en todo el país, con porcentajes mayores en algunas provincias.
Universo Net compró el paquete de clientes (que le permitirá una facturación de $500 millones anuales) y el derecho a usar la marca Arnet, pero no adquirió la red (infraestructura). Según trascendió del acuerdo de venta, Telecom le proveerá el servicio mayorista, al tiempo que se excluye de vender su capacidad mayorista a otros proveedores de Internet. Aunque la desinversión está oficializada, la CNDC no le estableció plazos para comenzar a operar.
Recomendaciones. Al aprobar la fusión, la Comisión no obligó a Cablevisión-Telecom a devolver los 80MHz excedentes de espectro que le quedaron (el máximo es 140MHz), pero le recomendaron hacerlo en un plazo menor a los dos años.
Por otro lado, la CNDC sí obligó a la fusionada a “evitar empaquetar sus servicios por un plazo que puede ser de seis o 12 meses, según la región”. Es decir que no podrá hasta fines de 2018 o mediados de 2019 ingresar al negocio del cuádruple play. “De esta manera, los competidores cuentan con más tiempo para invertir o asociarse para proveer servicios múltiples junto con otro proveedor”, señaló la Comisión.
Unas 48 horas antes de que la CNDC diera a conocer su dictamen sobre la fusión, el Gobierno mandó la llamada "ley corta" de telecomunicaciones al Congreso que habilita a las telefónicas a dar televisión satelital, pero recién a partir del 2020. Finalmente, la Comisión prometió control y aplicación de multas (de hasta 30% de la facturación) si la fusionada no cumple “con una oferta de referencia de servicios mayorista para terceros que quieran brindar servicios sobre su red”.
Concentración hiperbólica
La Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), como antes el ente gubernamental de comunicaciones ENaCom, adaptaron sus resoluciones a los intereses representados por Héctor Magnetto y David Martínez (Fintech)
Por: Martín Becerra
La fusión Cablevisión/Telecom es la hipérbole de la concentración de las comunicaciones tradicionales (medios y telecomunicaciones), con la que los accionistas del Grupo Clarín alcanzan su máximo nivel de dominio. En las vísperas de la derrota de la Selección argentina en el Mundial de Rusia ante Francia, el gobierno de Mauricio Macri aceleró la aprobación definitiva de un movimiento agresivo e inédito que el conglomerado había anunciado exactamente hace un año.
La Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), como antes el ente gubernamental de comunicaciones Enacom, adaptaron sus resoluciones a los intereses representados por Héctor Magnetto y David Martínez (Fintech), socio minoritario en la fusión más grande de la historia de la comunicación en toda América Latina. Las condiciones que imponen para bendecir la fusión son al mismo tiempo tenues y parciales: así, la devolución de espectro radioeléctrico, la conveniente cesión de 140 mil clientes de conexión a internet prestados por Arnet (ADSL) en lugares donde opera Fibertel (Cablevisión) con redes más robustas y, sobre todo, la ausencia de exigencias serias, llaman la atención si se compara esta noticia con megaconcentraciones empresariales en el resto del mundo.
La CNDC y el Enacom dependen de Macri y sus autoridades le reportan a él, por lo que si alguna duda cabe, la letra chica de la fusión fue decidida políticamente por la máxima conducción del Estado. Su antecedente, comparativamente más modesto, es la fusión de Multicanal y Cablevisión, también vía autorización presidencial, pero de Néstor Kirchner (el 7 de diciembre de 2007, dos días antes de que asumiera Cristina Fernández).
El Gobierno eludió considerar las enormes ventajas competitivas que tendrá de ahora en más Telecom por ser sus dueños los únicos en la Argentina presentes en todos los segmentos de las comunicaciones, desde la producción de papel de diarios, el manejo de las principales redes audiovisuales abiertas y de pago, la telefonía fija y móvil y la conexión a internet. Esa cualidad que distingue a Telecom y al Grupo Clarín de cualquier otro competidor, y que representa una posición única en su tipo en toda América Latina y le abre la oportunidad de distorsionar precios mayoristas y minoristas, acceso y exclusión de contenidos, fue soslayada por el examen de la CNDC y violenta el artículo 42 de la Constitución Nacional, además de la vieja y la nueva norma legal sobre competencia.
El motivo de la fusión es la convergencia de las comunicaciones, lo que impulsa a asociarse a los productores de contenido con los proveedores de conectividad. La suma de Cablevisión y Telecom, por la cantidad de mercados y eslabones productivos que abarca, es una concentración inédita en Latinoamérica. Su carácter conglomeral y convergente introduce una problemática nueva y demanda un abordaje integral, es decir, no sectorizado. Sin embargo, la resolución oficial evadió intencionalmente el examen de esa cualidad convergente al centrar sus leves recomendaciones en el sector específico de banda ancha fija.
Así, algo tan modesto y minimalista como exigirle un precio de referencia nacional para sus servicios domiciliarios y personales a la fusionada, que tendrá poder significativo de mercado en conexión fija y móvil a internet, telefonía fija y móvil, y televisión de pago, fue descartado de plano por la aprobación gubernamental. Las decisiones políticas que vienen acompañando la estrategia expansiva del Grupo Clarín desde que asumió Macri son reactivas a condicionamientos que busquen defender el interés público amenazado por la hiperconcentración. Lo que sería el núcleo de un argumento técnico de inspiración liberal al considerar una fusión de semejante escala en economías como la inglesa, la francesa, la alemana e incluso la mexicana, en la agenda estatal de la Argentina hoy son sutilezas. La razón de Estado se mimetizó con el interés del más grande de los privados.
*Investigador especialista en medios
Fuente: Diario Perfil
Ver también: El gobierno aprobó la fusión de Telecom y Cablevisión