Hoy se cumplen quince años de la aparición sin vida de Mario Bonino, el primer periodista asesinado desde la restauración de la democracia en el país.
El militante social y trabajador de prensa fue secuestrado el 11 de noviembre de 1993 y su cuerpo fue encontrado cuatro días después en el Riachuelo, frente al Servicio de Hidrografía Naval, en el barrio porteño de La Boca
A quince años del crimen, no han sido identificados los responsables intelectuales ni materiales del hecho.
Bonino desapareció luego de participar del seminario "El rol de la radio a las puertas del Tercer Milenio", en la sede de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), ubicada en Belgrano y Alberdi de esta capital.
Ese mismo día había distribuido un comunicado sobre amenazas de muerte sufridas por trabajadores de prensa en San Luis.
Bonino militaba en la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA), organización que en septiembre de ese año había reunido en Plaza de Mayo a más de 10 mil personas bajo el lema "Paren la mano", en alusión a las 700 amenazas y agresiones a periodistas que había registrado durante el gobierno del ex presidente Carlos Menem.
El hallazgo de su cadáver estuvo precedido por un atentado y una amenaza: en la madrugada del domingo 14, tres personas irrumpieron en la sede de la organización y agredieron con golpes de hierro en la cabeza al sereno del edificio -quien debió ser internado de urgencia con conmoción cerebral-; y esa misma mañana una voz femenina amenazó por teléfono diciendo que "lo que les pasó anoche les puede volver a pasar".
Al momento de su desaparición, Bonino trabajaba en el Área de Comunicación de la UTPBA y había ejercido su tarea profesional en las secciones de deportes de los diarios Popular, Sur y La Razón, como así también en agencias de noticias y medios zonales.
Tenía 37 años, esposa y un hijo; y todos aquellos que lo conocieron concuerdan en afirmar que, ante todo, era un hombre solidario y un muy buen compañero.
Las pericias judiciales revelaron que Bonino murió en “circunstancias dudosas” ya que no se hallaron signos de asfixia, golpes ni ingesta de sustancias tóxicas.
Por su parte, la comisión de investigación que se formó para esclarecer el crimen (de la que formaron parte, entre otros, los periodistas Enrique Sdrech, Santo Biasatti y Enrique Tortosa) concluyeron que el militante había sido asesinado bajo el método mafioso conocido como "muerte blanca", en donde se intenta no dejar rastros.
A fines de abril de 2001, se logró la reapertura de la causa que investiga el homicidio, producto de las declaraciones formuladas por un suboficial de la policía bonaerense al programa de TV Puntodoc/2, en las que señalaba a los autores del crimen a oficiales de la policía bonaerense.
En agosto de 2002, la UTPBA realizó una presentación ante el juez Raúl Irigoyen, a cargo del Juzgado de Instrucción Número 10, motivada por la publicación de un artículo en la edición del diario porteño Clarín del viernes 28 de junio, en el que se reproducen declaraciones del cabo de la policía bonaerense Adrián Montenegro, en relación con el homicidio de Bonino.
Hasta la fecha, el crimen –cuyos responsables no han sido encontrados ni juzgados ni condenados- permanece impune.
Apenas 26 meses después, el reportero gráfico José Luis Cabezas aparecía incinerado en una fosa ubicada en las afueras de la localidad bonaerense de Pinamar.
Vale mencionar que ambos asesinatos -de Bonino y de Cabezas- se produjeron en los mismos años en los que se registró el mayor índice de ataques contra los periodistas argentinos.
Fuente: Agencia Noticias Argentinas