Día del Periodista y del Trabajador de Prensa
Hay una deuda de la democracia que hoy, en el Día del Periodista, exigimos sea saldada. Una deuda que excede lo sectorial ya que involucra a todos los argentinos y es la nueva ley de radiodifusión que termine de una vez por todas con la norma promulgada por la última dictadura militar. Ley que lleva la firma de los genocidas Videla, Harguindeguy y Martínez de Hoz y, a 25 años de la recuperación institucional, está aún vigente. Esa ley surgió de la matriz de la doctrina de la seguridad nacional montada para sostener el régimen represivo de desaparición y muerte con el que se enlutó a nuestra patria. Entre ellos, los más de cien periodistas asesinados durante la dictadura.
Los distintos gobiernos democráticos que se sucedieron desde entonces la modificaron en 80 ocasiones por medio de decretos; 126 por decisiones administrativas y 9 veces por el propio Congreso. Los cambios no sólo no alteraron el espíritu de la ley sino que profundizaron la concentración, favorecieron los monopolios y extendieron las licencias a los grandes medios. Todavía el Congreso no ha votado la derogación del artículo 96 que contempla, entre otros anacronismos, la integración del ComFeR por representantes de las fuerzas armadas y la Side.
Desde el retorno de la democracia, los trabajadores de los medios y las organizaciones de la sociedad civil venimos reclamando por una nueva ley puesta al servicio de un proyecto de nación justa, inclusiva y solidaria. En el 2003 nos constituimos en la Coalición por una Radiodifusión Democrática donde abreva la más amplia y representativa multisectorial de la comunicación: trabajadores de la CTA y la CGT, radios comunitarias, cooperativas, universidades, organismos de derechos humanos, organizaciones sociales, académicas, ongs, foros, quienes consensuamos los 21 Puntos Básicos por el Derecho a la Comunicación que debe contemplar en su espíritu la nueva ley.
Queremos una ley que considere a la información como un bien social y a la libertad de expresión como un derecho inalienable, en el marco del respeto a las diferencias para que haya voces distintas y múltiples que permitan la construcción de un auténtico federalismo. Queremos equilibrio y respeto entre los distintos modos de gestión ya sea pública, comercial o la de las organizaciones sin fines de lucro. Queremos que se desmonte el aparato monopólico y se democratice la comunicación en nuestro país. Queremos que se transparente la titularidad de las licencias para saber quiénes son los verdaderos dueños de las empresas y poder conocer desde qué lugar y con qué intereses manejan los medios que son, en primer lugar, públicos.
Buscamos, con todo derecho, la soberanía informativa. Así como desde la CTA pedimos soberanía alimentaria para que los pueblos puedan decidir qué, cómo, para quién y dónde se produce lo que se consume en términos de alimentación también exigimos soberanía informativa para decidir con qué medios producimos, con qué información nos alimentamos. Es hora de que las organizaciones del pueblo tengan acceso a los medios y a armar sus propias estrategias para garantizar el derecho a la comunicación que, por supuesto, excede a la nueva ley de radiodifusión. Vamos en busca de un nuevo paradigma de la información y pretendemos ser los artífices de este proceso. La agenda de la comunicación no puede descansar sólo en unas pocas manos.
Es necesario además que los medios públicos sean no gubernamentales y que los Estados provinciales y municipales puedan acceder a las licencias para radio y televisión que garanticen a todos los habitantes del país la información local y regional, hoy menoscabada cuando no literalmente desterrada. Tanto es así que en el país sólo existen 7 ciudades con más de un canal de TV por aire gratuito y muchísimas en la que no se puede captar ninguna señal de televisión. Esto no es democracia, esto es discriminación, exclusión de un bien que pertenece a todos. Son de este modo los más sumergidos los que ven más vulnerados sus derechos humanos económicos, sociales y culturales. Sin embargo, allí donde no han estado los medios comerciales sí estuvieron los medios comunitarios y las cooperativas de la economía social dando voz a los que no encajan en la agenda propiciada por los que sólo tienen en su horizonte la renta, cada vez más voraz, la rentabilidad a cualquier costo, sin escrúpulos ni vergüenza.
El derecho a la cultura, a la comunicación y a la educación deben estar presentes y ser garantizados por el Estado. Exigimos políticas públicas activas para intervenir donde no hay diversidad y para facilitar el acceso a los medios a todos los argentinos con la promoción de la igualdad de oportunidades. Es ahora el momento de avanzar también para acortar la brecha digital que siembra desigualdad y atender al acceso a las nuevas tecnologías. La sustitución del sistema analógico por el digital no puede quedar en una discusión a puertas cerradas, los intereses que se mueven son muchos y los lobbies se ocupan para tomar la parte del león con la previsible consecuencia de exclusión para las mayorías.
El federalismo no puede quedar en pura declamación es la necesidad de hombres y mujeres de la Argentina de ejercer el derecho a la comunicación, de saber lo que sucede en su pueblo, en su región, a desarrollar su cultura, a afianzar la identidad, a la promover la educación y la participación. Hay una relación directamente proporcional entre vivir lejos de la Ciudad Autónoma de Buenos y el desconocimiento de la realidad circundante, por eso exigimos cuotas de difusión con contenidos de producción local, nacional y propia. El Estado debe garantizarnos a todos el empleo de criterios políticos justos en la administración de las licencias y las señales; las frecuencias son consideradas patrimonio de la humanidad y ese es el principio que debe regir.
Ahora que se reitera desde el gobierno la promesa de un nuevo proyecto de ley entregamos nuestro aporte y estamos atentos al destino que tendrá. La nueva ley de radiodifusión debe ser una herramienta concebida para la libertad y estar puesta al servicio del pueblo. Renovamos, en nuestro día, el compromiso en la construcción de una patria mejor para todos que, más temprano que tarde, alumbrará en nuestro horizonte.
Sindicato de Prensa Rosario
7 de junio de 2008