Catalina Botero fue nombrada como Relatora Especial para la libertad de expresión el pasado 21 de julio; y aunque es magistrada auxiliar, abogada, especialista en Derechos Humanos, y defensora a ultranza de la Constitución, el nuevo cargo lo recibió como si fuera el primero de sus logros.
Rodeada de libros, esculturas, un par de fotos, escuchando música clásica y tomándose una taza de té, Catalina Botero dice que está feliz, muy feliz, de haber sido nombrada hace pocos días como relatora especial para la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Los ojos le brillan mientras habla y como una adolescente relata lo que será su vida a partir del mes de octubre.
Es hija de un arquitecto diseñador y una ecóloga que dedica parte de su tiempo a tocar el piano. Estudio en el colegio Juan Ramón Jiménez de Bogotá y se graduó como abogada de la Universidad de los Andes.
“La relación entre los medios de comunicación y el Estado siempre ha sido una relación de tensión. Lo importante es saber que la censura no solo existe cuando se dictan medidas donde se prohíba a algún medio publicar algo”, empieza diciendo la nueva relatora especial para la libertad de expresión.
Su nombramiento se dio gracias al conocimiento que Botero tiene sobre el tema, su visión estratégica para optimizar los recursos y las acciones a favor de este derecho, y el plan de trabajo que presentó ante la Comisión. Esas tres razones la llevaron a ser escogida entre 69 aspirantes al cargo.
A partir de octubre, Catalina Botero empezará a implementar el plan de trabajo que deberá velar por la protección y promoción de la libertad de pensamiento y expresión en la región. Entre sus tareas está la de realizar informes sobre el estado de la libertad de expresión y de prensa en la región, la de recomendar a la Comisión que se tomen medidas cautelares para proteger a algún periodista en riesgo, o presentarle casos específicos de violaciones a la libertad de expresión a la Corte de Derechos Humanos para que los juzgue.
“Hay muchas tipos de censura, sobre todo en los países donde las organizaciones delincuenciales han traspasado las fronteras. Censura también es el asesinato de un periodista y el Estado tiene la responsabilidad de prevenir e investigar ese tipo de casos”, dice Catalina Botero y cita la historia del periodista Orlando Sierra, quien fue asesinado en Manizales en enero de 2002. Si bien los autores materiales del asesinato están condenados, la investigación contra los autores intelectuales no ha avanzado demasiado.
“Lo bonito de ese caso fue que los medios mandaron a su mejor gente, sus unidades investigativas, los periodistas más tesos, para que miraran lo que estaba pasando en Manizales”.
Lo primero que hará Botero cuando se posesione en su nuevo cargo será una agenda en la cual programará los principales temas para desarrollar en los próximos tres años, y si la Comisión y ella así lo quieren, prorrogarlo durante otros tres años más.
El primer tema por el cual luchará desde su cargo será por la implementación de accesos a la información pública en los países de América. “Que la gente pueda conocer esa información salvo en muy pocos casos de extremísima seguridad permite un mejor control ciudadano”, dice.
El segundo tema será recomendarle a los estados que tengan leyes antimonopolio para garantizar la libertad de expresión. Y aunque Catalina Botero se abstiene de hablar de países en específico porque aún es magistrada auxiliar de la Corte Constitucional, dice que no hay libertad de expresión en un país que tenga muchos medios de comunicación que transmiten la misma información oficial.
“Aunque suene paradójico, el Estado debe garantizar que hayan medios de oposición, que sus críticos tengan la oportunidad de decir, de desahogarse, de expresarse. Y debe garantizar el Estado que también hayan medios alternativos”.
La tarea que le espera a Catalina Botero no es nada fácil. Ella está feliz y confiada de cumplir un gran papel al mando de una oficina en la cual deberá velar desde su funcionamiento administrativo hasta los casos específicos donde sea necesario intervenir a favor de un periodista o de un ciudadano en riesgo de perder su derecho a la expresión. Y aunque es la primera colombiana en ocupar este puesto, dice que su trabajo será igual de intenso en cada uno de los países de América: ahora es una ciudadana de todo el continente.
Fuente: Revista Semana