Faltaban cuatro años aún para que el gendarme jefe de la Policía de Rosario, se convirtiera en el mayor genocida de la zona durante la última dictadura militar. En la misiva muestra todo su fanatismo por la "lucha antisubversiva"
Por: José Maggi
"En esta guerra sucia que nos quieren imponer, para ganar -porque el que pierde muere- es fundamental entre muchas otras cosas tener presente este principio doctrinario que sintetizó un veterano de la Guerra de Argelia el coronel Lacheroy: 'Si no comprendemos que los principios éticos en que hemos sido formados para la guerra clásica no sirven para la lucha contra la subversión, perderemos. Para la lucha contra la subversión hay que meterse en el lodo, ensuciarse y salpicarse. El que no lo entienda de esa manera, más vale que se rinda de antemano'. Y como yo ya me considero veterano le agrego: Rendirse nunca, enlodarse, sí; pero nada más ni nada menos que lo indispensable para vencer". Con esta frase remataba su carta el comandante de gendarmería Agustín Feced.
La misiva dirigida al periodista Mariano Grondona está fechada el 23 de octubre de 1972 cuando Feced ya llevaba dos años y cuatro meses como jefe de la policía de Rosario. Esta semana el fiscal federal Gonzalo Stara la usó como un elemento fundamental en su alegato en la causa que ahora lleva el nombre de Díaz Bessone, pero que antes estaba caratulada como Feced.
La carta estuvo motivada en un programa televisivo sobre Violencia y Subversión que había salido poco tiempo antes al aire. El gendarme se define en el texto como "un ciudadano preocupado por las cosas de mi Patria, la de San Martín y Belgrano y de la bandera celeste y blanca pero con el Sol de mayo en su centro, a diferencia de unos pocos pseudo argentinos que lo sustituyeron por una estrella roja de cinco puntas que izaron en muchas escuelas y mástiles del país, a punta de pistola, en presencia de los niños luego arriar la Bandera nacional".
Feced le explicaba que "desde hace dos años y cuatro meses soy el jefe de la Policía de Rosario", tras lo cual marcaba a su enemigo número uno: el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), una de las más letales". A renglón seguido se quejaba por los ataques del ERP en Rosario, frente a los cuales "estábamos como turco en la neblina: nos pegaban de todos lados, estábamos en un ring en una pelea con una ominosa venda sobre los ojos, el contrario nos pegaba a gusto, cuando y donde quería. Naturalmente lo hacia donde más nos dolía: matando los hombres nuestros". En verdad una figura que en los tiempos venideros Feced iba a aplicar a los militantes detenidos.
El entonces jefe de la policía rosarina marcaba que "luego del pasaje a la persecución y con la situación controlada seguimos hasta hoy esperando el final de la batalla de Rosario. Esperamos ganarla asi como esperamos que se ganen las de Córdoba, Buenos Aires y Tucumán para asi ganar la guerra. En esto hay que copiarlo a Martin Fierro: al enemigo hay que ensartarlo con el puñal, levantarlo y recién bajarlo cuando esté bien muerto".
En la continuidad del texto Feced desnuda su horror tras un allanamiento de la Facultad de Filosofía: "tengo un casette de dos horas donde la profesora hablando de marxismo no lo hace académicamente como corresponde: impresiona escuchar como adoctrina a estos chicos que recién salen de la secundaria. Sintéticamente les mete a presión en el cerebro que es todo falsa ideología en este mundo burgués que vivimos, falsa ideología el hogar burgués porque de él salen hijos burgueses, falsa ideología la religión, etc, etc. Lo único que no es falso es el marxismo porque está contra la explotación del hombre por el hombre".
Sobre las jóvenes estudiantes de esa casa de estudios, Feced también tenía críticas ya que "tienen un desprecio olímpico por el respeto a sí mismas". "Todo es falso, lo que no es falso es el relajo en que desenvuelven su conducta personal: hasta cobran el acto sexual con los estudiantes".
"No se asombre Doctor, en Filosofía por lo menos son precavidas, estoy aburrido de encontrarle en las carteritas los sobres de pastillas anticonceptivas". "Le aclaro, no crea que soy un monje pero las prostitutas deben estar en lupanar que es su habitáculo natural. Si llegan al coito dentro de una facultad no sería para escandalizarse".
En otro tramo Feced se horroriza porque "en las facultades las paredes y el estrado donde da clases el profesor está pintada la cara del "Che" Guevara, que" escribió un manual para matar policías en su propia patria".
"Que bueno sería que por la televisión que llega hasta las alcobas de los argentinos mostraran bien clarito todo este montón enorme de cosas para desenmascarar a quienes por vocación o por criminal irresponsabilidad consienten la invasión ideológica"
"Habría que ventilar bien estas cosas desde los lugares de difusión (incluyendo a los órganos del estado, aunque no muy aconsejable este último por poder atribuírsele parcialidad) para que sepan la verdad desde los niños hasta los jueces. Si yo voy y lo digo desde mi condición de Jefe de Policía, estamos tan desprestigiados los canas que van a decir que son mentiras. Deben hacerlo las personas de predicamento, solvencia y reconocida autoridad moral y respeto, como ciudadanos esclarecidos, no comprometidos (frase beat de moda) con ninguno de los bandos, pero sí hijos del país y comprometidos con él".
La respuesta de Mariano Grondona fechada el 02 de noviembre de 1972 reza: "Su carta es alentadora para quienes como yo tratamos de alimentar nuestros medios de comunicación con mensajes constructivos y contiene además observaciones sobre la lucha antisubversiva que he recogido con todo interés. Aprovecho esta oportunidad para saludar a usted muy atentamente deseándole éxito en su difícil y patriótica gestión".
Fuente: Diario RosarioI12