Ejecutivos de la prensa se sientan en Chicago y hablan del pago por contenidos. Las televisiones buscan alianzas con los proveedores de Internet para crear suscripciones
Por: Cristina Pereda
Una revista online publica una información exclusiva en su web. 40 personas dejan comentarios en relación con la noticia a lo largo del día. Al mismo tiempo, un agregador de Internet repesca la pieza y pone un link en su portada como la noticia principal. Recoge más de 1.000 comentarios en unas pocas horas.
Comparando el número de comentarios entre la página dueña de la exclusiva y los que consiguió el agregador —suponemos que en proporción con el número de visitas a una y otra página— podemos ver el efecto de estos últimos en las publicaciones que ofrecen información gratuita en Internet, ya sean periódicos, televisiones o programas de radio.
La revista en posesión de la noticia era The Atlantic. El agregador era Huffington Post. Y la exclusiva, un encuentro clandestino entre los responsables de los diarios líderes en Estados Unidos para estudiar un modelo de pago por información en soportes digitales y cómo protegerse de las pérdidas causadas por Google y los agregadores.
"La reunión sólo representa precisamente lo que están intentando evitar, que se trata de un sector a punto del colapso", nos cuenta Timothy Karr, de la organización Free Press. "Aunque lo que ha fallado es el modelo de publicidad, quieren culpar a Internet y la cultura de acceso gratuito a la información. Tienen que mirarse a sí mismos y ver su falta de innovación durante los últimos veinte años, incluso cuando Internet ya estaba aquí".
¿Cobrar por contenido?
Según informaba James Warren en The Atlantic, los casi treinta representantes de periódicos y agencias de noticias estudiaron cobrar por el contenido y buscaron el modo de recuperar esos dólares perdidos en publicidad. Para los responsables de los medios, los agregadores y buscadores de noticias están haciendo negocio con un producto que no es suyo. Al agrupar links por criterio editorial o como resultado de búsquedas y situar publicidad junto a estos titulares, el pago que hace el anunciante se queda en este nuevo negocio y sólo llega hasta el medio que realmente tiene la información si el lector pincha el enlace.
Pero los buscadores y agregadores ven el problema de otra forma: su labor no es informar, sino ayudar al lector a encontrar las noticias. Al describir su función como un servicio de búsqueda y no como una labor periodística, defienden que pueden cobrar a los anunciantes también por eso.
De momento, no hay una base legal que dé la razón a ninguna de las dos partes en este conflicto. Pero sí hay determinadas leyes que pueden impedir conseguir lo que pretenden los representantes de los medios que se reunieron ayer en Chicago. "Todo este secretismo mientras trabajan juntos sólo responde a su preocupación por posibles acciones legales. Cualquier forma de unión comercial para controlar un mercado despierta sospechas de monopolio y eso es lo que quieren evitar", explica Karr.
La única opción de crear este muro de pago para acceder a la información es que todas las publicaciones lo hagan a la vez. La experiencia muestra que aquellos que han cobrado por su contenido han perdido lectores en favor de los que lo ofrecían gratuitamente. Sin embargo, la unión de todos los periódicos va en contra de las leyes anti-monopolio y el Departamento de Justicia estadounidense puede lanzar acciones legales contra ellos.
La propuesta de ley que existe ahora mismo en Estados Unidos para ayudar a la prensa considera precisamente este problema. De aprobarse, el Congreso podría perdonar las sanciones por monopolio a todas las publicaciones que decidan cobrar por acceder a las noticias. Sin embargo, los medios audiovisuales ya van un paso por delante y su propuesta puede implicar problemas todavía mayores.
Las televisiones también se alían
Los periódicos no son los únicos que afrontan este dilema. Las compañías televisivas quieren aliarse con las proveedoras de Internet para que éstas controlen el acceso a los contenidos. El modelo norteamericano permite llevar esto a cabo porque las mismas empresas con las que se contrata la televisión también son proveedoras de Internet y de teléfono. De este modo, los usuarios podrían pagar una cuota mensual que no sólo cubriera el uso de una línea telefónica, sino también los canales del satélite que quieren ver y las páginas de Internet a las que quieren acceder. Entre estas webs, las televisiones quieren incluir sus portales online, en los que suelen colgar desde episodios de series hasta concursos 24 horas después de su emisión en directo. A pesar de que el contenido sigue acompañado de publicidad online —algunos hasta con cortes publicitarios—, las empresas audiovisuales pierden ingresos sin parar.
Las sospechas de que los periódicos puedan unirse a las televisiones en un modelo que controle el acceso a Internet han despertado las alarmas en defensa de la libertad de información. Como ejemplo, la aerolínea Delta ya proporciona acceso WiFi durante sus vuelos: por 9 dólares los pasajeros pueden acceder a Internet y leer el Wall Street Journal, uno de los pocos diarios de pago online. Las empresas que proporcionan el acceso no sólo saben así las páginas a las que accede un usuario, cuándo y con cuánta frecuencia, sino que podrían utilizar estos datos para sugerir desde nuevos contenidos hasta productos, creando así publicidad a la carta. Y como ocurre con la falta de legislación sobre el papel de Google y los agregadores, las autoridades llegan tarde para limitar el poder de las empresas de telecomunicaciones sobre los usuarios.
Timothy Karr y Free Press lideraron el año pasado la cobertura de las sesiones en el Congreso estadounidense en las que testificaron los responsables de la compañía telefónica AT&T, el gigante de televisión Turner y la proveedora de teléfono e Internet Verizon. Los líderes de estas compañías se defendían de las acusaciones por utilizar la tecnología DPI, que les permite rastrear las páginas visitadas por los usuarios y "recomendarles" contenido y publicidad en función de la información obtenida. Las denuncias de que estas empresas controlaban y utilizaban a su favor los movimientos de los usuarios comenzaron en 2004.
A pesar de los esfuerzos por criticar el papel de Google en la crisis de los periódicos, las últimas semanas han sido testigo de la incertidumbre que rodea todas estas negociaciones. Los diarios New York Times y Washington Post han admitido conversaciones con los dueños de Google para no quedarse sin lo mejor que puede ofrecer el buscador: ayudarles a llevar el contenido hasta los lectores. Rupert Murdoch también reconocía a la cadena Fox News que espera un nuevo acuerdo con el buscador de Internet para mejorar los ingresos por publicidad. Aunque la reunión de ayer hace sospechar lo contrario.
"Es sólo un ejemplo más de que los líderes de medios tradicionales quieren seguir haciendo las cosas como en el siglo pasado. Y además quieren que los nuevos medios vuelvan a ese modelo. Quieren mantener el modelo de un pequeño grupo de medios controlando toda la información como hasta ahora", nos cuenta Karr.
Fuente: Soitu.es