Veta proyecto que prohibiría a la CIA utilizar el atroz mecanismo de interrogación contra presuntos terroristas.
Por Deb Riechmann (AP)
Demócratas y activistas por la defensa de los derechos humanos criticaron hoy veto del presidente George W. Bush a un proyecto de ley que prohibía que la CIA aplicara un mecanismo de interrogación conocido como “submarino” y otras tácticas a presuntos terroristas para que revelen información.
Bush dijo que esas estrategias han ayudado a desarticular conjuras terroristas. Sus críticos consideran que algunos de esos métodos son torturas y han arruinado la reputación de Estados Unidos en el mundo.
“Este presidente tenía la oportunidad de hacer concluir definitivamente el debate sobre la tortura, pero en lugar de ello eligió dejar la puerta abierta al uso de la tortura en el futuro”, expresó la senadora Dianne Feinstein, de la oposición demócrata e integrante del Comité de Inteligencia del Senado.
Consideró que Bush ignoró el consejo de 43 generales retirados y de 18 expertos de seguridad nacional, entre ellos ex secretarios de estado y consejeros de seguridad nacional que avalaban la iniciativa.
“La tortura es una marca negra en contra de Estados Unidos”, dijo Feinstein.
El proyecto de ley habría limitado a la CIA a que sólo empleara 19 técnicas de interrogación que son utilizadas por los militares y que están detalladas en el manual de campo del ejército.
Bush expresó que vetó la medida porque es importante que la CIA tenga un programa diferente y secreto de interrogatorios para los presuntos terroristas que poseen información esencial sobre posibles conspiraciones contra Estados Unidos.
El presidente, que utilizó su discurso radial semanal para anunciar el veto, dijo que el programa había ayudado a frenar ataques contra un complejo de la infantería de Marina en Djibouti y el consulado estadounidense en Karachi, Pakistán, y planes de estrellar aviones de pasajeros contra una torre de Los Angeles o el Aeropuerto Internacional Heathrow de Londres y edificios urbanos.
“Si no fuera por este programa, nuestros servicios de inteligencia creen que al-Qaida y sus aliados hubiesen tenido éxito en lanzar otro ataque contra el territorio estadounidense”, manifestó el presidente.
La presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi dijo que la capacidad del país de ser un líder mundial depende de su moralidad, no de su poderío militar.
“Comenzaremos a reafirmar la autoridad moral intentando anular el veto presidencial la semana próxima”, dijo Pelosi.
Debido al margen de aprobación en cada cámara, sería complicado que el Congreso —que está controlado por los demócratas— pueda dar marcha atrás al veto de Bush. Es necesaria una mayoría de las dos terceras partes, y la votación fue 222-199 en la Cámara de Representantes y 51-45 en el Senado.
Bush dijo que no se opuso a la iniciativa específicamente por la técnica del “submarino”, que simula el ahogamiento. En el 2006, el ejército prohibió esa metodología y otras de aislamiento sensorial aplicadas a los prisioneros que no cooperaban. La CIA, que también prohibió la práctica en el 2006, ha admitido que utilizó la técnica del “submarino” en tres presuntos terroristas en el 2003.
El mandatario manifestó que el “submarino” no forma parte actualmente del programa de la CIA. Sin embargo, permanece aún en el manual de técnicas de la agencia secreta. La técnica puede ser utilizada, pero requiere el consentimiento del secretario de Justicia y del presidente para cada caso. Bush quiere dejar abierta esa posibilidad.
“No puedo convertir en ley un proyecto legislativo que me impediría a mí y a futuros presidentes autorizar a la CIA a llevar a cabo un programa de inteligencia legal por separado, y el tomar todas las medidas legales necesarias para proteger a los estadounidenses de un ataque”, dijo Bush en un comunicado.
El vicepresidente Dick Cheney dijo al programa “The Situation Room” de la CNN que apoyaba las decisiones sobre seguridad nacional del Presidente Bush, que incluían la aprobación del submarino juntamente con otras brutales tácticas de interrogatorio. “Estoy orgulloso de coincidir con Bush y las decisiones que ha tomado”, dijo Cheney, quien después se preguntó en voz alta: “¿Apoyaría esas decisiones hoy en día? “Por supuesto que sí, señores”, se contestó, bajo fuertes aplausos.