Recién cuando la División de Operaciones Rurales los visitó, se enteraron de la pandemia. Lo tomaron con sorpresa, pero con calma. Fue “por no tener pilas para la radio”. En El Calafate, algunos quisieron entrar a la ciudad por no estar al tanto de la cuarentena. Lejos y aislados, ¿cómo los ayudan?
El avance del coronavirus en el país y en todo el mundo es noticia todos los días, a toda hora. No hay momento en que no se hable de ello y cómo repercute en la vida cotidiana, económicamente, social y culturalmente.
Argentina es uno de los tantos países en cuarentena. Comercios cerrados, los chicos sin clases, sin eventos ni actividades deportivas. Todo cambió con el coronavirus, pero hay quienes no se sienten afectados, o al menos su día a día no varió. Se trata de los trabajadores rurales. Peones de campo que están en los distintos establecimientos a lo largo y ancho de la provincia de Santa Cruz.
En algunos lugares, ya con temperaturas bajo cero, el frío se hace sentir y la necesidad de contar con provisiones, gas y combustible es apremiante. Particularmente en los campos cercanos a El Calafate, donde el intendente Javier Belloni estableció cerrar el portal de ingreso a la ciudad, la tienen complicada.
Asimismo, personal policial se encarga de suministrar los elementos necesarios a todas las personas que están en estas zonas rurales.
El juzgado calafatense le otorgó un camión al División de Operaciones Rurales a modo de depositario judicial para el trabajo.
La rutina de los “camperos” es casi la misma, pese a la pandemia. Su trabajo no ha cesado y cuando gran parte de la ciudadanía está preocupada por cómo repercute y avanza el virus en sus respectivas ciudades, ellos están tranquilos.
Es más, La Opinión Austral pudo conocer que en algunas estancias no estaban ni enterados del coronavirus, de su gravedad y de las medidas que se han tomado al respecto. Parece insólito, pero es cierto.
Precisamente, pocos días atrás, personas de una zona rural cercana a la villa turística de El Calafate salieron de la estancia y buscaron ingresar a la ciudad, desconociendo el cierre total del acceso.
"Optimizamos al máximo el recurso humano y logístico"
Otro caso particular fue el de las personas que trabajan en la estancia “La Josefina”, a unos 130 kilómetros de la localidad de Tres Lagos. Se quedaron sin pilas en la radio y desconocían completamente los sucesos.
Recién cuando se acercó personal policial de la División de Operaciones Rurales (DOR) -ex Grupo Especial de Operaciones Rurales-, en el marco de las labores cotidianas que realizan, se enteraron de la situación que atravesamos con el coronavirus.
Lo tomaron con sorpresa, pero tranquilos. Ninguno se alarmó. Las personas que viven y trabajan en el campo “ven todo de muy lejos” y dado que pasan mucho tiempo en soledad, no están preocupadas por el virus.
La preocupación de ellos pasa por sus caballos, los animales que cuidan, sus perros. Y, obviamente, las pilas, para que no les pase lo de la estancia La Josefina y poder continuar escuchando la radio. LU12 AM680, “la Radio de la Gente”, es la que llega a todos y cada uno de los establecimientos rurales.
"No sabían de la pandemia por no tener pilas para la radio"
Salvo contadas excepciones, la única vía de comunicación que tienen los “camperos” es la radio. Algunas estancias hasta poseen televisión. Pero lo más normal es sintonizar alguna AM. Contactarse con sus seres queridos también es difícil. Deben moverse a lugares específicos para tener señal con los celulares.
Es de recordar el caso del peón Guillermo Vargas, quien en la estancia Chank Aike se accidentó y pidió ayuda a través de LU12.
El trabajo con los estancieros
“Había gente que no sabía de la pandemia por no tener pilas para la radio”, contó el jefe de la DOR de El Calafate, René Caro.
Sostuvo que hoy están “optimizando al máximo el recurso humano y logístico” que poseen para llegar a todas las estancias de su jurisdicción, que es muy grande. En El Chaltén hay 14 establecimientos rurales, en Tres Lagos otros 63 y en todo el departamento Lago Argentino, 60 más, precisó el comisario.
En total son 137 estancias, que cubren con diez efectivos policiales y tres camionetas. Si bien hay algunas cerradas, se estima que también son cerca de 130 las personas que están hoy en el campo que cubren.
La división se encarga de llevarles víveres, gas y combustible que los propietarios de estancia adquieren para sus trabajadores en los comercios de El Calafate y pagan por transferencia bancaria. Toda esa logística conlleva un trabajo importante, en el marco del trabajo conjunto que llevan adelante con el Consejo Agrario Provincial, la Sociedad Rural Lago Argentino y el Senasa.
La División de Operaciones Rurales El Calafate cubre 137 estancias con tres camionetas y 10 efectivos policiales
"Nos tocó llegar a establecimientos y la gente desconocía de todo, estaban sin pilas. Lo vemos extremo, pero es la realidad, pasa en el campo. La gente escucha los mensajes para el hombre de campo y obtiene la información de lo que pasa en esa vía", dijo Caro.
Destacó, además, lo sucedido la semana pasada, cuando dos efectivos asistieron a un peón en la estancia Río Bote, debiendo cruzar descalzos el río para llegar a entregarle unos medicamentos.
“Es normal y habitual para nosotros, pero este tipo de acciones hay que resaltarlas. Tomaron la decisión de dejar el móvil para que no se empantane, sacarse los borcegos e ir a pie a ayudar a esta persona”, comentó. La intervención estuvo a cargo del sargento Feliciano Carabajal y del cabo Jorge Canteros.
Fuente: La Opinión Austral