Por: Ramy Wurgaft, corresponsal en Buenos Aires
Había gente encaramada en las estatuas y muchos más seguían llegando al acto que el candidato Francisco de Narváez había convocado en un barrio de las afueras de Buenos Aires. Dichoso por la concurrencia obtenida en una localidad fuertemente identificada con el oficialismo, el candidato del PRO no había reparado en la presencia de unos sujetos que, pese a no llevar la acreditación periodística, deambulaban por allí tomando fotos de los asistentes. Un ex jefe de la Secretaría de Inteligencia (la antigua SIDE), Miguel Ángel Toma, advirtió al candidato de que la plaza "estaba siendo infiltrada" y para convencerlo, saludó por su nombre a uno de sus antiguos subalternos.
Sorprendido con las manos en la masa, el aludido y sus compañeros se esfumaron del lugar, ante la mirada incrédula de De Narváez. Sólo un novato en la política, como el rubio empresario, podía no estar enterado de que la SIDE obedece las órdenes de Néstor Kirchner y que su principal función en estos días es la de espiar y acosar a sus oponentes y si hace falta, a sus propios camaradas dentro del Partido Justicialista.
Cuando queda poco más de un mes para las elecciones legislativas, las encuestas muestran un panorama incierto para el esposo de la presidenta Cristina Fernández. Y éste no quiere que la elección se le escape de las manos por obra de un advenedizo como De Narváez, cuya popularidad aumenta según se aproxima el 28 de junio.
Exceptuando los medios de información consustanciados con el proyecto hegemónico del matrimonio presidencial, los otros dan cuenta de una situación parecida a la que se vivía en Perú en la década de los 90, cuando el ex presidente Alberto Fujimori y su testaferro Vladimiro Montesinos controlaban los organismos de espionaje.
En Argentina, el actual jefe de la SIDE, Héctor Icazuriaga, acompaña a Kirchner en los actos públicos —el ex presidente encabeza la lista de candidatos a diputado en la provincia de Buenos— y presta asesoramiento a los políticos afines a su causa. José Francisco "Paco" Larcher, el número dos de la SIDE, es un visitante asiduo de la residencia de Olivos, donde comparte con Kirchner la información obtenida mediante el pinchazo de los celulares del "enemigo" u otros métodos de espionaje.
Los presuntos responsables de hacer el trabajo son Jaime Stiusso, especialista en escuchas telefónicas y Fernando Pocino, director de Inteligencia Interior de la SIDE.
Indicios contra Kirchner
El 14 de marzo de 2007, poco antes de que Cristina sucediera a Néstor en la Casa Rosada, la Policía Federal intervino una centralita clandestina de la SIDE, inserta en el edificio de la empresa de comunicaciones Telecom. Se comprobó que los operadores tenían intervenidos entre 15.000 y 20.000 teléfonos. Había pruebas más que suficientes para enjuiciar a Kirchner, pero la causa quedó en manos del juez Faggionatto Márquez y nunca más se volvió a hablar del asunto.
Aún no se ha podido determinar el origen de la avería que dejo sin suministro de agua potable a Mar del Plata, cuando miles de turistas visitaban el balneario, aprovechando un fin de semana largo. La revista 'Noticias' la atribuye a un acto de sabotaje contra el alcalde Gustavo Pulti, por negarse a formar parte de la lista del oficialismo.
Horas antes de que se produjera el desperfecto, Pulti recibió una llamada anónima: o se incorporaba a la fórmula kirchnerista, o tendría que atenerse a las consecuencias. Cuando el alcalde depuso su rebeldía, la misma voz en sordina le aconsejó que en lo sucesivo "respetara las reglas".
Los políticos que se mueven en la esfera oficialista saben a quién deben recurrir cuando Néstor Kirchner no puede atenderlos. Luis D'Elía, uno de los operadores que reclutan gente para hacer número en los actos del gobierno, fue directamente al cuartel de la SIDE, en la calle Billinghurst, a exigir mayor representación para sus hombres en la nómina de candidatos oficialistas. D'Elía salió del recinto —donde en tiempos de la dictadura se torturaba a los disidentes— con una amplia sonrisa. Requerido por la prensa, el activista no negó que los agentes habían atendido a sus reclamos.
Foto: EFE
Fuente: Diario El Mundo