Cuántos pensamientos empañados por lágrimas se entrecruzan en estas horas de profunda congoja y tristeza. Tanta impotencia acumulada es difícil de soportar. En un estado emocional de tales características resulta complejo clarificar pensamientos, pero la necesidad de respuestas inmediatas y el deseo de “nunca más” llevan a redoblar esfuerzos.
Surgen entonces, interrogantes que se unen en el sentir de una comunidad conmovida hasta sus fibras más íntimas, interrogantes que seguramente en horas se presentarán ante autoridades como exigencias surgidas del imperio de una ciudadanía que anhela vivir en paz y con la plena seguridad de que sus derechos elementales no serán cercenados por nada ni nadie.
Se sabe del cada vez más agudo ingenio delictivo. ¿Pero todos los hechos reñidos de las reglas de convivencia y el respeto por la vida son imprevisibles? La respuesta es un no rotundo.
A diario instituciones intermedias, organizaciones civiles, centros vecinales, asociaciones y particulares, se encargan de hacer notar y advertir sobre el estado de vulnerabilidad en que los jujeños viven sus días. Por lo tanto, las medidas preventivas bien pueden ganar en eficacia si se atiende con responsabilidad esos llamados de atención que ininterrumpidamente surgen desde diversos sectores de la comunidad.
El triste episodio que hoy impacta en los jujeños no deja espacio para el consuelo. Lamentablemente, se suman otros datos de la realidad que agudizan el dolor. La Asociación Jujeña de Trabajadores de Prensa (Ajutpren) en febrero último pidió al Ministerio de Gobierno y Justicia de la Provincia se acentúen las condiciones de seguridad para los hombres y mujeres que ejercen el periodismo, planteo que duerme el sueño de los justos, un llamado de atención que bien pudo evitar las lagrimas que hoy se derraman.
Por estos días, la maldita inseguridad volvió a golpear a los jujeños, apagando la vida de Juan Carlos Zambrano, hombre público, de profesión periodista. Inseguridad que anteriormente también conmovió a la opinión pública con casos de personas que hoy están desaparecidas o macabros hallazgos de cuerpos sin vida, la mayoría de ellos sin respuestas ni esclarecimiento a la fecha. Precisamente falta de respuestas que lleva a miles de personas, las mismas que ayer espontáneamente despidieron los restos de Zambrano, a descreer de la hipótesis de crimen pasional y reclamar una profunda investigación volcada hacia el móvil político.
Editorial del Diario Pregón
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