En 2006 el caso saltó a la luz pública. Germán Brufani tiene tupida barba, a la usanza del líder de Al Qaeda. Como fletero, llevaba mercaderías al local de La Plata. Un día le prohibieron el ingreso por su parecido a Osama. Ahora salió la resolución del Inadi, con durísimos conceptos hacia la empresa
Por Esteban M. Trebucq, trebuq@diariohoy.net
En octubre de 2004, cuando el atentado a las Torres Gemelas todavía estaba muy presente en la agenda mediática mundial, Germán Oscar Brufani, un fletero bonachón, barbudo y de buen decir, no pudo realizar su trabajo habitual en la sucursal de Wal Mart en La Plata, donde descargaba mercadería con periodicidad, por su parecido físico al líder de la red terrorista Al Qaeda, Osama Bin Laden.
El 20 de septiembre de 2006, luego de una denuncia judicial presentada en la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Nº 1 de La Plata, Hoy informó en exclusiva sobre este tema, el que generó un verdadero revuelo.
Hace pocos días, el 27 de junio de 2008, en una medulosa y contundente resolución, el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), determinó que la empresa Wal Mart y la jefa de planta de la sucursal platense, Graciela Aguirre, discriminaron a Brufani por su parecido físico a Bin Laden, impidiéndole realizar su trabajo habitual. “Recibió un tratamiento desigual, sin una casual que lo justifique”, según consta textualmente en el dictamen 109-08, firmado por María Marta Alarcón de la oficina de Asuntos Jurídicos del Inadi, Mónica Francescangeli, coordinadora de la misma área de este organismo, Elizabeth Moscoso Klappstein, asesora letrada y Pedro Mouratian, vicepresidente del Inadi.
Esta resolución, que no es vinculante para la Justicia pero que puede ser utilizada como indicio probatorio, se refiere en duros términos a la posición adoptada por la empresa multinacional, de capitales norteamericanos. Calificó al descargo realizado en este expediente como “contradictorio”.
El Inadi, que depende del ministerio de Justicia de la Nación, concluyó que los hechos denunciados por Brufani están encuadrados en el artículo 1º de la ley 23.592, el que estipula: “Quien arbitrariamente impida, obstruya, restrinja o de algún modo menoscabe el pleno ejercicio sobre bases igualitarias de los derechos y garantías fundamentales reconocidos por la Constitución Nacional, será obligado a pedido del damnificado a dejar sin efecto el acto discriminatorio o cesar en su realización y a reparar el daño moral y material…”.
Brufani, que sigue viviendo en un barrio de casas bajas de Quilmes con su tupida y característica barba, en 2006 narró a Hoy: “Hacía un año que entraba al predio, donde todo el mundo me conocía y apreciaba. Como de costumbre comencé a bajar la carga. Justo ese día había de visita dos personas de Estados Unidos, vestidas de traje. El recepcionista que esperaba la mercadería me dijo en broma: Dale Bin Laden, entrala. Yo seguí descargando como lo hacía siempre. Cuando terminé pasé a buscar las boletas por la oficina, donde la jefa de Planta me pidió que esperara, lo que me sorprendió porque siempre me las daban en el momento. Mientras tanto, estas dos personas no dejaban de mirarme, desde lejos. Cuando se retiraron, la jefa de Planta me dijo que no podía entrar más. Pensé que era una broma y empecé a reírme, pero le pregunté el motivo. Le estoy hablando en serio, usted no puede entrar más al establecimiento, me aseguró”. De acuerdo a la presentación judicial que fue archivada en sede penal, Brufani el 15 de agosto de 2006 nuevamente intentó ingresar al predio platense de Wal Mart. “Pero en la portería me volvieron a decir que tenía la entrada prohibida. Me tuve que volver con la carga”, afirmó. Este hombre de cuidados modales mantiene como nuevo un viejo pero noble Mercedes Benz 608 modelo 1977 patente RQA 505, con el que realizaba fletes con destino a La Plata para la empresa Pepsico Snacks (productos de copetín). En ese entonces, traía a Wal Mart papitas, maníes y palitos salados, entre otros productos.
El último jueves 14 de agosto Brufani volvió a dialogar con Hoy. Regresaba desde Bavio en su camión luego de realizar un flete. “Por culpa de Wal Mart, el trabajo ya no es como antes. Ahora tengo fletes aislados, de cualquier tipo de mercadería”, contó del otro lado del teléfono, este hombre que se afeitó por última vez a los 24 años.
En su resolución, el Inadi determinó que “se advierte una transgresión arbitraria del derecho de igualdad ante la ley, del derecho a la libertad de trabajo y al desarrollo de la libre personalidad del señor Germán Brufani, sin que (Wal Mart) justificara un motivo razonable para ello, más que lo que surge de la causa: el supuesto parecido al terrorista de la red Al Qaeda”.
Se tenía que esconder en su camión
Como en octubre de 2004 le dijeron que no podía ingresar más a la planta de Wal Mart en la capital bonaerense, Germán Brufani contrató “a una persona para que entrara manejando, mientras yo me escondía. Nunca me sentí tan mal, tenía que actuar como si fuese un chorro. Después empecé a ir con mi hijo, yo me seguía escondiendo, aunque es difícil ocultar semejante barba. Incluso un día los de portería le dijeron a mi hijo: Si viniste con tu papá, él no puede ingresar”.
