lunes, 24 de marzo de 2008

Allanaron Papel Prensa

La papelera más grande de la República Argentina está controlada por la Justicia. Según fuentes confiables, una denuncia anónima provocó el pedido de allanamiento y la toma de muestras de agua. Cuatro años después del origen de los asambleistas en Gualeguaychú llegó la hora de mirar hacia adentro.
Las palabras asambleístas, Gualeguaychú, Botnia, papeleras, pasteras, contaminación, cortes de ruta, están en boca de todos los argentinos desde hace más de cuatro años. Sin embargo, en el tratamiento de la noticia pocas veces se miraba hacia adentro de nuestro territorio para preguntarse si había aquí, de este lado de la frontera, papeleras que ocasionaban algún tipo de contaminación.

De este lado del río
Papel Prensa es una empresa de larga data en nuestra ciudad que emplea una innumerable cantidad de sampedrinos. Sin embargo, hace ya un tiempo la pastera se encuentra en el ojo de las autoridades provinciales y nacionales. Aproximadamente un mes atrás una inspección de la Dirección Provincial de Evaluación del Impacto Ambiental pasó completamente desapercibida ante la mirada de los trabajadores de la planta.
El miércoles pasado la situación fue completamente diferente. El Juzgado Federal del Dr. Villafuerte Ruso decidió dar curso a una denuncia anónima que, aparentemente, expresaba “la continua contaminación” que la papelera podría producir en aguas locales. El equipo que se dispuso a allanar la zona estaba integrado por personal del Departamento de Delitos Ambientales de la Superintendencia del Interior de la Policía Federal Argentina, pertenecientes a la División Operaciones; también participó personal del Instituto Nacional del Agua y por supuesto personal del Juzgado Federal que entiende en la causa. Se supo que parte del procedimiento implicó la sustracción de muestras de agua con el fin de detectar su estado.

Agua bien custodiada
El hermetismo que rodea el episodio es característico de una empresa de esta magnitud. Ante la noticia, este medio se apersonó en las oficinas centrales que Papel Prensa posee en la calle Bartolomé Mitre al 700 de la Ciudad de Buenos Aires. Allí en el segundo piso, lugar asignado para la recepción de los visitantes, se mostraron inquietos cuando se manifestó el motivo de la visita. Luego de varias llamadas telefónicas el hombre encargado de dar la bienvenida, indicó cual era el camino a seguir en la búsqueda de más información por parte de la pastera. En el cuarto piso de ese mismo edificio funciona la asesoría legal de la empresa. Era allí donde, según el recepcionista, los abogados de la empresa sabrían dar explicaciones sobre lo ocurrido en la planta. Al salir del ascensor sobre la derecha se encuentra la puerta con su correspondiente cartel que indica que departamento funciona allí. Era el lugar correcto. Dos personas, que se presentaron como abogados de la firma, recibieron a este medio. El plan por parte de la empresa era sencillo, responder a cada pregunta repitiendo incansablemente la misma frase: “No podemos dar ningún tipo de información, es una orden que viene de arriba”. Una frase que hasta al más avezado inquisidor le resulta difícil de refutar. Ambas personas pidieron retirarse unos minutos, poco tiempo después un abogado de apellido Guerrero se acercó para explicar que toda información sobre el episodio debería ser requerida a los ingenieros Mariani y Scarabino, ambos residentes en la Ciudad de San Pedro y ocupantes de cargos gerenciales en la planta.
Scarabino, concedió hace poco más de un año una entrevista a La Opinión e invitó a sus periodistas, por primera vez, a recorrer las instalaciones de la planta, indicando que la absurda protesta de los asambleístas entrerrianos, debería apuntar directamente a quienes tomaron decisiones de orden político, impidiendo que Botnia se instalara en la Argentina. Varios reportes periodísticos indicaban que el propio Gobernador Busti, durante su gestión anterior, había colocado con bombos y platillos la piedra basal. Eso no fue todo, por sus amplios conocimientos en materia de contaminación, afirmó que la tecnología a utilizar por los finlandeses era absolutamente superior a cualquiera de las pasteras del mundo.
Como era de esperar, la información no escasea sólo por parte de Papel Prensa.
El Juzgado Federal del Dr. Villafuerte Ruso que se encuentra actualmente de licencia, manifestó a este medio que la causa se encuentra bajo secreto de sumario y que no se podía brindar ninguna información sobre el hecho. Nadie parece tener el menor interés en brindar información que pueda perjudicar de alguna u otra manera al gran gigante del papel en San Pedro.

