Por: Raquel Álvarez @raquealva
Gervasio Sánchez es uno de los reporteros gráficos españoles más conocidos y reconocidos a nivel mundial. Este informador de origen cordobés, licenciado en periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), posee una larga lista de galardones entre los que destacan el Premio Nacional de Fotografía (2009), el Premio Ortega y Gasset del diario 'El País' (2008); así como el Premio Javier Bueno otorgado por la Asociación de la Prensa de Madrid (2006) o el Premio LiberPress (2005) y la Medalla al Mérito Profesional del Gobierno de Aragón (2004), entre otros.
Además caben destacar otras distinciones como la concesión en 1996 del Premio Cirilo Rodríguez, destacado por ser el reconocimiento con más prestigio del Estado para los periodistas que ejercen su profesión en el extranjero como enviados especiales o corresponsales, o su nombramiento en 1998 de Enviado Especial de la UNESCO por la Paz.
Desde este medio, hemos hablado con este maestro de la imagen para que nos desvele algunas de sus claves.
Una imagen nos muestra un instante de la realidad que puede ser natural o provocado. ¿Cuál de ellos le entusiasma más?
La fotografía periodística y documental debe reflejar las cosas con la máxima espontaneidad. Me parecería lamentable que un fotoperiodista maneje los hilos de la situación o del lugar para provocar una situación interesada. Lo mejor para no hacer trampas es que todo fluya con naturalidad.
La fotografía nace en blanco y negro para luego evolucionar al color ¿Cuál es su preferida y por qué?
En los años 80 empecé a trabajar en color y era en diapositivas. Entonces era el negativo en color. A partir de 1990 comencé a trabajar en blanco y negro, pero lo utilizaba de manera secundaria. Lo hacía cuando tenía tiempo suficiente para trabajar en blanco y negro, después de haber hecho la situación en color, es decir, a la hora de hacer un trabajo, primero había que hacerlo en color porque era lo que se vendía, lo que querían las revistas, ya que en los 80 el color era muy raro encontrarlo. Sin embargo, con el paso del tiempo, sobre todo tras cubrir el cerco de Sarajevo y la guerra de Bosnia, empecé a darme cuenta de que sorprendentemente el blanco y negro me permitía trabajar de una manera muy distinta al color. Lo hacía de una manera más pausada, me fijaba en cosas que antes me pasaban desapercibidas. Esto es, en color siempre fotografié lo más evidente de la guerra, como podían ser los muertos, los heridos, los bombardeos; así como las escaramuzas, los hospitales o los entierros. Por el contrario en blanco y negro me fijaba en los supervivientes, en los comportamientos sociales en medio del desastre de la guerra. Esto evolucionó hasta el punto que en el año 95 publiqué “El cerco de Sarajevo”. Empecé a hacer los proyectos fotográficos en blanco y negro: “Vidas Minadas”, “Desaparecidos” o “Sierra Leona. Guerra y paz”. Los trabajos más importantes de mi vida profesional, al menos los comprendidos entre 1995 y el 2012, fueron en blanco y negro. Luego he vuelto al color, aunque no he dejado de trabajar en blanco y negro, además con negativo clásico, con película.
Cuatro niñas miran desde el interior de una furgoneta destrozada en Sarajevo (Bosnia-Herzegovina), marzo de 1994. Gervasio Sánchez
¿Qué es lo que le provoca el blanco y negro que no le provoca el color?Me siento cómodo trabajando en blanco y negro, y lo digo con toda humildad, porque me evita preocuparme tanto por la técnica. La diapositiva era muy puntillosa y te obligaba a ser muy exacto con las cámaras antiguas, que no eran tan perfectas como las actuales. Tenías que estar muchas veces pendiente de qué luz tenías y qué diafragma ponías, de modo que te equivocabas en un diafragma y la diapositiva no era buena. Con la diapositiva tenías que ser muy exacto, mientras que con el blanco y negro el margen de maniobra era mayor. Creo que incluso me gustaba más el blanco y negro porque me permitía trabajar con menos tensión técnica.
La fotografía es un arte. Para su elaboración hay que tener en cuenta muchos factores como la luz, el encuadre o la profundidad de campo, entre otros. ¿Qué es lo hace más profesional al fotógrafo?
Considero que la fotografía es el pariente pobre del arte contemporáneo. De la misma manera que el fotoperiodismo o el periodismo documental es el pariente pobre de la fotografía. La gente del arte tiene una idea prepotente sobre la fotografía y sobre todo, sobre la fotografía documental y la periodística, aunque por suerte las cosas están cambiando.
