Argentina es Argentina. Tiene sus códigos, su ADN político y social. También su propia cultura y la forma de expresar sus sentimientos que es sólo de Argentina. A los uruguayos muchas veces no nos gusta la forma de actuar de los argentinos, pero también muchas veces queremos imitarlos. Jamás la Amsterdam será la hinchada de Boca, pero hay veces que parece que queremos parecernos a ellos.
La crisis que se ha desatado con el gobierno argentino por parte de los sectores agropecuarios no se puede analizar desde los sentimientos de los uruguayos. Es que no se puede entender al sistema político argentino, desde los códigos uruguayos. Jamás. Los argentinos serán siempre peronistas nunca digas "siempre" en el análisis político, aunque no sean peronistas. La patota, no es sólo el producto de un grupo de fanáticos.
Es la forma de sentir la vida. Es que quizás no sea patota y sea la forma de sentir el espíritu de cuerpo, la solidaridad, la relación con el otro. Los enfrentamientos de estos días, demasiados, entre los sectores poderosos del campo, también de los que no son poderosos, contra el gobierno Cristina Fernández de Kirchner, deben ser analizados con cuidado y no sólo desde la sensibilidad de los uruguayos. A los orientales "la patria o la tumba" no nos gusta que el ex presidente Néstor Kirchner se largue a la calle con la pesada justicialista a expresar su apoyo a la presidenta. Y mucho menos que practiquen malos modales justificando el levantamiento de los piquetes, cuando nos bloquearon por Botnia y no hicieron nada.
El asunto es que el tema es otro y no debe de ser visto como son los hermanos argentinos sin tener en cuenta cómo somos nosotros. El tema es político, en el mejor sentido de la palabra, y también programático. El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner lo que ha intentado es redistribuir la riqueza, mediante las retracciones. Eso fue lo que puso al borde de un ataque de histeria a los sectores poderosos del campo, quienes supieron arrastrar tras de sí a los pequeños y medianos productores del campo argentino así como a los habitantes de las ciudades del interior de ese país.
Cristina, para los poderosos era aceptable hasta hace unos meses seguramente la votaron muchos de ellos, pero cuando la presidenta les metió la mano en el bolsillo pegaron el grito en el cielo y lograron que las visiones autoritarias argentinas emergieran abruptamente, esos autoritarismos que están dentro del gobierno y fuera de él. Ante esta situación extremadamente compleja, contradictoria y violenta que se está expresando en el vecino país, el Mercosur tiene que tener una actitud pro activa que permita ayudar a un entendimiento y a una forma de resolver los conflictos con un estilo civilizado.
América del Sur necesita una Argentina serena, produciendo, promoviendo la redistribución de la riqueza, donde se consolide la institucionalidad democrática y el debate civilizado. Uruguay, que ha sido perjudicado por la política agresiva de los ambientalistas piqueteros, con el visto del gobierno de Cristina Fernández, tiene mucho para decir y actuar, dentro de la modestia de un país pequeño que tiene una fuerte estabilidad democrática y un buen entendimiento, dentro de las contradicciones previsibles, en el sistema político que, a pesar de estar ya en el preámbulo de la campaña electoral, tiene mecanismos de freno para no desbordarse. Los latinoamericanos necesitamos que Argentina recobre la paz política y social, porque es fundamental en el marco de los avances democráticos y progresistas que se están manifestado al sur del Río Bravo. El apoyo a la institucionalidad democrática a la Argentina, en estas horas cruciales, es la tarea de los gobiernos progresistas, pueblos y partidos que apuestan al avance de las ideas y del mejoramiento de las condiciones de vida de nuestra gente.
Una vez más: sean unidos los hermanos, que esa es la ley primera, porque de otra forma los devoran los de afuera. Que así sea. Argentina necesita de una mano. Que cuente con la nuestra.
Fuente: Diario La República, Uruguay