Zambrano asesinado: ¿En los umbrales de una nueva "era" en Jujuy?
Por Alfredo Guilarte
San Salvador de Jujuy.- Escribir. Hace rato ya, que había dejado de escribir. "Abro el Internet y veo que ServiPren se ha convertido en un diario digital vespertino que publica noticias del día, nada más. Ya no leo aquellas notas editoriales que tanto preocupaban a los políticos. ¿Qué te pasó Alfredo? ¿Finalmente te compraron o te pusieron de rodillas?." Tal, el comentario filoso, de un viejo suscriptor de ServiPren.
En aquel momento, no quise responderle. Me parecía hasta de infantil estupidez, intentarlo, siquiera. Pero hoy, ante el espanto que conmueve a Jujuy en sus fibras más íntimas, no debo, no puedo permanecer callado.
Juan Carlos Zambrano, ha sido asesinado. ¿Drama pasional? ¿Ajuste de cuentas? ¿Crimen político ejecutado por encargo? Enfocado el tema con seriedad, habrá que admitir que la trayectoria pública y privada del hombre abonaba cada una de esas hipótesis.
Por comenzar, las dos primeras hipótesis encajarían en la imagen de "hombre de la noche" que se había ganado Zambrano como productor de espectáculos nocturnos, y donde contactos con elementos de dudosa catadura le habían abierto espacio.
Tampoco era ningún secreto la "fama" del muchacho en su relación con las mujeres, una de las cuales hizo que las rejas de la cárcel se le abrieran por un tiempo, imputado de presunto abuso sexual. A la postre, sería condenado a prestar servicios sociales en APPACE...que finalmente no cumpliría en su totalidad. Empero, no dejaría de lado sus correrías nocturnas.
Ahora, veamos su perfil profesional. Siempre sostuve que Juan Carlos Zambrano era un torpedo humano teledirigido, usado a mansalva por su empleador, el senador Guillermo Jenefes. Un contundente oportunismo-al margen de lo específicamente periodístico al servicio de la comunidad, algo que nadie podría negar-fue creando la imagen de un hombre temible, a los ojos de determinados sectores políticos de Jujuy.
Y Jenefes logró así, con el tiempo, hacerse de un instrumento eficaz, al servicio exclusivo de sus intereses políticos. No sería descabellado suponer que-en tren de hipótesis- Zambrano habría sido sacrificado precisamente, por haber sido hasta puntos extremos, en aras de esos intereses políticos.
Me preocupa sobremanera, este último supuesto. En sus declaraciones a la prensa, Guillermo Jenefes intentaba erigirse en "paladín de la libertad de expresión", orientando sus capciosas expresiones hacia la hipótesis de un asesinato político.
El menos indicado para hablar de democracia y libertad de expresión, es precisamente ese hombre "bendecido" por fortuna conyugal, y cuyo vertiginoso y espectacular progreso patrimonial habría que buscarlo en antecedentes de la salvaje trituradora judicial masacrando a cientos de productores tabacaleros, o de implacables juicios contra el Estado, con jugosas sentencias "resarcitorias".
Desde el año 1.984, desapareció totalmente cualquier vestigio de libre pensamiento en los micrófonos y cámaras de Radio Visión Jujuy, empresa que Jenefes supo colocar angurriento, a los costados y detrás de cada gobierno de turno. Accedió a un cargo electivo, no por haber sido consagrado por la voluntad popular, sino por los archisabidos negocios políticos de trastienda. Y en ese contexto, Juan Carlos Zambrano se había convertido en su "brazo ejecutor", en cuanta oportunidad le fuera necesaria.
Si en verdad se tratara de un asesinato político, entonces este siniestro acontecimiento estaría mostrando de modo descarnado y sin vueltas, una sociedad política corrupta hasta las entrañas, con un poder de "disuasión" de tal dimensión, que en la prensa –de hecho así es- estaría prohibido pensar, prohibido decir, prohibido informar, prohibido opinar, bajo pena de muerte. El cadáver de un periodista tendido sobre la acera, no podría ser reflejo más dramático.
Que en Jujuy la Democracia es toda una fantochada montada por un espectro político hipócrita y despojado de toda pureza ideológica y escrúpulos, solo los miopes ciertos o premeditados, pueden ignorar.
Por estas horas, estoy recibiendo y leyendo comunicados políticos "repudiando" el asesinato de Juan Carlos Zambrano, encasillándolo como "un atentado a la Democracia".
En rigor de verdad, los atentados a la Democracia se vienen sucediendo cotidianamente, de un modo u otro, y no solo desde las esferas oficiales.
Atentado a la Democracia implica no advertir desde la oposición, con exacto sentido de la oportunidad y no del oportunismo, las cosas que están mal y se pueden corregir. También es un atentado a la Democracia, el silencio solapado, artero.
Una irrefrenable sensación de repulsión me invade, al leer esos comunicados políticos de "repudio" a un crimen que-si fuera político-pudo haberse evitado, mediante un sereno llamado a la reflexión y a la cordura.
Si la muerte del periodista hubiera sido producto de un "encargo", estaríamos en los umbrales de una nueva "era" en Jujuy, llevando las amenazas al terreno de los hechos consumados. Estaríamos ante una sociedad política en acelerado proceso de descomposición.
Años atrás en épocas del siniestro ferrarismo el recordado colega Toty Véliz, me comentaría que "el diputado... me dijo que si no me callaba la boca, pagaría quinientos pesos para hacerme boleta. ¡mirá que baratos salimos los periodistas, ja ja ja..."
Me permito no mencionar expresamente el nombre de aquel legislador, sencillamente porque el blanco de aquella presunta amenaza, hoy no está entre los vivos. Pero de todos modos, guardo el convencimiento de que aquel hecho, habría sido real.
Y lo real, hoy, es un Periodista alevosamente asesinado. Me duele, Zambrano. Me duele y enerva el silencio. Me duele Jujuy. Y tengo miedo.
Fuente: ServiPren