Autoridades pasadas por agua
En estos últimos tiempos, el medio ambiente se ha vuelto una preocupación para la mayoría de las personas sensibles que habitan el planeta. Es común escuchar hablar en los medios de comunicación del calentamiento global, del impacto ambiental que tal o cual decisión podría tener consecuencias sobre la población, etcétera. Sin ir más lejos, hace ya varios meses que existe un intento de debate en tierra sampedrina sobre un relleno sanitario que está planeándose en conjunto con las ciudades de Ramallo y Baradero. Las autoridades de nuestra ciudad convocaron a varias conferencias de prensa para explicar los beneficios y pormenores de aquel relleno que supuestamente mejoraría la condición de vida de las tres ciudades. Sin embargo, no hay, por parte del estado municipal, una política clara y concreta sobre la reducción de datos de las aguas del Río Paraná.
En gran cantidad, los especialistas en medio ambiente que son consultados acerca del impacto que las papeleras tienen sobre los ríos donde vierten sus desechos confirman que, en todos los casos, las papeleras contaminan. La cuestión a tener en cuenta es en qué medida se perjudica, qué control se ejerce sobre esta contaminación y de qué manera se pueden disminuir los efectos que los desechos tóxicos, productos del proceso de fabricación de papel, producen al medio ambiente.

La solución que no se Haya
Mientras sobre nuestras costas se produce un allanamiento con el fin de evaluar el estado del agua, del otro lado de la provincia de Entre Ríos el conflicto sigue en pie. Las últimas declaraciones de los cancilleres de ambos países deja a las claras la falta de decisión política a la hora de buscar situaciones conjuntas con Uruguay. Los dos encargados de las relaciones exteriores de los países en conflicto, manifestaron que no habría más conversaciones sobre las papeleras. Tanto uno como el otro se mostraron optimistas y pasivos, tomando la decisión de esperar hasta que la corte internacional de La Haya se expida definitivamente sobre la situación.
Sería interesante que si el conflicto en San Pedro sufre una escalada similar al conflicto suscitado en las aguas del Río Uruguay frente a las playas de Gualeguaychú, la respuesta y la acción política sean diferentes. Será entonces el momento que tendrán los gobiernos locales, provinciales y nacionales para demostrar que es sincero y honesto el interés por la preservación del medio ambiente en la República Argentina.

Fuente: La Opinión, Semanario

A 32 años es bueno recordar:
A Julio Ramos la espina se le quedó clavada. Y, aun hoy, no pierde oportunidad de quejarse. Según algunos malpensados, porque se quedó afuera del negocio. Según él, por la injusta razón de que una industria clave (la primera planta productora de papel para diarios del país, construida con el dinero de todos los argentinos y -específicamente- gracias a los impuestos a la importación de papel que pagaron todos los medios gráficos durante varios años) fue vendida con grandes facilidades a sólo tres empresas periodísticas: Clarín, La Nación y La Razón (que luego se desprendió de sus acciones).

Como las autopistas que se levantaron sobre la ciudad de Buenos Aires, Papel Prensa S.A. se convirtió así en una herencia más del Proceso.
En mayo de 1977, Clarín realizó el anunció desde su portada, con un recuadro gigante a dos columnas que ocupaba los dos tercios derechos de la primera plana. Por ese entonces no hubo cortes de rutas ni puentes, tampoco discusión acerca de la posible contaminación que esas plantas podrían causar. Nadie hablaba de dioxinas. Y los uruguayos no tenían nada que ver en la cuestión.
Clarín se ocupó de detallar en ese recuadro todos los pasos que se siguieron para la compra de las acciones de Papel Prensa. Y puso especial énfasis en aclarar que, gracias a la inyección de capital de los medios compradores, la planta iba a poder finalizarse de una vez por todas. Al final, haciendo honor al refrán que habla de la “cola de paja”, se cuidaba de aclarar: “Como surge de todo lo expuesto, la transacción se celebró a la luz pública y con el consetimiento previo y posterior del Estado (...), preservando un proyecto de interés nacional y resguardando el abastecimiento para todos los diarios de su principal insumo, en defensa de la libertad de prensa, de conformidad con una centenaria tradición argentina y respetando uno de los soportes de nuestro estilo de vida”.Poco más de un año más tarde, el primero de agosto de 1978, La Nación publicaba la tradicional fotografía con el corte de cinta. Quedaba así inaugurada la primera fábrica de papel para diarios de la Argentina. La imagen muestra a los directivos de los periódicos socios en la empresa junto a miembros del gobierno militar. Hoy, Papel Prensa sigue funcionando, a orillas del río Baradero y muy cerca de la ciudad bonaerense de San Pedro.

Nota: Algunas de las imágenes que reproducimos en el Especial Memoria han sido tomadas del libro Decíamos ayer. La prensa argentina bajo el Proceso, de Eduardo Blaustein y Martín Zubieta (Ediciones Colihue). Texto e imágenes: Visualmente

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