El rediseño de Los Andes a un formato moderno y con un estilo renovado para ofrecer la información conserva los valores de una trayectoria de casi 137 años, en defensa de los intereses de los mendocinos, tal como lo planteó su fundador Adolfo Calle en el primer ejemplar que llegó a las manos de los lectores.
Éste es el cambio más significativo del diario en las últimas décadas. Su objetivo es afianzar la fidelización de sus lectores y anunciantes e incrementar el alcance y la profundidad de la oferta editorial. Es que los diarios son seres vivos, que van mutando junto a los hábitos de lectura y la convivencia con nuevos soportes informativos.
Tal como expresó Elvira Calle de Antequeda, cuando se realizaron las modificaciones en noviembre de 2000, todos los cambios en Los Andes han respondido a una época. “Y seguramente Adolfo Calle hubiera sido el primero en proponerlo, porque él era el símbolo de la transformación y el progreso”, aseveró la entonces presidente del Directorio. Y apuntó: “Decía André Malraux que la tradición no se hereda, se conquista. Y todo cambio como éste, hace a la conquista de nuestra tradición. Como un golpe de martillo en el bronce incandescente que es nuestro futuro”.
En la mesa del café, el taxi o el escritorio de trabajo, diario Los Andes seguirá manteniendo su presencia, aunque con un formato más cómodo para la lectura de sus seguidores.
Nuevas tipografías, elementos que favorecen la lectura rápida, textos distribuidos en cinco columnas por página son las líneas directrices para esta nueva etapa de diario líder de Mendoza.
Menos es más
Hoy, Los Andes le dice adiós al formato sábana con el que nació, aunque a lo largo de la historia tuvo diferentes ajustes. ¿Por qué se llama sábana ese formato? Al parecer el nombre viene del uso que le daban las personas en situación de calle: se arropaban con ellas por la noche a modo de sábanas.
El tabloide es un tipo de periódico con dimensiones menores a las convencionales sábanas, con un ancho menor a 30 cm y que no suele pasar de los 40 cm de alto, aunque hay variaciones. Además, buscan tener abundantes fotografías, infografías e ilustraciones.
El término tabloide proviene de la palabra inglesa “tabloid”, que es la marca del comprimido medicinal más exitoso, registrado por la empresa Burroughs Wellcome & Co en 1884. A partir de ese momento, el vocablo se popularizó y comenzó a utilizarse para referirse, entre otras cosas, al periodismo comprimido con historias compactas, simplificadas, de lectura fácil y rápida.
Este formato, que se usó por primera vez en 1919, se extendió por Europa hacia fines del siglo XX, cuando los diarios sábanas decidieron compactarse. Esa revolución empezó en Suecia con la aparición del diario Metro, de circulación gratuita, que es el principal diario de Estocolmo. Luego, en 2003 The Independent fue el primer diario sábana que, al menos en Gran Bretaña, entendió que los lectores preferían el formato menor. The Times, Daily Telegraph y The Guardian continuaron y reforzaron la tendencia que también llegó a América Latina y, por supuesto, a la Argentina.
“Durante años he trabajado en la migración de la sábana al tabloide. Y cada vez que se ha hecho, los lectores no sólo han aplaudido el cambio, sino que han considerado absurda la veneración de la sábana por parte de nuestra industria”, escribió el consultor y asesor Jim Chisholm, en el estudio “Construir el futuro del periódico”. En tanto, otros gurúes del diseño de los medios gráficos vaticinaban a principios del siglo XXI que en 20 años no quedarían más diarios impresos en el tamaño sábana.
Este formato en sí, tiene más ventajas que inconvenientes, que benefician tanto a lectores como a editores:
- Practicidad y comodidad. Dar vuelta una hoja es más fácil en cualquier situación de la vida cotidiana. Sensación de mayor orden a la hora de plegarlo y guardarlo.
- Atrae a más y nuevos lectores, por ser más cómodo.
- Facilita la lectura. Requiere menos tiempo de lectura.
- Orden. “Se desordena” menos. Menos filas en un número casi igual de columnas hacen posible un diseño en el que siempre será prioritario lo que el editor considere más importante, al margen de las costumbres de lectura de los usuarios.
- Reduce los costos de impresión y opitimiza el uso de papel, lo que permite enfocar los recursos disponibles en la elaboración de más y mejores contenidos para audiencias exigentes.
- Se mejoran los tiempos de impresión, un aspecto que agiliza los procesos industriales y de distribución: el diario llega antes a las manos de canillitas y lectores.
Los Andes con nuevo formato: un diario, su forma y su sustancia
El diario emprende hoy uno de los proyectos más desafiantes de su rica y vasta trayectoria junto a Mendoza: la modificación del formato de su edición impresa.
Se imaginan un mundo en que el que nunca nada haya cambiado? Imposible. En rigor, el cambio fue, es y será el motor de la historia. La búsqueda obsesiva y sin pausa de satisfacer las necesidades de los hombres y mujeres del planeta. Pero seguro, lo que más nos impacta del presente no son los cambios, sino la velocidad en la que suceden. En ese escenario, Los Andes emprende hoy uno de los proyectos más desafiantes de su rica y vasta trayectoria junto a Mendoza: la modificación del formato de su edición impresa.
A lo largo de sus 136 años de vida, y en numerosas ocasiones, diferentes aspectos del diario preferido por los mendocinos han mutado. Su logotipo, sus tipografías, su ordenamiento y arquitectura, su encolumnado, el nombre de las secciones... Pasó del plomo al offset, incorporó el color, “saltó” a las plataformas digitales. Creció. Pero ésta quizás sea una de las transformaciones más significativas, más contundentes. Implica una experiencia física, visible, tangible, como el café o el primer mate de la mañana. Es -hay que decirlo- más amigable y más cómodo. Sin embargo -vale aclararlo- no renuncia de ningún modo a su apuesta a la lectura profunda, reflexiva y argumentada, que sigue siendo la mayor fortaleza para quienes prefieren el papel como soporte de la información y el periodismo de calidad.
Si bien se trata de un cambio de forma, ha sido ésta también una buena oportunidad para revisar los contenidos, sus alcances y la manera en la que se presentan. Más allá de la adecuación del diseño, que es un factor clave, se trabajó con una premisa básica: mantener y reforzar aquellos espacios más valorados por el público y proponer temáticas y abordajes aggiornados, pensando sobre todo en los asuntos que mejor sintonizan con la agenda ciudadana del siglo 21.
En las redacciones suele decirse que no hay textos largos ni textos cortos, sino bien o mal escritos. Hay notas buenas o notas malas. Noticias chequeadas o repetidas de otra fuente. En ese trabajoso camino seguirá transitando la labor de cada día. Reflejando lo que dicen, hacen y sienten los mendocinos en toda su diversidad, apoyados en una marca que el paso del tiempo ha fortalecido, incluso en las situaciones adversas como la que ahora enfrentamos los argentinos.
Grandes o chicos, de derecha o izquierda, referentes o populares, los diarios impresos han sido pilares fundamentales de la construcción democrática y republicana. Hoy comparten esa función con otras plataformas y formatos. Enhorabuena, que así sea. Porque lo importante es respetar y enarbolar el pluralismo, la libertad de elegir. Y eso no es cuestión de la forma, sino de la sustancia de una organización periodística. Es, en definitiva, la más honesta línea editorial que un medio como Los Andes puede ofrecer a su audiencia y comunidad.
Fotos: Ignacio Blanco
Fuente: Diario Los Andes