Por: Javier Darío Restrepo
Despedido de El Colombiano “por reorganización de nuestras páginas de opinión”, no puedo salir por la puerta de atrás y en silencio. Mi deber es agradecer en primer lugar a los lectores que fueron estímulo y razón de ser de esta columna con sus asentimientos y disentimientos, con sus propuestas y sus comentarios. Después de 17 años los echaré demenos.
También debo agradecimiento a las directivas del periódico que me brindaron su hospitalidad durante todo este tiempo en que pusieron a prueba su tolerancia y su paciencia.
Estas directivas, los lectores y yo, sabemos que es un derecho del periódico escoger su nómina de columnistas y que después de tantos años de ocupar el mismo espacio puede suceder, o que el inquilino llegue a ser de la casa, y hablar, pensar y actuar como los de casa. O que resulte un huésped incómodo, de esos cuya salida se contempla periódicamente.
Fue mi caso y por eso veo innecesaria la mentira piadosa y protocolaria de “la reorganización de nuestras páginas”.
Todos sabemos que mi visión de los hechos políticos no fue la de casa y por eso se suspende esta columna.
Debía esta explicación a los lectores y al periódico; pero esta puerta cerrada no merma mi agradecimiento ni mi afecto.
Fuente: El Colombiano