Un fallo de la Justicia habilitó a Cablevisión (propiedad del grupo Clarín) y a las operadoras de cable a implementar el aumento que la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia les había suspendido por 60 días
Por: Rubén Pereyra
Se suele dibujar a la Justicia como una señora con los ojos vendados para ejemplificar que es imparcial y que no ve a quiénes favorece o perjudica con sus fallos. Sin embargo, hay demasiada historia en este país para convencernos de que no siempre se falla "a favor de los pequeños" ni el tiempo está a su favor.
Ayer la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones Civil y Comercial acaba de dar un ejemplo categórico de cómo la justicia puede perjudicar a un gran número de personas y favorecer, a su vez, a un pulpo económico. Esta historia comenzó el mes de enero pasado, cuando las operadoras de cable anunciaron un aumento en el servicio que prestan; de inmediato, el 21 de enero, la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia dictó una resolución (la 8/10) mediante la cual dejaba sin efecto el aumento en el cable. La resolución de la CNDC establecía que las operadoras "se abstengan de aumentar el precio de los abonos por el término de 60 días".
Posteriormente, el 2 de febrero, la CNDC dictó otra resolución (la 13/10) en la cual les ordenaba a las empresas que en caso de haberse aplicado el aumento anunciado, se ocuparan de devolver ese importe a los consumidores.
Ante esto, Cablevisión SA (propiedad del grupo Clarín) presentó un recurso ante la Justicia para que dicte una medida cautelar que deje sin efecto las resoluciones de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, cosa que finalmente logró con el fallo conocido ayer.
Cablevisión alegaba en su presentación que la CNDC "carecía de competencia para dictar medidas cautelares" y se quejaba de que en los últimos años vio incrementados sus costos en un 95%, en tanto que los aumentos en el servicio apenas llegaban al 68%.
La Justicia resolvió darle la razón a Cablevisión y a las operadores de cable que anunciaron el aumento, perjudicando de este modo a millones de abonados.
Lo que alega la sala es que la medida cautelar debe ser dictada por el Tribunal Nacional de Defensa de la Competencia, un tribunal administrativo que si bien fue creado aún no está integrado, en los hechos, no existe. Es decir que el fallo no sólo favorece al Grupo Clarín sino que además establece que en la controversia debe intervenir un organismo que todavía no existe. El fallo critica además al Poder Ejecutivo por no haber conformado dicho organismo.
La sala no sólo se entromete con la decisión de política de integrar el organismo citado, sino que además parece estar muy enterada de los números empresarios y, dando por cierto lo esgrimido por Cablevisión respecto de los costos, dice que "el aumento está justificado con el incremento de sus costos y con el innegable nivel de inflación".
El fallo de la sala II está firmado por los jueces Ricardo Víctor Guarinoni, Graciela Medina y Alfredo Silverio Gusmán. Este último magistrado votó en disidencia y argumentó que "no se advierte el peligro irreparable ocasionado por la medida adoptada por la CNDC" y que "no alcanzo a percibir la cantidad que se dice dejará de facturar Cablevisión como consecuencia de la medida impugnada". El juez Alfredo Silverio Gusmán agrega que "no me parece apropiado (…) examinar el alcance de las facultades de la CNDC a raíz de que no se ha creado el Tribunal Nacional de Defensa de la Competencia".
Tras las argumentaciones del magistrado en disidencia el fallo de la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones Civil y Comercial hace lugar a la presentación de Cablevisión y deja sin efecto las resoluciones 8/10 y 13/10 de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia.
Una vez más, un fallo judicial favorece a un poderoso. En este caso al multimedios más poderoso del país. El mismo que en el año 2000 despidió a un centenar de trabajadores, entre ellas a toda la Comisión Interna Gremial, porque osaron organizarse sindicalmente. Desde entonces, el diario Clarín no tiene paritarias como en el resto del país. Sus aumentos son dictados unilateralmente por la empresa. ¿Será que Clarín es un país aparte? ¿O será que un país en serio, en el que los consumidores, los usuarios y los trabajadores sean respetados, no le sienta bien? Con fallos como el de la Sala II, Clarín tiene argumentos para pensar que pocas cosas cambiaron en el país.
Fuente: El Argentino