Si Wal-mart quería reforzar su mala reputación por cómo trata a sus trabajadores, ciertamente lo esta logrando con su respuesta a una ex empleada.
Como CNN informó, Debbie Shank era una empleada de Wal-mart cuando fue atropellada por un camión hace ocho años. Ese accidente la dejó con una grave lesión cerebral. La mujer de Missouri tiene que utilizar una silla de ruedas y vive en un asilo.
La familia Shank ganó un millón de dólares en un acuerdo con la empresa. Sin embargo tras pagar las facturas legales, según los informes les quedaron $417.000. Ese dinero estaba dedicado para la atención a largo plazo de Shank. Eso es lo que su esposo pensaba.
Según una cláusula en el plan de salud de Debbie Shank, Wal-mart tiene derecho, en caso de un acuerdo económico, a recuperar los gastos que el plan aportó. Dos cortes sentenciaron a favor de este gigante de mil millones de dolares de ventas al detalle. El pasado verano, poco después de que los Shank perdieran su apelación, su hijo murió en Irak.
De acuerdo a los expertos legales, Wal-mart no está autorizado a reclamar los $470.000 que dice le deben los Shank. La decisión de la corte permite a Wal-mart cobrar solamente los $200.000 que quedan en el fondo para Debbie.
Eso está ahogando a una familia que ha sufrido una tragedia tras otra. El esposo de Shank dice que tuvo que divorciarse de su esposa para que ella pudiese recibir más dinero de Medicaid. El tiene que mantener a otro hijo.
Wal-mart ha invertido muchísima energía y dinero presentándose como una corporación a favor de los trabajadores. Sin embargo, sus ejecutivos parece que no pueden encontrar la forma —o el corazón— para hacer la vida de los Shank menos dolorosa. Qué vergüenza para Wal-mart.
El caso de Shank es otro desafortunado recordatorio sobre la urgente necesidad de una reforma del sistema de salud. Permitir que familias se hundan en la desesperación es inaceptable.
Fuente: El Diario