Por: Tomoo Terada @Tomoo_Terada
El 24 de mayo la página de la matriz estadounidense de CNN difundió una investigación de la reportera de la división de espectáculos Chloe Melas y la subdirectora de Media y Entretenimiento de la misma, An Phung, con el título “Mujeres acusan a Morgan Freeman de comportamiento indebido y acoso”. Ambas aparecieron en los diferentes programas que componen la programación de CNN diciendo lo mismo, una y otra vez. En la página original en inglés del reportaje el texto es acompañado como multimedia por la entrevista que Don Lemon hace a ambas, mientras que en CNN en español un titubeante Guillermo Arduino lee el “cable urgente” con la noticia.
La investigación afirmaba que 16 personas, tanto hombres y mujeres, habían hablado con CNN dando testimonios que revelaban “un patrón de conducta” de acoso, de comportamiento indebido (este último término usado de forma vaga asociado a “comentarios acerca del cuerpo de las mujeres” que lo mismo podían ser verdaderas agresiones que un halago por parte de Morgan Freeman al vestido, al cabello de ellas, tal como recientemente lo comentaba la actriz Suzanne Somers). Con 8 de esas personas afirmando haber sido “víctimas” de éste, quien siendo un hombre heterosexual era implícito esas 8 “víctimas” eran mujeres aunque la redacción no lo afirmara claramente. Freeman era presentado entonces como uno más que engrosaba la lista de hombres que el #MeToo por parte de la prensa descubría y hacia caer.
Como primera reacción a la nota de CNN, que tuvo repercusiones reales para Freeman como la cancelación de su trabajo anunciando a Visa, éste hizo pública una disculpa en la que afirmaba que “Cualquiera que me conoce o ha trabajado conmigo sabe que no soy alguien que intencionalmente ofendería o haría sentir incómodo”. Poco después emitió una segunda disculpa afirmando “no es correcto equiparar horribles incidentes de agresión sexual con cumplidos o humor fuera de lugar”. CNN y otros utilizarían estas disculpas como una admisión de culpa por parte del actor de 80 años pero lo cierto es que éste jamás aceptó haber acosado a mujer alguna como se le acusaba.
Guillermo Arduino daba a entender habría una inminente acción legal concertada en contra de Freeman por parte de la multitud de mujeres que lo acusaban. Hasta la fecha nada ha pasado porque todo fue un fraude de una reportera racista de CNN.
El desmentido y el ridículo
Pocos medios hicieron notar que el reportaje de CNN descansaba abrumadoramente en fuentes anónimas: la supuesta multitud acusando a Freeman, de esas 16 personas dando testimonio en su contra 14 eran anónimas. Las únicas presuntas víctimas identificadas eran la propia Chloe Melas, quien se incluía a sí misma como “víctima”, testigo y coautora; y Tyra Martin, productora del programa WGN TV News quien de inmediato se deslindó de la nota afirmando que sus declaraciones habían sido distorsionadas por CNN y nunca se había sentido acosada por Freeman.
Melas afirmaba haber iniciado su investigación a partir de ser acosada por Freeman estando embarazada de 6 meses durante la conferencia de prensa para presentar la película Un golpe con estilo por parte de tres de sus actores: Michael Caine, Freeman y Alan Arkin. Al contar Caine una anécdota en la que él había felicitado a una mujer por estar embarazada y ésta le aclarara que no lo estaba Freeman hizo el comentario “Cómo me hubiera gustado estar ahí”.
El fraude de las fuentes anónimas
No sólo las dos únicas supuestas acusaciones en contra de Freeman con nombre y apellido se derrumbaron. Dos de las fuentes anónimas de Melas se identificaron y públicamente cuestionaron su trabajo.
Una, sólo referida por CNN como “periodista de entretenimiento perteneciente a la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood” (que otorga los Globos de Oro) es la reportera belga Kristien Morato. Escribió había manifestado a CNN que la contactó en cuanto a dos entrevistas que hiciera a Freeman, que ella no había sido tratada incorrectamente, contrario de lo que después CNN afirmó.
Lo más intrigante es que no se ha explicado el porqué puesto que sus comentarios originales hacia Freeman no eran negativos, según escribía, Morato terminara apareciendo anónima en el reportaje de CNN diciendo que no quería ser identificada por temor al poder y fama de Freeman y a perder entrevistas con otras celebridades. Ni siquiera ha quedado claro si Morato había solicitado el anonimato o si Melas deliberadamente convirtió a alguien que había declarado como fuente identificada en una fuente anónima a fin de manipular libremente sus declaraciones.
El otro, Christopher T. Sadler, un asistente de director, escribió una entrada en Facebookaparentemente ahora borrada pero que circuló como captura de pantalla en Twitter que había sido contactado por Melas, y había notado la animadversión de ella hacia Freeman. Sadler comentó al periodista Richard Horgan, quien ha ido reuniendo información del asunto Freeman y con quien el autor del presente texto ha dialogado sobre la interpretación de esa información, que le sorprendía los medios no hubieran destacado los “antecedentes” de Melas para que le hubiera molestado tanto la idea de que alguien como Freeman “se le hubiera insinuado”. Y aunque Sadler no quiso ser más claro al respecto, en cuanto a que había un trasfondo racista que dio a entender.
Morgan Freeman solicitó a través de un abogado que CNN se disculpara y retractara por la basura -no hay otra forma de llamarla- que CNN difundió en su contra, ni siquiera solicitando una compensación monetaria por el daño económico que le supuso la cancelación unilateral por parte de Visa, después de la emisión del ataque de CNN, del trabajo que Freeman hacia como voz de sus anuncios. La respuesta del abogado de CNN, David Vigilante, fue grosera, amenazante y mentirosa a la vez.
Si quienes están al mando de una empresa mediática como CNN -y cualquier otra de medios- se sienten tan invulnerables e impunes para actuar sin ética, lo que queda entonces es exhibirlos tal como se ha hecho en este breve texto.
Fuente: Red Ética