La desinformación es una amenaza acuciante en tiempos de incertidumbre y de pandemia. Se afianza la tendencia hacia el consumo de fuentes informativas más confiables
Por: Andrea Decournex*
En este momento, un tercio del planeta se encuentra confinado en sus hogares, recibiendo una cantidad inusitada y permanente de información y noticias vinculadas con el avance de la pandemia, que influyen en hábitos y decisiones cotidianas. En este marco inusual de conexión continua, la tendencia que prima en las búsquedas se vincula directamente con la necesidad de obtener información confiable y verídica para prevenir el impacto del Covid-19.
Sin embargo, el coronavirus no es la única pandemia a combatir. La viralización de noticias falsas o "fake news" ha dejado en relieve el trabajo indispensable para poner punto final a la infodemia, neologismo que acuñó la OMS hacia fines de febrero para referirse a la explosión potencialmente mortal de desinformación a nivel global.
La difusión de noticias falsas está al alcance de la mano. El bombardeo proveniente de sitios no verificados (que simulan ser reales) sumado a la cantidad de publicaciones en redes sociales o cadenas de WhatsApp, no solo influyen en las decisiones individuales de la ciudadanía sino también a nivel general en aspectos culturales, sociales y políticos.
El fenómeno de la infodemia no solo se amplificó ante el brote mundial de coronavirus sino que tuvo un alcance de tal magnitud que el acceso a información verificada y segura se conviritió en una necesidad esencial para garantizar la correcta implementación de las medidas preventivas ante la pandemia.
Debido a la urgencia por detener la circulación de fake news, es necesario comprender que no solamente se transmiten a través de sitios no verificados sino que se multiplican con el formato de memes virales, mensajes en cadena en aplicaciones de mensajería e incluso a través de políticos mal informados.
Las fake news hacen hincapié sobre todo en cuatro aspectos claves vinculados con el coronavirus: posibles conspiraciones sobre el origen del virus; información falsa respecto de cómo el virus se expande y se contagia; desinformación sobre los síntomas y tratamientos, y, por último, generan rumores sobre cómo los políticos internacionales y la ciudadanía en general están respondiendo al avance de la pandemia. Es por esta razón que el trabajo periodístico responsable cobra un papel principal. Es indispensable aumentar las defensas informativas de la ciudadanía, demostrando el fact-cheking aún cuando parezca imposible a través de la red.
En sintonía con estas claves, y ante la crisis actual, los usuarios muestran preferencia a su vez, por plataformas periodísticas confiables. Al mismo tiempo que los medios de comunicación redoblamos esfuerzos para producir contenido detallado que brinde herramientas para combatir los datos contaminados que se viralizan desde fuentes apócrifas. Se fortalece así un compromiso a nuestra audiencia y un compromiso para combatir la mencionada infodemia.
El peligro de las redes
Es parte de la naturaleza humana dar sentido al mundo, a través de procesos deductivos que parten de conocimientos previos para recibir nueva información. Por este motivo no es de extrañar que las redes sociales sean las plataformas elegidas para la propagación de noticias falsas, teorías conspirativas e información inexacta.
Tras los paulatinos anuncios de cuarentena obligatoria por los gobiernos locales en todo el mundo, más de 3.000 millones de personas se encuentran a diario conectadas, navegando en redes y compartiendo publicaciones, como forma de sobrellevar el aislamiento, combinando el entretenimiento con la búsqueda de noticias. Para dimensionar lo que esto significa a nivel local, Argentina se encuentra entre los veinte países que más usuarios registra Facebook en todo el mundo, con una penetración del 82% entre la población mayor a 13 años (Informe Digital 2019, We Are Social + Hootsuite).
Con respecto al brote de coronavirus, Argentina en comparación con Alemania, Reino Unido, Corea del Sur, España y EE.UU, es el país que registra mayor cantidad de usuarios que utilizan plataformas sociales como fuentes de información sobre el Covid-19: el 53% de los argentinos accede a noticias desde Facebook, el 50% desde WhatsApp, el 46% desde Youtube y el 31% desde Instagram. (Navigating the 'infodemic', Reuters. Abril 2020).
El crecimiento de la conectividad y consumo de información a través de redes sociales es una tendencia que se afirma, pero que también exige un análisis crítico sobre cómo las personas consumen la información que reciben. En los últimos años, las plataformas sociales se convirtieron en sitios no solo de entretenimiento sino también de divulgación (voluntaria o bien intencionada) de fake news.
Justamente la propagación de información falsa tuvo su alza al comienzo de la pandemia, y si bien en Argentina la mitad de la población se informa a través de redes sociales y mensajería, la percepción de confianza del contenido tiene una respuesta crítica. El 45% de los encuestados por el Instituto Reuters afirma haber visto contenido falso en plataformas de mensajería y el 43% en redes sociales (Navigating the 'infodemic', Reuters Oxford Institute, Abril 2020).
Las fuentes confiables
La propagación de la infodemia y sus consecuencias, no es el único caso para ejemplificar el alcance y el impacto social, político y económico de las fake news. Sin ir más lejos en el tiempo, el precedente de las últimas elecciones en Estados Unidos pusieron al descubierto el manejo ilegal de datos, al conocerse que Cambridge Analytica utilizó sin permiso información privada sobre el comportamiento de 50 millones de usuarios de Facebook para realizar campaña en beneficio de Donald Trump. "El escándalo de Cambridge Analytica da el ejemplo concreto: una empresa que utilizó información que usuarios (y sus contactos) de redes sociales no sabían que habían otorgado sin restricciones para generar un bombardeo de publicidad y noticias inventadas con el fin de intentar moldear sus posiciones ideológicas", subrayó Lizzie McKee, directora de la Unidad de Ciencias del Comportamiento del Foreign Office del Reino Unido, a BAE Negocios.
