Casi todos los medios de comunicación argentinos, incluidas unas cuantas agencias internacionales de noticias, coinciden en destacar que la llegada a Buenos Aires del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva tuvo por objetivo “limar una serie de asperezas” surgidas en la reciente reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en la Ronda de Doha.
Pocos señalan que el encuentro, al que más tarde se sumó el venezolano Hugo Chávez, busca cerrar uno de los más importantes acuerdos tripartitos en materia energética en esta parte del mundo. Y alguno desliza la versión –sin mencionar ninguna fuente– de que Lula manifestó “cierta molestia” por la presencia de Chávez.
Son especulaciones malintencionadas en lo que ya es un enfrentamiento rutinario entre la prensa y la Casa Rosada, en el que de vez en cuando los contendientes se propinan algún golpe bajo.
En lo que hace al periodismo escrito, uno se entera recién en el quinto, sexto o séptimo párrafo que el mandatario brasileño llegó acompañado por un equipo de alto nivel, compuesto por tres ministros clave: Celso Amorim, de Relaciones Exteriores; Nelson Jobim, de Defensa; y Miguel Jorge, de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior.
Ninguno de ellos viene especialmente a “discutir los roces” Brasilia-Buenos Aires sobre los que periódicamente informa la prensa argentina.
En realidad llegan a concretar negocios, como lo demuestra la presencia en la comitiva de una numerosa delegación de alrededor de 300 empresarios brasileños, entre los que se cuentan el presidente de la poderosa Federación de Industriales de Sao Paulo (FIESP) y los titulares de sólidas firmas como Petrobras, Camargo Correa S.A., Embraer y Ford Motor, entre otras. La reunión fue acordada durante la última cumbre del Mercado Común del Sur (Mercosur), efectuada a principios de julio pasado en la ciudad argentina de Tucumán, al noroeste del país, en la que Brasil asumió la presidencia pro témpore del Mercosur.
Lo hechos hablan por sí mismos. La noche del domingo Lula compartió una conferencia con Cristina Fernández de Kirchner ante un auditorio compuesto por mil hombres de negocios: los 300 brasileños más 700 argentinos.
Fue en el seminario “Argentina-Brasil: Una Alianza Productiva Clave”, una de las tantas actividades del Encuentro Empresario Binacional para el Desarrollo de Estrategias de Cooperación y Articulación Productiva, que se desarrolla en Buenos Aires por iniciativa de la cancillería anfitriona con la colaboración de la Unión Industrial Argentina (UIA) y la FIESP. Una buena manera de “limar asperezas”.
Fuente: Diario Milenio