Dicho esto, el fotógrafo profesional es aquel que sabe solventar cualquier situación de manera original y personal. Con un punto de vista singular. Al mismo tiempo que sabe contar las cosas de otra manera. Yo siempre les digo a los alumnos de los talleres de fotografía que imparto, que lo importante de la fotografía, es saber contar algo que se ha contado muchas veces de otra manera. Además se debe saber contar, dándole una impronta personal, pero sin caer en la retórica ya que eso puede ser perjudicial.
Una instantánea es una muestra de una realidad, pero hoy eso se puede alterar o modificar con la digitalización ¿Qué opinión tiene de los retoques fotográficos?
Hace tres años fui jurado del Premio García Márquez, que da la Fundación de Periodismo Latinoamericano en Cartagena de Indias, y los tres miembros que lo componíamos no premiamos el trabajo más interesante, incluso el mejor trabajo diría, por culpa de los retoques.
Hay que ser muy cuidadoso en ese sentido, los fotoperiodistas o los periodistas documentales, tienen que tener cuidado de no pasarse con los retoques digitales porque puede tener consecuencias graves. En este caso concreto, era una beca de 30.000 dólares que no la ganó el fotógrafo que había presentado el mejor trabajo. Por eso animo a la gente a no pasarse. Hay cosas que se pueden aceptar y otras que son inaceptables. Eso es algo que todo fotoperiodista debe saber.
¿Hemos tenido influencia con las cámaras de móviles en la profesión de los reporteros gráficos?
No voy a ir en contra de las nuevas tecnologías. Las cámaras de los teléfonos están avanzando mucho y se están haciendo trabajos buenos. De hecho ya hay revistas, como Times, que ha hecho reportajes muy interesantes con móviles de última generación. Hace poco publicó un reportaje de fotografías hechas con móviles de las mujeres más influyentes de Estados Unidos. Era muy interesante. De hecho lo he guardado como muestra de que no hay que rechazar las nuevas formas de trabajar. En realidad, el teléfono móvil te permite hacer trabajos que no puedes hacerlos con la cámara convencional.
Gervasio Sánchez junto a la serie de fotografías realizadas a Sofía Elface desde 1997 - Jot Down
La digitalización ha supuesto una pérdida de encanto y de calidad que tenía la fotografía analógica ¿Qué opinión tiene al respecto?Mis trabajos de referencia, como “Vidas minadas”, que lo realicé en 1995, están hechos en analógico. Ahora estoy preparando una segunda parte, que espero presentar en 2022, que está hecho en analógico y te puedo asurar que sigue sin tener competencia con el digital. De hecho, en la exposición que acabo de inaugurar en Huesca, llamada “Vida”, la mayor parte de las fotografías son analógicas, hechas en laboratorio. La propia densidad de las imágenes, así como la profundidad de campo se ve mucho más en analógico, aunque todo hay que decirlo, el digital está avanzando a un ritmo trepidante. El analógico ahora mismo es complicado. La fotografía cada vez se paga peor.
Ha recibido muchos premios por mostrar conflictos sociales ¿Qué es lo que le ha movido a ello?
La verdad es que algo debe de haber en mi subconsciente (risas). Algo ha debido de pasar en mi vida para que eligiera la foto de conflicto, pero la verdad es que no lo sé. Lo que si te puedo asegurar es que con 14 años era el único estudiante del instituto que llevaba debajo del brazo un periódico. Eso sí, era deportivo, pero ahí están mis inicios como periodista. Luego, cuando cursé la carrera de periodismo nunca hice un curso de fotografía. Sin embargo, mis compañeros de la facultad todavía recuerdan que yo era el único que tenía claro lo que quería hacer, que era ir a zonas de conflicto.
Ya para terminar: la temática social ha dejado de aparecer en los medios. ¿Por qué cree que ha sucedido esto?
Los medios de comunicación, en su inmensa mayoría, han renunciado a algo que es básico para la sociedad: el buen periodismo. Con esta carencia la sociedad está condenada a la manipulación y al fracaso. No solo se ha renunciado a cubrir África o las causas de sus guerras y sus consecuencias. Las guerras no acaban cuando lo dice la Wikipedia, sino cuando las consecuencias se superan. Al final se ha renunciado al periodismo de investigación, implementándose una serie de relaciones impúdicas con los poderes fácticos. A día de hoy la mayoría de los medios se arrugan ante las presiones, lo que provoca que solo cubras lo que rodea al poder. La excusa es que cubrir conflictos o situaciones sociales como la africana es caro. La realidad es que cuando yo los hice, no suponía mucha inversión.
Te puedo asegurar que yo he escuchado en todo tipo de medios, con cualquier ideología, decir: “ este es otro conflicto de negros o ¿a quién le interesa África? “. Al final las excusas son económicas o el desinterés, y eso es mentira. Yo cada vez que he hecho una exposición o un reportaje que retrata temas sociales, lejos de nuestra vida cotidiana, el público siempre se ha mostrado interesado.
Fuente: El Plural