El caso del proceso electoral norteamericano, es solo una muestra de cómo la difusión de la desinformación tiene un sentido clave, que apunta directamente a un tipo de usuario específico según su comportamiento. Y este hecho toma magnitud internacional, invadiendo la arena política y democrática con disputas que se dan por fuera del marco legal.
En el contexto de la pandemia, la propagación de la desinformación no se trata solamente de un hecho de responsabilidad individual. La infodemia también se propaga en discursos de dirigentes políticos, impactando en el derecho a la información de toda la ciudadanía. Tal es el caso de las acusaciones cruzadas entre Estados Unidos y China, apelando a descalificativos que normalizan información incorrecta.
¿Cómo se previenen las noticias falsas?
Varios anticuerpos deben ponerse en funcionamiento ante la presencia de una noticia falsa. El primer filtro para evitar su propagación es buscar su veracidad; es decir, el hecho fáctico. Los datos contaminados suelen corresponder a creencias u opiniones que una persona tiene. Este punto es clave, ya que nuestra vivencia en las plataformas virtuales está condicionada por el historial de nuestras búsquedas y reacciones.
Las personas que generalmente comparten fake news no lo hacen con la voluntad explícita de propagar datos falsos sino con la intención de ayudar o alertar a otros. A su vez, cuando el conocimiento sobre un tema en particular no es suficiente, se tiende a evaluar la fuente. En este sentido, según el informe realizado por el Instituto Reuters durante este mes, el 90% de los argentinos entrevistados confía en las recomendaciones sobre el coronavirus brindadas por expertos (médicos o científicos) y en las organizaciones internacionales de salud. Aunque también expresan poco conocimiento sobre el Covid-19. Por ejemplo, según la misma encuesta, el 64% de los entrevistados consideró la efectividad de antibióticos para tratar al virus, el 72% mencionó que comer ajo ayuda a prevenir el contagio y el 31% afirma que el virus fue fabricado en un laboratorio. Estas respuestas, que son consideradas incorrectas por los expertos, demuestran que todavía falta generar mayores herramientas de información.
La búsqueda de información confiable en tiempos de pandemia
En este contexto de incertidumbre y cambios significativos en los hábitos de consumo de las audiencias, los medios periodísticos renovaron su protagonismo. Según los análisis recientes de ComScore, la medidora de medios digitales de referencia en la industria, los medios de comunicación recuperaron la credibilidad al comienzo de la pandemia. "La prensa hoy reafirma su autoridad como fuente confiable de información y opinión. En tiempos de coronavirus, fake news por WhatsApp y cuarentenas, los medios golpean la mesa para recuperar ese terreno aparentemente perdido" (From Viral to Tribal, ComScore).
La pandemia del coronavirus generó un fuerte impacto en el consumo de medios de noticias e información. El número de páginas visitadas en la categoría "Sitios de Noticias" se incrementó en Argentina un 34% en marzo, donde los usuarios observaron 17 millones de páginas diarias más en comparación con el mes anterior y en gran diferencia al mismo período de 2019, donde el crecimiento fue solo del 5,7% (El consumo en tiempos de cuarentena, ComScore).
Ante la propagación de contenido falso o no comprobable, se observa una contracara, que es el incremento de la interacción de los usuarios con los medios periodísticos digitales por sobre otras plataformas. En el caso de Argentina, esta tendencia fue en aumento a partir del anuncio del aislamiento obligatorio por parte del presidente Alberto Fernández. Mientras que la búsqueda de información verificada, sirvió para amortiguar la propagación de fake news en redes sociales.
El comportamiento de los usuarios durante las últimas semanas estuvo vinculado según ComScore con la búsqueda de información confiable relacionada con acciones preventivas para evitar el contagio, medidas y decretos gubernamentales. También se incrementó el interés por las noticias políticas y económicas con el fin de analizar el impacto de la pandemia en el ámbito local.
La mayor proporción de la población entrevistada por el Instituto Reuters se informa por medio de diarios y sitios de noticias. En el caso de Argentina, se evidencia que el 77% lo hace a través de la televisión y el 78% ingresa mediante redes sociales. A su vez, el 67% considera que los medios periodísticos ayudan a entender el desarrollo de la pandemia.
La tendencia de mediciones de los últimos 30 días estuvo marcada por la búsqueda de "coronavirus" o "Covid - 19", lo que señala en dónde está puesta la mirada de la audiencia. A su vez, el crecimiento de la visita diaria a plataformas de medios periodísticos tuvo un aumento considerable en todos los dispositivos.
En este sentido, los medios argentinos registraron más de 100 millones de páginas vistas el 19 de marzo, día en el que Alberto Fernández decretó la cuarentena obligatoria, sin distinción de ingresos entre dispositivos móviles y de escritorio. (El consumo en tiempos de cuarentena, ComScore).
Pero no todos los medios de comunicación crecieron en este período. En este sentido, es destacable que aquellos que mantienen la tradición de brindar información confiable y precisa son los que han tomado protagonismo.
*Gerenta de Estrategia Digital
Fuente: Diario BAE