Es muy interesante la imagen que tienen algunos medios de prensa sobre una clase, un/a docente y los errores. Denuncian escandalizados que una maestra confunde una v con una b (aunque inmediatamente lo corrige y además explica por qué corresponde b y no v) o que el resultado de un cálculo no es el correcto (de nuevo, la docente borra, explica el error y anota el número correcto fijando el procedimiento).
La escuela que construyen esas notas periodísticas y esos memes que resultan de ellas no existe, sencillamente porque no existe el aprendizaje sin el error. Y por suerte, el error hermana a los/as maestros y a los/as estudiantes porque todos aprendemos de esas equivocaciones. La escuela propone un proceso de construcción colectivo en el que los saberes circulan en muchas direcciones, en el que está permitido no saber y está bien equivocarse porque de esos errores nace conocimiento común.
Por suerte la escuela no es como algunos medios de prensa, que despidieron hace décadas a todos sus correctores/as “para ahorrar” y salen ahora, de tan ahorrativos, escritos en un registro indiferente a la normativa más elemental del idioma. ¡Viva el error!
Laura Sirotzky, subsecretaria de Educación Social y Cultural del Ministerio de Educación, quien tiene a su cargo “Seguimos Educando”, se refirió a la situación. “En 64 días de producción en vivo hubo 6 errores, que fueron corregidos en el mismo momento”, explicó en una entrevista al diario Clarín. “Con un buen abordaje del error también se construye conocimiento. Cuestionar la formación docente por estos errores es, en principio, apresurado. Los que están al frente de las cámaras son docentes reales. El desprestigio de la profesión le hace mal al sistema educativo y se deja de reconocer el enorme esfuerzo que están haciendo los docentes en este contexto en todo el país, con compromiso y profesionalismo”, agregó la subsecretaria.