Después de ser testigo de diversos conflictos armados afirma en entrevista que todos se originan por lo mismo: la suplantación de la política por la violencia. Presentará su nuevo libro, Crónicas de un país que ya no existe: Libia, de Gadafi al colapso
Por: Alondra Flores
No es que Jon Lee Anderson sea adicto a vivir las guerras. Siento que me toca cumplir con un deber, hacer acto de presencia, habla en entrevista el escritor y corresponsal de The New Yorker.
A veces siento la necesidad de estar y ser testigo. No en todas las guerras. Antes tenía un afán de ir a todo tipo de conflictos. Ahora creo que he visto de toda clase y entiendo que básicamente se producen por la misma cosa: la suplantación de la política por la violencia. Es muy trágico, opina el periodista, desde la experiencia que traspasa la medianía de los 50 años de edad.
Exponente de extensos retratos de lugares en desastre, ya sea en América Latina, Medio Oriente o África, al igual que de líderes como Saddam Hussein, Augusto Pinochet o Ernesto Che Guevara, etiquetado con frecuencia como el heredero de Kapuscinski (no sin cierta reticencia de Lee Anderson), ha construido un legado del periodismo de largo aliento, de ese que ocupa numerosas páginas fundamentadas en meses de investigación en el lugar del conflicto.
Tenemos que buscar nuevos medios y métodos de sobrevivir, de seguir haciendo buen periodismo. Tenemos que encontrar las formas de enganchar con el público y convencerlo de que somos necesarios, que sin nosotros difícilmente sabrán la verdad de las cosas.
No ve al periodismo en crisis
Sobre este quehacer considera que no está en crisis, pues cada día nacen revistas que dan este espacio y con un público minoritario en cada país. A la vez, vemos una implosión de los medios tradicionales y su suplantación por Twitter o cosas muy rápidas. Entonces, existe una necesidad palpable en la creación de medios dedicados al periodismo de mayor profundidad. Tengo una esperanza.
El autor llega a México con un nuevo libro recién traducido al español, impreso antes que en su idioma original y a punto de distribuirse en librerías:Crónicas de un país que ya no existe: Libia, de Gadafi al colapso (Sexto Piso) nace de la turbulencia en aquel continente donde se desató una oleada de sueños de revolución contra las dictaduras en Túnez, Egipto, Yemen y Libia. Luego, la guerra civil en Siria. No es una denuncia. Es una crónica de la destrucción de un país, dice el autor estadunidense.
¿Por qué un mexicano ha de interesarse en Libia?, pregunta sobre este libro que captura un territorio tan lejano como el Medio Oriente. Es la historia de la destrucción de un país, de un episodio contemporáneo que todavía no tiene un desenlace final.
Lunes 10 de agosto de 2015. Así data Jon Lee Anderson la primera página de una crónica que inició en Bengasi, a finales de febrero de 2011: Reinaba un clima de eufórica locura. De viva voz, Lee Anderson cuenta: Yo llegué al principio, cuando todavía era un festín. Lo vi transformarse en guerra, vi el desenlace y he vuelto ahora para ver la catástrofe que queda. Son mis crónicas, más los blogs que escribí casi como forma de diario, son como parte de guerra.
Sobre el Che, violencia y narco
La entrevista ocurre entre el bullicio del Centro Histórico, en medio de una extenuante agenda por su participación en el Hay Festival Ciudad de México. La versión ilustrada de su biografía del Che, el periodista desde el conflicto, las adicciones, violencia y el narco fueron los temas de las charlas que ofreció durante tres días el fin de semana pasado.
El jet lag tras un viaje intercontinental es notorio en el recién llegado de Londres. La mirada suave y la voz pausada durante la conversación de vestíbulo de hotel contrasta con las conferencias que ofrece ante jóvenes periodistas para hablar sobre el oficio de narrar lo que ocurre en el mundo, como ha hecho durante décadas en la revista The New Yorker y en sus colaboraciones con la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, creada por iniciativa de Gabriel García Márquez.
Volví a Libia porque sentí el deber, pero la verdad es que no me salía de las vísceras. En los cuatro años pasados he perdido muchísimos amigos de forma muy cruel. Me ha afectado. A ellos está dedicado este libro que presentará hoy en la Feria Internacional del Libro (FIL) Oaxaca.
Cuenta que Cuba ha sido como un salvavidas. La isla caribeña ha sido otra de sus pasiones, y desde diciembre pasado me ha permitido a volver a enfocarme en un tema que no tiene que ver con la violencia. Revela que prepara un perfil sobre Fidel Castro, la revolución cubana y qué va a pasar con ella. Tal vez sea su próximo libro.
Fuente: La Jornada