Por: Antonio Lorenzo, periodista especializado en Telecomunicaciones
El grupo Cablevisión-Clarín se convertirá en el campeón nacional de las telecomunicaciones argentinas por la vía del decreto. Será intratable. Es un coloso empresarial con poderosos activos en prensa (suyos son los diarios Clarín y Nación), así como la televisión de pago (Cablevisión) y en abierto (El Trece), la banda ancha fija y la telefonía móvil (Nextel).
Nadie hace sombra a la compañía de Héctor Magnetto, capaz de poner y quitar presidentes, y cuya influencia ahora se extiende en los servicios convergentes con telefonía móvil de su país. Por lo pronto, esta semana ha recibido el visto bueno regulatorio para que su filial Nextel adquiera los pequeños operadores de móvil Trixco, Calbi, Infotel, Skyonline, Netizen y Eritown, lo que le propinará valiosas frecuencias de las bandas de 900 Mhz y 2,5 Ghz para los servicios de 4G. El Gobierno argentino no ha movido un dedo para recuperar ese espectro radioeléctrico y ponerlo en valor, cuyo precio de mercado hubiera sido cuatro veces mayor que el ingresado por Cablevisión-Clarín.
El responsable del trato de favor de Cablevisión es Mauricio Macri, presidente de Argentina, quien presumiblemente tiene mucho que agradecer el apoyo de Clarín en su ascenso a la presidencia y la derrota de Cristina Kirchner.
Las ayudas desde la Casa Rosada continuarán en cuanto se autorice la compra de Telecom por parte de Nextel, lo que reducirá el número de jugadores en telefonía móvil en detrimento de la competencia y los usuarios. Cuando eso suceda, el conglomerado formado por Cablevisión-Clarín-Nextel-Telecom atesorará el 70% del negocio de la banda ancha fija, el 34% del móvil, el 60% de la televisión de pago y el 90% de los clientes premium de TV, además del periódico líder y la primera televisión lineal del país. Frente a semejante poder se encuentran los operadores Claro y Telefónica, hasta ahora las dos principales referencias del mercado de la telefonía, pero en adelante quedarán subyugadas ante el poder del operador protegido y reforzado por el Gobierno.
Las nuevas condiciones
El decretazo que cambia las condiciones del juego en el negocio de las telecomunicaciones argentinas se aprobó a finales del año pasado. Por un lado, la normativa autoriza a los operadores de cable a ofrecer servicios de telefonía móvil, a través de licencias compradas por 140 millones de dólares, frente al desembolso realizado por sus iguales, de 1.500 millones de dólares entre Claro, Telefónica y Argentina Telecom.
A modo de aparente compensación, Macri permitirá a las compañías de móvil participar en el negocio de la televisión de pago, aunque eso se hará con retardo, nunca antes de enero de 2018. Para rematar la jugada, el presidente de Argentina permite a las televisiones por satélite irrumpir en el mercado de la banda ancha, mientras prohíbe la misma actividad en sentido contrario. En este caso, el Ejecutivo argentino pretende que las telecos tradicionales no distraigan inversiones en plataformas satelitales -que permitirían acceder a clientes en cualquier rincón del país- para concentrarse en el despliegue de fibra óptica.
Las asimetrías en el mercado de las telecos también dejan su huella en el calendario de aplicación de las reformas. Mientras que Nextel (comprada hace un año por el grupo Clarín) podrá estrenarse en telefonía 4G con unas licencias asignadas inicialmente para otros usos y operadores, Claro y Movistar no podrán hacer lo propio en televisión de pago hasta dentro de doce meses y solo en la ciudad de Buenos Aires, el Gran Buenos Aires y las ciudades de Rosario y Córdoba. Cuando eso ocurra, Cablevisión habrá disfrutado de un largo año de ofertas convergentes de cuádruple play sin competidor que le atosigue.
Por su parte, Claro y Telefónica no se cruzarán de brazos ante lo que consideran un trato clamorosamente desigual. No les queda otra respuesta que acudir a los tribunales, incluido los penales, donde podrían denunciar la presunta prevaricación del Ejecutivo de Macri en decisiones que suponen perjuicios económicos para el país, como lo sucedido en la valoración de las frecuencias de móviles que utilizará Cablevisión-Nextel.
No hace falta entrar en la refriega judicial para que Claro y Telefónica se teman lo peor en el futuro reparto de recursos radioeléctricos con los que ofrecer servicios de telefonía móvil de alta velocidad. El encargo corresponde al Ente Nacional de Comunicaciones (ENaCom), organismo público que realizará un estudio sobre el espectro radioeléctrico disponible para la posterior reasignación de las frecuencias. "En un plazo no mayor a seis meses a partir de la publicación del presente, Enacom llamará a Concurso Público para la asignación de nuevas frecuencias para la prestación de servicios de comunicaciones móviles", señala el decreto.
Para tranquilizar a Claro y Movistar, el regulador asegura que librará a los operadores que inviertan en fibra óptica de compartir sus infraestructuras con sus rivales en el plazo de 15 años. De esa forma, el Ejecutivo de Macri pretende incentivar la inversión, con una medida que promete cojear al situarse en un mercado de perentoria competencia y huérfano de garantías jurídicas.
Mauricio Macri podría visitar España el próximo febrero, con motivo de la próxima edición de Arco, feria de arte en la que Argentina será el país invitado. Puede darse la ocasión de que el Gobierno español se interese por la suerte de sus empresas en aquel país, aunque para entonces todas las normativas anteriormente desgranadas seguirán siendo proyectos y principios pendientes de su desarrollo reglamentario.
El futuro de Claro y Telefónica será complicado en Argentina, algo que no es nuevo tras superar los rigores de Kirchnerismo. A modo de ejemplo, los precios de la telefonía fija permanecen congelados, mientras que los de la televisión por cable se han multiplicado por 20 en el mismo periodo de tiempo. A pesar de los pesares, los dos operadores tienen claro sus respectivas permanencias en Argentina, aunque eso no les impedirá revisar sus planes de inversión en el país.
Fuente: El Economista
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