Por: Alexander Martínez
El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, que desarrolló una afinidad con el presidente Rafael Correa, irrumpió con su petición de asilo en medio de la batalla que éste libra contra los grandes medios de comunicación de Ecuador.
La pugna con la "prensa corrupta", como Correa la llama, fue justamente uno de los temas que Assange tocó en una entrevista que realizó al mandatario izquierdista, el pasado 17 de abril, a través de internet.
En ese diálogo, que transcurrió en un tono afable, Correa dijo combatir los monopolios mediáticos y a políticos disfrazados de periodistas que buscan "desestabilizar" su gobierno para "evitar cualquier cambio y perder el poder que siempre ostentaron".
Assange, refugiado desde el martes en la embajada ecuatoriana en Londres, se mostró de acuerdo con la opinión del gobernante sobre el mercado de los medios, señalando que varios de éstos censuraron, por "razones políticas", los cables diplomáticos estadounidenses que les filtró. Correa le dio la bienvenida al "club de los perseguidos".
Posteriormente, al comentar la entrevista, el presidente se refirió a Assange como el hombre que puso en "jaque" a Washington y que "ha sido perseguido, calumniado y linchado mediáticamente", argumentos retomados por el australiano en su solicitud de asilo.
"Podemos decir que sí hubo empatía", afirmó el miércoles Correa al canal Telesur, evocando el reportaje.
El acercamiento del gobierno ecuatoriano con Assange había comenzado en noviembre de 2010, cuando el entonces viceministro de Relaciones Exteriores Kintto Lucas le ofreció residencia en Ecuador. Sin embargo, Correa desautorizó al funcionario y criticó a WikiLeaks, indicando que había "cometido un error al romper las leyes de Estados Unidos y filtrar esa información". "Si más tarde se permite que esto suceda sin ninguna sanción, pueden salir cuestiones muy graves para la seguridad del Estado", había afirmado el mandatario.
Pero en mayo de 2011, el titular de Exteriores, Ricardo Patiño, anunció que WikiLeaks había publicado unos 950 cables estadounidenses sobre Ecuador a petición de su gobierno.
Assange es requerido por la justicia de Suecia, acusado de agresión sexual.
"Nos tomaremos el tiempo que sea necesario (para analizar la petición de asilo) porque se trata de un asunto muy serio que asumimos con absoluta responsabilidad", aseguró Correa a Telesur.
El presidente confirmó lo dicho por su ministro Ricardo Patiño de que Quito examina el asunto a la luz de la denuncia de Assange de que "pudiera ser condenado a muerte" en Estados Unidos, que lo investiga por espionaje.
Pero Correa precisó luego en una entrevista con la AFP en Ríio, donde asiste a la cumbre de desarrollo sostenible Río+20, que "hay que ver si hay peligro de muerte para Julian Assange. Ecuador es un país que defiende el debido proceso. Hay que analizar si ha tenido el debido proceso. Ecuador es un país que rechaza la persecución por motivos ideológicos. Hay que ver si existe algo de esto".
Consultado sobre de qué depende la decisión de otorgarle asilo, respondió que de ver "si los causales (expuestos por Assange) son verdaderos". "Él ha hecho una exposición de motivos, vamos a verificarlos" en los plazos necesarios con "absoluta seriedad, absoluta responsabilidad", afirmó Correa.
El punto culminante de la disputa entre Correa y la prensa ecuatoriana fue la victoria del mandatario en un juicio por injurias contra El Universo de Guayaquil, que se saldó con la condena a tres años de cárcel y al pago de 40 millones de dólares contra tres directivos y un ex editor del diario.
Correa, en el poder desde 2007 y que no descarta la reelección en los comicios de febrero, acabó pidiendo que se anulase la pena tras una cascada de reacciones internacionales de condena.
De todos modos, la pugna no cesó y la semana pasada Correa ordenó a sus ministros no dar entrevistas a ése ni a otros medios críticos de su gestión.
Esta última decisión fue criticada el miércoles por el relator de la ONU para la libertad de expresión, Frank La Rue, quien declaró a la AFP en Ginebra que genera un "mecanismo de censura".
Debido a su mala relación con los medios, el gobierno ecuatoriano también es cuestionado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Human Rights Watch (HRW), Reporteros Sin Fronteras (RSF) y la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP, que reúne a los directivos de los grandes diarios).
Los analistas consultados por la AFP coinciden en que una concesión de asilo a Assange le permitirá a Correa equilibrar su deteriorada imagen con respecto a la libertad de expresión. Mauro Cerbino, coordinador del programa de Estudios de la Comunicación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), estimó que "esa iniciativa de Assange puede ser usada por el gobierno ecuatoriano para una arremetida que le restituya cierta legitimidad en el concierto internacional, donde las cosas no le han ido muy bien".
El director de la ONG Fundamedios, César Ricaurte, considera que "esto sirve para legitimar al gobierno como un actor que está protegiendo la libertad de expresión, pero la realidad es que cada vez asume posiciones más radicales".
Infografía: Gustavo Izús
Fuente: AFP