En la denuncia, Brufani afirma: “En 52 años jamás me he sentido tan humillado e injuriado gratuitamente (...), lo que acarreó en mi persona desórdenes emocionales; consecuencia de ello comencé a tener alta presión arterial y exceso de glucosa en sangre. Me aparecieron los primeros síntomas de diabetes, circunstancias no manifestadas con anterioridad al hecho”.
“Voy a morir con barba”
Germán Brufani es un verdadero personaje. A los 54 años sigue laburando en forma independiente con su camión de trompa chata y la misma apariencia de hace tres décadas, con algo más de canas.
“Me afeité sólo tres veces en mi vida. La primera fue a los 18 años para sacar los documentos, la segunda a los 20 para la revisión médica en la colimba y la última a los 24. Ya lo tengo decidido: voy a morir con barba”, narró este hombre en diálogo con Hoy.
Qué dijo el Inadi
“Brufani no pudo desarrollar su trabajo en igualdad de condiciones con el resto de los proveedores”.
Brufani recibió un tratamiento desigual, sin una causal que lo justifique”.
“La libreta sanitaria del denunciante, único requisito exigido por la empresa según lo expresado por los testigos, se encontraba en regla”.
“Wal Mart debe cumplir y respetar el derecho a trabajar contemplado en el artículo 14 de nuestra Carta Magna”.
“Brufani usa barba desde la adolescencia (...) Un rasgo que formaba parte de su personalidad mucho antes de que hiciera su aparición en la escena internacional el líder de Al Qaeda, Bin Laden”.
Uno de los testigos aseguró al Inadi que “le dijeron a la jefa que no lo recibiera más porque tenía barba y un parecido a Bin Laden”.
La empresa minimizó el hecho
Consultado por Hoy, el director de Relaciones Institucionales de Wal Mart Argentina, Hernán Carboni, le restó importancia al hecho. Destacó que la causa judicial en sede penal fue archivada y que la resolución del Inadi no es vinculante, sólo “una interpretación” de los hechos.
“No causa estado -remarcó Carboni-, por lo cual nosotros ni siquiera podemos apelar. No tenemos más nada que hacer. Realizamos nuestro descargo en el Inadi y luego fuimos notificados. En caso de ser necesario, y si en un futuro somos convocados, obviamente que nos pondremos a disposición de la Justicia”.
En la actualidad Wal Mart opera más de 7.300 locales comerciales, empleando a más de 2 millones de personas en todo el mundo. Desembarcó en Argentina en 1995, con la apertura de la sucursal en Avellaneda. La compañía nació en 1962.
¿Querían que se afeitara?
Para llegar a tal determinación, que no causa estado de cosa juzgada porque éste no es un organismo del Poder Judicial, el Inadi leyó la denuncia, la cotejó con el descargo realizado por Wal Mart y la mensuró con diversos testimonios.
La denuncia, patrocinada por los abogados Roberto Rubio y Guillermo Pellegrini, alcanza a la jefa de planta de Wal Mart La Plata, Graciela Aguirre.
Según los descargos realizados por la empresa, esta mujer no desempeñaba tal cargo, sino que era jefa de Facturación. Sin embargo, el Inadi entendió, en base a las declaraciones de testigos, que Aguirre sí ejercía tal función en el momento de consumarse la denuncia.
Wal Mart se defendió diciendo que los “esporádicos inconvenientes que pudo haber tenido Brufani se deben a sus evidentes incumplimientos de las normas de higiene y sanidad”.
El Inadi encontró contradicciones en este descargo: “Si es una política de higiene y seguridad de Wal Mart que el señor Brufani esté prolijamente afeitado, la empresa no llega a explicar el motivo por el que al denunciante se le permite el ingreso y descarga de las mercaderías en una sucursal (la de Avellaneda) y en otra (La Plata) se le prohíbe terminantemente que lo haga”.
La denuncia penal, archivada
“En ningún caso he querido emular al mismo (Bin Laden), ni cometer cualesquiera actos agraviantes, téngase en cuenta que la barba la poseo desde mucho tiempo antes de que el referido terrorista haya hecho aparición pública en el teatro internacional”, detalla la denuncia judicial presentada en 2006 en sede penal. La misma fue archivada en la UFI nº 1 de La Plata.
Pese a ello, los abogados Roberto Rubio y Guillermo Pellegrini aseguraron que la calificación legal de los hechos denunciados tipifican la figura descripta en el artículo 1 párrafo segundo de la ley 23.592 de penalización de actos discriminatorios, el artículo 149 bis 2do párrafo y 149 ter, inc. 2 b) del Código Penal.
Estas dos últimas normas reprimen con prisión con reclusión de 2 a 4 años el que hiciere uso de amenazas con el propósito de obligar a otro a hacer, no hacer o tolerar algo contra su voluntad. Mientras se estipula una pena de 5 a 10 años de prisión o reclusión en los siguientes casos: si las amenazas tuvieren como propósito el de compeler a una persona a hacer abandono del país, de una provincia o de los lugares de su residencia habitual o de trabajo.
Los abogados de Brufani ya interpusieron la demanda civil por daños y perjuicios.
Fuente: Diario Hoy