Disconformes con el porcentaje que reciben por la venta de diarios los canillitas de Santiago del Estero decidieron el sábado no vender los diarios locales. Ambos pertenecientes a dos grupos que monopolizan la información en la provincia, el Grupo Ick y el que conduce el ex presidente del PJ local José María Cantos. Además esto constituye un desafío a la conducción nacional del sindicato que está en manos de Omar Plaini. Los diarieros no se sienten representados por esa entidad
El Liberal:
El Sindicato de Canillitas dejó sin diarios a los santiagueños
Miles de lectores sufrieron el sábado próximo pasado la medida de fuerza tomada por el Sindicato de Canillitas que decidió no repartir los dos matutinos en papel de la provincia, en disconformidad por el precio de tapa, del cual cobran un porcentaje como contraprestación del servicio.
En una medida intempestiva y sin información previa a los lectores, sus clientes directos que le pagan por el servicio, los canillitas dejaron sin información a miles de personas que pretendían simplemente informarse como habitualmente lo hacen.
Ancianos, enfermos, discapacitados, buscadores de trabajo, etc.., no pudieron leer su diario. No pudieron el sábado por la medida de fuerza y el domingo por el tradicional feriado, que es uno de los pocos días en el año que no hay diarios. Para ellos, que no tienen acceso a las versiones digitales vía internet, el mundo estuvo 48 horas sin noticias. Tal es el atropello sufrido.
Impedir o perturbar la circulación de un diario es un delito sancionado por el Código Penal y constituye un atropello a la libertad, a la que la Constitución le da un tratamiento jurídico preferencial.
Las medidas de acción directa contra medios de comunicación constituyen un obstáculo para la convivencia armónica y la paz social, una amenaza para la democracia y el sistema republicano.
Para resolver los conflictos el peor camino es el de los hechos, sobre todo cuando por esta vía se termina violentando derechos de raigambre superior y afectando los intereses de una amplia franja de ciudadanos que desean ejercer su legítimo derecho a la información.
En la realidad cotidiana, estamos asistiendo a ciertas acciones de “piqueterismo pseudosindical”, con intimidaciones, ocupaciones de fábricas, obstaculización de la producción y violación de la libertad de trabajo perjudicando a terceros, a quienes se les cercena la libertad de tránsito, o el derecho a trabajar, o incluso se les producen daños de cualquier envergadura.
En ese sentido, la propia presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, advirtió hace pocos días que “en la Argentina hay derecho de huelga pero no de extorsión o chantaje”.
El Sindicato de Canillitas ha errado su camino y no ha tomado cabal conciencia de lo que implica impedirle a la ciudadanía acceder a la información de sus diarios. Es sumamente grave lo que ha ocurrido, y refleja una decisión impetuosa que a nada bueno conduce.
Resulta por demás insólito que el día en que el precio de tapa del diario era como el de los domingos -por tratarse de una edición especial de 150 páginas junto con la revista Rumbos, por el último día del año-, lo que redundaba en una mayor ganancia para los canillitas, se haya tomado una medida intempestiva como la que adoptaron los dirigentes del sindicato, y especialmente porque El Liberal siempre buscó el diálogo para superar todas las diferencias que pudieran surgir.
Lamentablemente, la extorsiva medida del Sindicato de Vendedores de Diarios, al bloquear en Santiago y La Banda los centros de distribución del diario, además de perjudicar a los propios afiliados al gremio, terminó afectando los derechos de miles y miles de lectores de El Liberal, que nada tienen que ver con esos intereses.
Es de esperar que reflexionen sobre el daño ocasionado a sus clientes, a las empresas editoras, a los anunciantes, a las libertades ciudadanas y a todo lo que involucra el proceso de información.
Agradecemos a los miles de santiagueños que, a pesar de la medida de fuerza, se llegaron hasta nuestras oficinas para adquirir su diario y pedimos disculpas a los restantes lectores que no recibieron El Liberal en sus casas como habían acordado con sus canillitas que les cobran por el servicio, esta vez no brindado.
El Nuevo Diario
La libertad de prensa fue blanco de coacción en Santiago del Estero
Un grupo del Sindicato de Canillitas decidió obstruir la distribución de los ejemplares del sábado 31 de diciembre
En la madrugada del pasado sábado 31 de diciembre, cuando en la planta impresora de Nuevo Diario se preparaba la edición para su distribución, sorpresivamente, se apersonaron integrantes del Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas manifestando que no retirarían los ejemplares para la venta, hasta tanto no se llegara a un acuerdo para a umentar el precio de tapa, generando una situación tan inesperada como arbitraria y anormal, ya que nuestra empresa es independiente y los vendedores en cuestión no guardan ninguna relación de dependencia con la misma.
Es decir son vendedores que compran ejemplares para la venta a un valor que les deja el 50% de ganancia, siendo el caso que Nuevo Diario es libre de fijar un precio de tapa –como lo ha hecho siempre para conveniencia del lector–, como son libres sus vendedores de adquirirlo en determinadas cantidades para su comercialización. Por lo tanto, la medida de fuerza adoptada por el Sindicato de Canillitas carece de sustento razonable y legal, y se traduce en un caso que rozaría lo extorsivo, a fin de presionar de ese modo para alcanzar sus fines improcedentes y de obstrucción a la libertad de prensa y de libre circulación de las personas –lo que conllevaría la figura de privación ilegítima y de circulación de las personas–, ya que se impidió la salida del personal de nuestra empresa periodística que se encontraba en el interior de la planta impresora, siendo el caso que las camionetas ya cargadas con los diarios no pudieron salir a la calle, debido a un bloqueo con motovehículos y de alrededor de cincuenta personas pertenecientes a la agremiación mencionada.
Similar medida de fuerza sufrió el diario El Liberal, configurándose de esta forma en un cuadro de características ilegales y de avasallamiento a la libertad de expresión, con la diferencia de que en este caso no se impidió la salida de sus vehículos cargados con los ejemplares.
A raíz de estos hechos injustificables e inaceptables, y atento al propósito que Nuevo Diario siempre ha tenido de no claudicar en su misión de informar diariamente a los santiagueños, la dirección de la empresa ha decidido modificar el precio de tapa en un valor que entiende que no significará un impacto para el lector, no por ceder ante una medida de fuerza extorsiva, sino para normalizar su distribución, reservándose el derecho de iniciar las acciones legales correspondientes contra quienes han obstruido la libertad de prensa, garantizada por nuestra Constitución Nacional. La finalidad de Nuevo Diario ha sido y es satisfacer las expectativas de los lectores, llevándoles la información más amplia cada día, manteniendo en alto los principios de la libertad de prensa.
En este sentido, entendemos que la decisión hoy adoptada de modificar el precio de tapa no es una claudicación ante la extorsión, sino la forma de normalizar inmediatamente la distribución del diario –sin aceptar valores exigidos por gremio alguno–, hasta que se establezcan las condiciones legales apropiadas para tal fin.
Nuevo Diario aumentó el precio de su ejemplar
Debido a la actitud patoteril protagonizada por el Sindicato de Canillitas, la madrugada del pasado 31 de diciembre en la planta impresora
La actitud patoteril protagonizada por el Sindicato de Canillitas, la madrugada del 31 de diciembre, en la planta impresora de Nuevo Diario, desencadenó en la decisión del incremento del precio del ejemplar de Nuevo Diario de Santiago del Estero.