El conductor empezó hablando en un tono apacible acerca de la importancia del día 13 de agosto; luego saludó a sus compañeros de equipo y promocionó su espectáculo "La jaula de las locas"; y de repente se puso serio para referirse a "un día muy especial, lleno de melancolía".
Y así empezó su descargo al aire para anunciar la baja del ciclo: "Estamos en un país donde la ética y el compromiso está muy desvalorizados. En mi época con Tito Lectoure en el Luna Park, jamás firmamos un contrato. La confianza está por sobre todo y uno sigue creyendo en la palabra".
"Hay un señor Martín Rodríguez Flores que es el presidente de Radio El Mundo. Es un hombre muy simpático que un día me convocó para hacer este programa. Acepté con gusto porque nunca había hecho radio y es un desafío hermoso. Me daba alegría hacerlo y firmé un contrato por seis meses (llevamos tres) y mis colaboradores deberían firmar el mismo contrato", sumó.
Y con tristeza continuó con su descargo: "Pero eso nunca llegó, aunque uno seguía confiando. Siempre era 'mañana o pasado' aunque iba a la oficina de este señor divino, al que hasta le regalé un cuadro. Un día descubrí que llevábamos tres meses sin cobrar, ninguno de nosotros. Y esto es un incumplimiento de contrato. Yo cumplía con mi parte de hacer el programa, pero ellos no cumplían con su obligación de pago. Hasta que agotamos la tolerancia".
También se quejó: "Creo que hicimos nuestro trabajo muy dignamente, pero esto implica un esfuerzo personal de todos. En mi caso, dejé de lado muchas propuestas sobre todo en el interior, porque tenía este compromiso con Martín y con ustedes, la audiencia. Pero les debo decir con toda honestidad que esto se hizo insostenible, como para muchos otros compañeros. Esto es una falta de respeto".
Y el momento de la censura llegó inesperadamente: "Un día el programa 'El bisturí', salió al aire en nuestro horario y nadie nos avisó nada. Le pregunté a Martín qué había pasado...". "Pepe, estoy escuchando gritos y quiero decirte que si esto se corta es una censura", interrumpió su productor Eliab Fernández. "Veo que hay problemas del otro lado del vidrio y hay gente a los gritos. Vos tenés todo el derecho de decir lo que pasa en el aire. No pueden sacarte", añadió.
Pero Pepe continuó: "Bien, que quede constancia de esto, que estoy hablando con todo el derecho legal para hacer mi descargo. Lo único que hace esto es que yo sienta que mi trabajo no fue respetado y por lo tanto dejo de hacer el programa, porque no han cumplido conmigo. Se van a iniciar todas las acciones legales habidas y por haber".
"El señor Rodríguez grita que se corte la transmisión en este momento y nos quieren sacar del aire. Esto es delito y censura", repetía Eliab.
"Este es el país que tenemos. ¿Seguimos en el aire?, este señor tendría que pagar en lugar de enojarse y gritar detrás del estudio. Todo esto lo tenemos grabado con mi abogado y mi escribana va a tomar nota. Les agradezco a todos que nos hayan acompañado y a los técnicos de la radio por su apoyo. Les deseo lo mejor de la vida a todos y espero que mis compañeros puedan resolver sus problemas acá. No sé si volveré a hacer radio pero quería que se supiera la verdad. Hay que cumplir con los compromisos… Adiós", cerró Cibrián.
En marzo, en las páginas de La Nación, Hugo Alconada Mon se refirió a la historia detrás del desguace de la radio, desnudando una trama de operadores, empresarios y funcionarios kirchneristas implicados.
Consultado por La Nación, Rodríguez Flores se limitó a responder por mensajes de texto. "Con la llegada de Santiago Cuneo (de lunes a viernes de 9 a 12) hay muchos cambios en la programación y muchos programas que no dejan ningún rédito económico no continuarán más al aire, como el de Cibrián. Su programa no sale más al aire en El Mundo, y cambiaremos toda la programación".
Con respecto a Martín Rodríguez Flores, el director de la emisora que fue quien tomó la decisión de sacarlo del aire, Cibrián fue contundente: "No me llamó ni creo que lo haga. La solidaridad de todo el medio fue conmovedora para el alma. Productores de otros programas me defendieron y los periodistas también me demostraron su apoyo. Los trabajadores tienen miedo de hablar porque los echan de su trabajo, y si hacen juicio corren el riesgo de que después no los contraten de otras radios. Por eso y por ellos hice pública esta denuncia de lo que estaba pasando".
Fuentes: La Nación, Clarín, Los Andes
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