Martín Bonavetti, director ejecutivo de Canal 7
Para pensar en el futuro siempre es bueno repasar el pasado. Una de las opciones es analizar lo que sucedió entre la radio y la televisión. En ningún caso la radio desapareció luego de la avasallante aparición de la TV. Pero sí se resignificó y debió adecuar el perfil de sus propuestas. Algo similar pasó a partir de la convivencia de la TV de aire y la de cable. Hoy caminamos hacia la convivencia de una multiplicidad de plataformas y contenidos. Se tiende hacia una mayor variedad de soportes audiovisuales, que expresarán muchísima más diversidad.
La plataforma también condiciona las formas de consumo. Al menos hasta el momento, los contenidos audiovisuales que tienen más éxito en Internet son breves. Difícilmente superen los tres minutos. Hoy puede verse TV por una computadora y en breve también será masivo en celulares. Pero la oferta en sí misma no garantiza un éxito inmediato de audiencia. También se necesitarán cambios culturales para disfrutar de contenidos de mayor desarrollo. Por ejemplo, una persona puede ver el último gol de su equipo favorito por un celular, pero difícilmente deje de lado la televisión para ver un River-Boca con sus amigos.
Estas costumbres marcadas por la psicología y usos sociales determinarán perfiles de consumidor que indudablemente impactarán en las pautas publicitarias y los perfiles que adquirirán los diferentes medios, incluida la televisión.
La mayor oferta y orígenes de contenidos nos obligan a imaginar un futuro más auspicioso. Hoy vemos que la gente desafía el toque de queda en Egipto a través de las redes sociales. Es apenas un ejemplo, pero particularmente revelador. Los grandes monopolios y grupos dominantes sufrirán un desafío muy importante y su declinación sería a favor de una mayor democratización de la información.
Fuente: Miradas al Sur