Por: Ana María Echeverría
La tempestad que ha llevado al Reino Unido al borde de una crisis constitucional fue desatada por un diario, el venerable Daily Telegraph, que destapó el escándalo de los gastos de los legisladores, al parecer tras pagar por esa información, lo que le ha valido críticas.
Disculpas, renuncias de legisladores, clima sombrío en Westminster: el matutino, que desde hace 15 días destila detalles de los gastos de los "honorables" representantes de su Majestad, desencadenó lo que un diputado calificó de la "más grave crisis constitucional desde la abdicación de Eduardo VIII" en 1936.
Las revelaciones de que diputados de todos los partidos se han llenado los bolsillos con dinero de los contribuyentes, utilizándolo para amueblar sus casas y costearse un lujoso estilo de vida, se han traducido en el alza vertiginosa de las ventas del diario conservador.
Aunque las cifras oficiales no serán publicadas hasta el mes próximo, el matutino vendió unos 90.000 ejemplares suplementarios en el primer día de las revelaciones, y unos 600.000 en los primeros 11 días.
Muchos critican, sin embargo, que la historia, que hace desde hace dos semanas los titulares de boletines radiales y televisivos y las primeras páginas de los diarios británicos, no es producto de primicias logradas por reporteros, sino de un pago efectuado por el diario.
Según el diario The Guardian (centro izquierda), un hombre - posiblemente de la oficina de contabilidad del Parlamento - intentó vender las informaciones sobre los gastos de los parlamentarios al tabloide The Sun, que estimó la suma pedida demasiado alta, y luego al Daily Express, que también rechazó la oferta.
Luego, se fue al Daily Telegraph que, según el Guardian, habría pagado una "suma desconocida" por el disco conteniendo las explosivas informaciones que han hecho tambalear los cimientos de Westminster.
El Telegraph ha rechazado confirmar o comentar esas versiones. "Una de las grandes reglas del periodismo es que se debe establecer que la información es verdadera, y del interés público, pero que no se revelan las fuentes", afirma la editora adjunta del diario, Benedict Brogan.
El profesor Tim Luckhurst, del departamento de Periodismo de la Universidad de Kent, señala que se puede asumir que el diario pagó por esa información, pero opina que el trabajo del Daily Telegraph no es lo que se denomina "periodismo de chequera".
"El pago por la información no le ha restado credibilidad a la fuente. Por el contrario, el diario ha hecho un servicio público", opinó Luckhurst.
Al desentrañar centenares de facturas, el Telegraph "demostró que los periodistas son capaces de interpretar y explicar con claridad material complejo", lo que es mucho más difícil para "bloggers" políticos, por más buenos que sean, observó.
Además, los títulos del Telegraph - que se perfila ya como el ganador de los premios para el periodismo británico del 2009 - "han demostrado que las historias siguen vendiendo diarios", aún en tiempos de crisis, se congratuló Luckhurst.
Andres Pierce, el editor del Telegraph, se ufana que el "Expediente de Gastos" del Telegraph es "la mejor campaña periodística que haya visto Gran Bretaña en décadas".
Luckhurst opina que las revelaciones - que se apoyan en la labor de la periodista y activista Heather Brooke, que lleva años reclamando la publicación de los gastos de los legisladores - no es el triunfo de un solo diario, ya que periodistas de otros medios han usado la información del Telegraph para investigar esa historia.
Es sin duda el Telegraph quien más se frota las manos con esta historia, que le ha ganado también miles de lectores en la Red y nuevos anuncios publicitarios en sus páginas.
Gracias a su estrategia de publicar las primeras revelaciones a las 20h00 locales, antes de los noticieros de las 22h00, y del cierre de los diarios, el tráfico en su sitio en la Red ha aumentado un 35%, señala Luckhurst.
Aunque subsiste la controversia sobre la manera como el Telegraph logró la información, y sobre si es ético pagar por obtener información, Scotland Yard ya indicó que no va a investigar cómo se filtró a la prensa los detalles de los gastos de los parlamentarios, como algunos de ellos han reclamado.
Fuente: AFP