"Buenas noticias: se instala en la costa del río Uruguay fábrica de celulosa, que empleará a 1.000 personas. Inversión de 600 millones de dólares". Así de optimista era el título de un artículo del diario El Heraldo de Entre Ríos, el 16 de noviembre de 1988, cuyo facsímil exhibe hoy La República.
Transcurrió el tiempo y el inminente proyecto nunca dejó de ser una expresión de deseo del gobierno provincial entrerriano.
El gobernador Jorge Busti, entonces menemista, terminó su primer mandato en 1991. Llamativamente los contactos con la industria de la celulosa se retomaron con fuerza en 1996, cuando había pasado casi un año de su segundo período como gobernador.
Los diarios regionales relataban con detalle las visitas de empresarios extranjeros atraídos por las facilidades para sus emprendimientos en el rubro papelero. Uno de los más interesados era el consorcio canadiense Millar Westem Pulp y NLK Consultants. Las crónicas dicen que Busti y el secretario de Producción, José Mouliá, firmaron un "memorándum de entendimiento" por el cual la gestión se comprometió a proveer ciertos requerimientos del grupo empresario.
Las partes agilizaron las negociaciones con el fin de llegar a un acuerdo. La Dirección General de Desarrollo, Ecología y Control Ambiental envió el 3 de julio de 1997 un documento a la Secretaría de Producción en el que se detalla el rumbo de las conversaciones. La carta, a la que tuvo acceso Noticias, dice que la producción diaria de la planta sería de "1.000 toneladas de pasta de celulosa"; la materia prima sería el "eucaliptus de la Mesopotamia y de Brasil" y se necesitaría un terreno de 600 hectáreas.
Pero otra vez, como en 1988, el negocio se pinchó. Busti no reconoce que en otro tiempo fue un impulsor de la industria papelera en su provincia. Para Busti estas versiones son una infamia, son operaciones que lo único que buscan es desprestigiarlo y distraer la atención sobre el emprendimiento en Uruguay.
En la nota, el propio gobernador Busti anuncia la firma de un acuerdo por el cual se unían las empresas Arcor, Nobleza Picardo y capitales canadienses para instalar la fábrica que "elaborará pasta celulósica con la materia prima extraída de las forestaciones."
Busti habría dicho a El Heraldo que la planta se instalaría "en una zona del río Uruguay, que los inversores están evaluando, ubicada entre Concepción del Uruguay, Colón y Concordia".
El artículo afirma que la pasta celulósica abastecería el consumo interno y el excedente se exportaría a Europa.