La primera edición fue el 4 de mayo de 1971. Reformas en el Gabinete del gobierno argentino; la devaluación parcial de la moneda nacional; especulaciones sobre la exportación; las preocupaciones de distintos Estados por la guerra árabe-israelí que se avecinaba fueron, entre otras noticias, las que se publicaron en tapa con formato de tabloide, inspirada en el estilo del periódico francés, Le Monde. Se trata del Diario La Opinión, fundado por el periodista y escritor Jacobo Timerman: una de las figuras más importantes de la historia del periodismo en la Argentina.
Timerman ya había creado en los sesenta las revistas Primera plana y Confirmado, desde donde dio cuenta de distintos sucesos de la historia cultural y social de la región. Por allí pasaron diferentes plumas de renombre como Tomás Eloy Martínez, Osvaldo Soriano, Sara Gallardo, Aída Bortnik, Miguel Briante, entre tantos otros, para sumar estilo y calidad, con notas y entrevistas de gran nivel. Así, se animó más tarde al periódico, más allá de que todavía se vivían tiempos de represión y censura, con los generales Juan Carlos Onganía en el poder y, luego, Roberto Levingston.
"Pienso que Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, con su nivel cultural, sus apetencias informativas, son un mercado ideal para un diario de este tipo. Me da la impresión de que los grandes diarios, en su competencia para obtener avisos, en su competencia con la televisión y la radio, han descuidado la información profunda, analítica, la que realmente quiere la gente de alto nivel. Eso es lo que nos proponemos suministrar", había expresado el propio Jacobo Timerman antes del lanzamiento del periódico, en una entrevista para la revista Siete días.
Con el eslogan creado por el escritor Pedro Orgambide, "El diario para la inmensa minoría", La Opinión salió a la calle aquel mayo de 1971 y, como sostiene su biógrafa -la periodista argentina Graciela Mochkofsky, "tenía la marca de Timerman por todos lados: una subsección dedicada a Israel y a Medio Oriente, sin páginas policiales ni deportivas, un lenguaje directo y agudo, mucha interpretación, artículos firmados y hasta algunos de los avisadores que habían sostenido a Primera Plana y Confirmado, con la Aerolínea Braniff y aceros Acindar. Tenía, sobre todo, la calidad que lograba Timerman al reunir una redacción que, en conjunto, era mejor que la suma de sus (muchos) talentos individuales".
El periodista, además de llevar adelante su cargo de director del diario, estuvo acompañado por Julio Algañaraz como subdirector, y Horacio Verbitsky y Juan Carlos Algañaraz, como secretarios de redacción. Timerman, por su parte, fijó las pautas periodísticas y de diagramación. Se dice que en cuanto a la ideología editorial, la indicación fue clara:
"A la derecha en economía y política, y a la izquierda en cultura", aunque este perfil fue más fuerte durante su última etapa.
No obstante, no se trataba de un medio que estaba preocupado por encontrar la noticia, sino más bien comentarla, repensarla, interpretarla. Por otra parte, si bien al principio prescindieron de fotografías, personalidades como Hermenegildo Sábat, Daniel Melgarejo y Patricio Bisso, entre otros, se encargaron de ilustrar las ediciones en distintos momentos. Luego del alejamiento de Sábat, en 1972, Miguel Ángel Otero fue quien llevó la fotografía para el suplemento de cultura.
La gran calidad de sus redactores -entre ellos, Juan Gelman, Ernesto Sábato, Tununa Mercado, Roberto Cossa, María Esther Gilio, Alicia Dujovne Ortiz, Mario Diament, Abrasha Rotenberg- posicionó el periódico como uno de los más importantes y exitosos de la región.
Paco Urondo y Juan Gelman fueron los responsables del suplemento cultural del diario, marcando una clara disruptividad para la época, un enfoque de avanzada en el que los suplementos podían contar con su propia línea editorial.
Cada vez, contaba con más lectores, más influencias y una gran presencia frente al resto de los medios gráficos. Sin embargo, no todo fueron buenas noticias, ya que las tensiones políticas e intereses particulares de distintos sectores desembocaron en dos atentados. En junio de 1972, una bomba explotó en la redacción y otra en la puerta de la casa de Timerman. El fundador de La Opinión dejó el país y se dio al exilio, hacia Israel. Abrasha Rotenberg, en ese momento, se convirtió en el nuevo director, mientras Timerman protegía su vida. Pero el exilio no duró demasiado: a los seis meses, estaba de regreso en la Argentina para continuar con su ejercicio periodístico.
Durante el gobierno de Isabel "Isabelita" Perón, algunos periódicos cerraron sus puertas por las amenazas y secuestros de periodistas, como El Mundo, y otros se resistieron y continuaron dando batalla, como El Cronista Comercial y La Opinión. Así, permaneció en activa edición varios años más hasta 1977, cuando la última dictadura militar clausuró y expropió la publicación. En ese mismo año, Jacobo Timerman fue secuestrado, preso y torturado durante dos años y medio, no solo por la circulación de sus ideas, sino también -como sostienen algunos- por su condición de judío y por las sospechas de que La Opinión estaba financiada por grupos montoneros. Liberado en 1980 y después de otro exilio en Israel y Estados Unidos, Timerman volvió a la Argentina para declarar ante la Conadep en 1984 y, un año después, testificó en el Juicio a las Juntas Militares.
Fuente: Ministerio de Cultura de la Nación